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OPINIÓN: ¿Mitt Romney ganó terreno en la Convención Republicana?

Analistas y colaboradores de CNN opinan acerca del discurso de aceptación de Romney el jueves pasado
dom 02 septiembre 2012 04:28 PM
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Mitt Romney, el candidato presidencial republicano, ofreció su discurso de aceptación en la última noche de la Convención Nacional Republicana en Tampa. La tarde también contó con los discursos del senador Marco Rubio, de Florida, quien presentó a Romney; de la estrella de cine Clint Eastwood; y el ex gobernador de Florida, Jeb Bush.

Los colaboradores de CNN y analistas ofrecen estos análisis de la tarde:

Julian Zelizer: Mitt Romney, solucionador de problemas

Mitt Romney tuvo que cumplir tres objetivos en su discurso del jueves por la noche: Tuvo que presentarse ante la nación, tenía que explicar por qué es una mejor alternativa que el presidente Obama, y necesitaba subrayar su visión de la nación para los próximos cuatro años.

En un discurso sólido, aunque no excepcional, Romney avanzó en todos los frentes. Se abrió al compartir su religión, así como a su familia. Su discurso mostró que Romney es más que un capitalista desalmado, al ofrecer una narrativa alternativa de él como un solucionador de problemas.

Hasta esta noche, todos los oradores, incluidos el gobernador Chris Christie y el representante de Wisconsin, Paul Ryan, hablaron sobre la necesidad de tomar más decisiones duras. El discurso, y un filme biográfico, presentaron a Romney como la persona que podría estar al nivel de este reto. 

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Romney también tomó una postura más agresiva hacia Barack Obama, al describirlo como un líder que había hecho grandes promesas pero que falló al cumplir lo que los estadounidenses más necesitan: crear empleos y sanar las divisiones políticas.

Al comparar a Obama con el presidente Carter, completó la imagen que los republicanos habían pintado de la Casa Blanca durante la convención: una descripción del presidente como alguien que se niega a tomar decisiones difíciles y quien no tiene un plan viable para fortalecer al país.

La mayor debilidad del discurso vino con el reto final, mientras que Romney ofreció solo una vaga imagen de lo que haría en cuatro años para revitalizar el estado de la nación. Prometió tener un plan, pero la esencia del plan permanece incierta. En los meses siguientes, éste es el gran reto para el candidato republicano si es que quiere ganar la Casa Blanca.

Julian Zelizer  es profesor de historia y asuntos públicos en la Universidad de Princeton. Es el autor de Jimmy Carter y del nuevo libro Governing America.

Maria Cardona: Buenas líneas, eslóganes vacíos... No hay venta

El discurso de Romney se desarrolló con las entonaciones correctas y rachas de aplausos, e incluso algunos momentos de ojos llorosos cuando habló de su madre Ann Romney. Pero su frase sobre que Estados Unidos necesita hacer algo grandioso, "¿necesitas a un norteamericano?" ¿Un mensaje a los birthers, grupo que cuestiona el lugar de nacimiento del presidente Obama?

Moronas retóricas de las mujeres, inmigrantes, cubanos y evangélicos ultra derechistas es lo que escuchamos decir a Romney la noche del jueves. Y una verborrea de las Mejores críticas de Obama, incluyendo cómo el presidente Obama casi no tenía experiencia en los negocios cuando tomó la presidencia. ¿Cuántos años de experiencia tiene Paul Ryan, el hombre que sería vicepresidente?

También mencionó su experiencia en Bain Capital, lo que dará a los demócratas la oportunidad de  repetir sus afirmaciones  de que algunas compañías en las que invirtió estaban llenas de deudas y cerraron, y que los trabajadores perdieron sus empleos, pensiones y seguro médico.

Habló de la creación de 12 millones nuevos empleos pero no dijo cómo. ¿Esos empleos serán los que dejarían los 12 millones de inmigrantes indocumentados que quiere que se auto-deporten?

Las cinco ideas de las que sí habló fueron eslóganes vacíos de los que no habló mucho. ¿Y el quinto acerca de recortar los impuestos y regulaciones para las pequeños empresas? Debería de tener los récords del presidente correctos y entender que ha habido  18 recortes de impuestos para los pequeños negocios  y que ha habido menos regulaciones en los negocios en estos tres años que en el primer periodo de la administración del presidente George W. Bush.

Algunas buenas líneas, no un gran discurso, y sospecho que no movió la aguja de una manera significativa para las mujeres, latinos o independientes o hiciera mucho para realmente humanizar a Mitt Romney con los electores está por verse.

Maria Cardona  es una estratega demócrata, principal en el Dewey Square Group, exconsejero experto de Hillary Clinton y ex director de comunicaciones del Comité Nacional Demócrata.

David Gergen: Qué le falto a Romney 

Los verdaderos juicios del éxito de la convención de los republicanos vendrán de los electores, no de nosotros desde la galería. Sin embargo, con la tercera y última noche en los libros, vale la pena considerar los resultados de su discurso, el arco climático de la tercera noche, y la convención en general.

Con respecto al discurso, es posible que la descripción sin mayor chiste de su viaje personal —especialmente sus invocaciones de una Norteamérica Norma Rockwell— lo humanizara atrajera a las mujeres que han estado inconformes con el presidente Obama, pero preocupadas de que Romney sea un insensible, rico, elitista, vaquero corporativo que no tiene compasión para los menos afortunados. Implacables anuncios negativos en su contra en las últimas semanas han dejado esa impresión. Probablemente el éxito más grande de su convención republicana es que reveló a un Romney diferente, mucho más decente, quien sí se preocupa por los demás.

En ese sentido, la dirección del discurso de aceptación podría ser un clímax que valga la pena de un esfuerzo de tres días para retratarlo con una mejor luz. Eso podría ayudar a reducir la brecha de género que está reteniendo su candidatura.

Como alguien que está profundamente preocupado sobre los próximos cuatro años para EU, el discurso fue una decepción desde el punto de vista sustancial y retórico. Apenas la noche anterior, Paul Ryan había aterrizado la idea de que la mancuerna Romney-Ryan estaba lista para tomar decisiones difíciles y valientes  que desatarían a una Norteamérica dinámica. Romney simplemente no iba hacia allá el jueves por la noche: No hubo opciones rudas, ni llamados para nuevas políticas, ni detalles acerca de cómo lo va a lograr. En cambio, él declaró —sin ninguna evidencia para apoyarlo— que la presidencia de un Romney creará 12 millones de empleos en los próximos cuatro años. Y que ningún presidente lo ha logrado, uno podría pensar que habrá un plan de juego convincente para lograrlo. En cambio ofreció una pequeña lista de compras de cinco ideas —muchas de las cuales ofrecería George W. Bush— y ahí la dejó. Lo siento, pero eso no fue ni valiente o rudo.

Retóricamente, el discurso fue sólido pero no comprometido. Tenía corazón pero le faltaba alma. Mario Cuomo dijo que los políticos hacen campaña con poesía y gobiernan en prosa, en este caso todo fue prosa. No había ni una trompeta clara, ni siquiera estaba claro cuál sería el texto principal para la prensa. Si Bill Safire aún estuviera vivo y editando su antología de grandiosos discursos, seguramente escogería el de Ryan sobre el de Romney.

Probablemente los electores tendrán una impresión más positiva de la que yo tuve y se reúnan con Romney por montones. Si es así, mis respetos al equipo del republicano por descubrir el humor político de hoy mucho mejor  que cualquiera de nosotros que estábamos observando desde la banca. Pero si erraron, la noche del jueves  se recordará como la mayor oportunidad echada a perder de la campaña.

Con respecto a la convención en general, su mayor éxito pudo haber sido hacer más cálido a Mitt Romney. Desde el emotivo discurso de Ann Romney del martes por la noche acerca de su marido hasta los testimoniales cargados de emoción del jueves, acabando con una película y después su propio recuento de la historia de su vida, aparentemente la convención hizo bien al borrar las impresiones creadas por el bombardeo de publicidad negativa que ha tenido. Lo que le faltó a la convención sobre planes convincentes para el futuro, fue compensado por la imagen humanizada del nominado del partido.

Pero para evaluar la coreografía de la convención, no se puede ignorar la bizarra manera en la que se llevó a cabo la última noche de la convención. Los organizadores planearon para las 10 de la noche una serie de testimoniales inspiradores acerca de Romney —ese fue el espectáculo fuerte—. Cuando estaba llegando al final, y cuando salieron los créditos, los organizadores pudieron haber mostrado su filme y desaparecido a Romney inmediatamente después. Eso hubiera sido un jonrón.

En cambio, por razones que no se pueden explicar, los organizadores en punto de las mágicas 10 de la noche pasaron de una de las mejores horas de la convención (los testimoniales) a una de las peores medias horas de tiempo estelar que recuerde.

Tener a Clint Eastwood en el escenario fue una idea increíble (yo soy un gran fan), ¿pero quién en el equipo de Romney toma responsabilidad por lo que pasó después? Fue triste y penoso ver a uno de los ídolos estadounidenses en los minutos que siguieron. La gente en sus casa no tenían idea de lo que estaba pasando.

Y después vino Marco Rubio, quien puso de pie a la gente de la sala, pero cuyo discurso —más acerca de él que de Romney— realmente debió de haber sido colocado en otro lado del programa.

El resultado neto fue que Romney no llegó al escenario sino hasta las 10:33 más o menos y sin ninguna presentación fuerte. Aún no sabemos si ya se habían ido muchos observadores para entonces, pero de cualquier manera fue tiempo desperdiciado. La hora asignada por  las cadenas de televisión para el discurso de aceptación es una de las más preciadas de la política. Es la oportunidad que tiene un partido político para participar en una conversación directa con los norteamericanos. Haberla orquestado tan mal y después del discurso de aceptación que estuvo bien pero no grandioso, hubo una rara manera de terminar las cosas, lo cual pudo haberle costado a la campaña de Romney el momento de mayor brillo que necesitaba de esta convención.

David Green  es un analista político experto de CNN que ha sido consejero para cuatro presidentes. Graduado de la Escuela de Leyes de Harvard, es profesor de servicio público y director del centro de Liderazgo Público en la Escuela de Gobierno de Kennedy de la Universidad de Harvard. Síguelo en  Twitter .

Erick Erickson: Mitt Romney cerró el trato

He sido bastante abierto acerca de que pienso que las posibilidades están en contra de Mitt Romney  en el 2012, pero anoche creo que sus posibilidades de ganar mejoraron significativamente. 

Durante esta semana Mitt Romney y Paul Ryan han tenido que hacer tres cosas: 1. Reasegurarle a los votantes independientes que está bien que les guste Barack Obama más que Mitt Romney; 2. Reasegurarle a los votantes independientes que está bien que hayan votado por Obama en el 2008; 3. Reasegurarle a los votantes independientes que está bien querer despedir ahora a Obama por el desempeño de su trabajo.

Anoche Romney cerró el trato. La campaña de Romney está bastante segura de que mientras hagan que los votantes están cómodos con él, no tiene que gustarles. Los electores se sintieron cómodos con Romney.  Escucharon la historia de su papá y las rosas para su mamá. Lo escucharon recordarles a los padres que sus hijos se portarán como niños. Lo escucharon ofrecer una visión alternativa.

¿Fue escueto con los detalles? Sí, pero estos discursos siempre lo son. En el 2008, Obama prometió esperanza y cambio. Eso no fue más sustancioso de lo que Romney prometió anoche. Pero la promesa de Romney, de ayudar a las familias, se contrastó en su oración con la promesa de Obama de ver los océanos retroceder y a la tierra curarse.

Hoy, la promesa de Romney parece más factible que la de Obama.

Erick Erickson es el editor del blog conservador  RedState.com  y es un colaborador político de CNN.

Donna Brasil: La convención hechiza de los republicanos

Los electores que observaron a Mitt Romney aceptar la nominación del partido republicano a la presidencia el jueves por la noche estaban esperando la carne: cualquier visión, plan o nueva idea nueva. Pero todo lo que les sirvieron fue carne roja cocida de más: valor falso, ataques imprudentes y una repetición de políticas fallidas del pasado.

Fue un final esperado de la Convención Reinventada de Romney, en donde ni siquiera los anuncios de la Avenida Madison pudieron sacar la impresión en la mente de los votantes de que Romney es un traje vacío con experiencias en el sector público y privado que destruyen cosas en lugar de construirlas.

Ya que se les dio la oportunidad de dirigirse al pueblo estadounidense, todo el aparato del partido republicano se la pasó varios días destrozando al  presidente Obama sin ofrecer ninguna razón sustancial del porqué Romney debe ser presidente.

Chris Christie habló acerca de Chris Christie y las duras verdades que Paul Ryan no pudo explicar en ese momento. En cambio, Ryan mintió. Mucho: acerca de su plan de dar vales para Medicare y su récord fiscal que muestra que votó por dos recortes de impuestos que no se pagaron, dos guerras que tampoco fueron pagadas  y una prescripción de un regalo de medicinas para las compañías de medicamentos, que tampoco pagó.

Ninguna mención de Afganistán o los veteranos. Y Clint Eastwood le habló a una silla vacía.

Mientras tanto, el presidente Obama estaba en Colorado e Iowa, hablando con estudiantes y explicando cómo les está ayudando a millones de ellos a pagar la Universidad y así tener una hábil fuerza de trabajo para seguir siendo competitivos. Estaba monitoreando la tormenta Isaac y asegurándose de que los estados y comunidades locales contaran con los recursos federales que necesitaban para preparar y proteger al pueblo y, de paso, a la pobreza.

Y seguirá llevando su caso de reelección directamente a la gente estadounidense en la final de la Convención Demócrata en Charlotte, hablando de los grandes problemas, como la educación, economía de combustible y energía limpia, infraestructura y una reforma de impuestos responsable y una reducción del déficit. Seguirá explicando que hay un claro contraste en las visiones para el futuro para nuestro país y para las opciones en esta elección.

Los últimos cuatro años han sido acerca de tomar decisiones difíciles para ayudar al país y a la economía a recuperarse y poner los cimientos para restaurar la seguridad de la clase media.

Les falló a los republicanos hacer un caso para la presidencia de Romney en Tampa, y ahora los demócratas tienen su oportunidad de hacerla en Charlotte para Obama.

No habrá ni un solo lugar vacío o traje vacío cuando lo hagan.

Donna Brazile, colaboradora de CNN y estratega demócrata, es vicepresidenta  de registros de los electores y participación en el Comité Nacional Democrático. Es una columnista nacionalmente sindicalizada, profesora adjunta en la Universidad de Georgetown y autora de Cooking with Grease. Fue administradora de la campaña presidencial de Gore-Lieberman en el 2000.

Ana Navarro: Marco Rubio, una estrella apuntando a su futuro

Las convenciones políticas son como los Juegos Olímpicos. Suceden cada cuatro años y presentan a los mejores jugadores políticos del país. Chris Christie debía de dar un discurso digno de una medalla de oro, y en cambio nos dio un gran panzazo. La gobernadora Susana Martínez llegó como prácticamente una desconocida y ganó los corazones de los republicanos.

Las expectativas eran altas con Marco Rubio. Se le conoce como uno de los mejores oradores políticos de hoy. No decepcionó. La semana pasada, el rumor era que la campaña de Romney quería cambiar su lugar para hablar. Afortunadamente para Romney y para Rubio, él habló como estaba planeado originalmente y presentó a Romney. Éste obtuvo una de las mejores presentaciones que pudo haber esperado. Rubio tuvo la oportunidad de su vida de dirigirse a la nación.

Ofreció un profundo reporte de la historia de su familia.  Se paró en ese escenario como la personificación del Sueño Americano. Vi personas a mí alrededor limpiarse las lágrimas de sus ojos mientras que Rubio hablaba de los sacrificios que sus padres tuvieron que hacer para darla las oportunidades que ellos nunca tuvieron.

El jueves en la noche, gente de todo el país puedo observar lo que los electores de Florida conocen bien; él puso bases firmes para una posible carrera por la presidencia en cuatro u ocho años, dependiendo de los resultados de noviembre.

Los discursos de la convención pueden hacer o romper los futuros políticos. El discurso de Rubio recorrió mucho camino, aumentó su estatura y alargó su carrera.

Ana Navarro, estratega republicana y comentadora, sirvió como presidenta de campaña hispana nacional para John McCain en el 2008 y co-presidenta del Hispanic nacional para Jon Huntsman en la campaña del 2012. Síguela en Twitter en  @ananavarro

Hilary Rosen: Romney muestra su calidez pero no sus políticas

Que noche tan bizarra para la convención republicana. Es difícil imaginarse un momento más raro que el discurso de Clint Eastwood y un discurso menos halagador al presentar a un candidato que la oratoria auto referencial del senador Marco Rubio. De hecho, Mitt Romney salvó su propia noche con su discurso.

Romney necesitaba hacer dos cosas esta noche: comunicar quien es él como persona de empatía y buenas intenciones y que hace un caso de que podría ser mejor presidente que Obama. Creo que hizo lo primero decentemente pero falló miserablemente en su segunda misión.

Habló acerca de su amor y respeto por sus padres. Su admiración por su madre, quien se postuló para el senado, fue encantadora. Hasta estaba hablando dulcemente acerca de ser un padre de muchachos que pelean (¿Qué padre no se identifica con esto?). Él comunicó absolutamente un lado más humano de su usual actitud de Muñeco Ken.

Cuando intentó discutir lo que podía hacer para ayudar al país, el discurso se fue al sur. Hizo bromas incómodas acerca de haber pensado alguna vez pedirle a su iglesia invertir en Bain Capital. Se llevó el crédito de la victoria de su compañía, sin mencionar que estaba subsidiado por el gobierno, y falló en reconocer que había matado a miles de trabajos cuando estaba en Bain y de hecho creó muchos la última vez que estuvo en un puesto gubernamental.

Desde una perspectiva política obtuvimos, como mi colega James Carville lo dijo, las políticas económicas de George Bush, las políticas extranjeras de Dick Cheney y las políticas sociales de Rick Santorum. En corto, no hubo nada nuevo, y un montón de políticas que han fallado en el pasado.

Romney no hizo una venta el jueves por la noche, pero detuvo un poco el sangrado acerca de su imagen. Me imagino que los simpatizantes de Romney se enfocan en las historias personales de su discurso y, si fuera ellos, eso es todo de lo que hablaría.

¿Otro claro elemento que faltó en el escenario el jueves por la noche? Cualquier declaración pública de empatía y apoyo para nuestros ciudadanos sufriendo a través de una tormenta en la Costa del Golfo y alivio porque no fueron afectadas más personas por una tormenta que tanto temían. Ni una sola palabra de los oradores principales. Qué fríos.

Hilary Rosen, colaborador de CNN, es estratega política demócrata y exjefe ejecutivo de la Recording Industry Association of America.

Rubén Navarrete: tenemos un juego de pelota

¿En donde habían estado escondiendo los republicanos a este tipo?

Me gusta más el Mitt Romney amable, gentil y emotivo que la vieja versión. Nuca hubo duda de la competencia de Romney. Su éxito en los negocios habla por sí mismos. La economía de Estados Unidos está rota, y Romney y su compañero de carrera Paul Ryan bien pueden ser los que lo arreglen.

Romney podría ser un buen presidente. Pero no siempre ha parecido que tenga las habilidades políticas para ser electo presidente. Y desafortunadamente para los republicanos, es así como obtienes el empleo. Y por eso, no solo necesitas inteligencia y talento si no una ayuda extra de habilidades sociales.

Antes de que tomara el podio en la Convención Nacional Republicana para decir el discurso más importante de su carrera, Romney tuvo defectos, incluyendo muchos que sus oponentes en dos elecciones fueron muy amables en señalar. Muchas veces los electores lo han visto vacío,  desagradable, plástico, mentiroso e incapaz de relacionarse con las difíciles situaciones diarias de los estadounidenses.

Esa no es la persona que se presentó en Tampa. Algunas veces durante su discurso, Romney estuvo chistoso, amable, vulnerable y hasta encantador. Parecía trabarse cuando hablaba de sus padres, su esposa y sus hijos. Y ofreció  líneas como estas:

"Esos no fueron los días más fáciles: demasiadas horas largas y fines de semana trabajando, cinco hijos jóvenes que parecían tener esta necesidad de recrear un nuevo mundo cada noche. Pero si nos preguntas a Ann y a mí lo que daríamos por evitar una pelea más entre esos muchachos o levantarnos en la mañana y descubrir una pila de niños dormidos en nuestro cuarto, bueno, cada mamá y papá sabe la respuesta a eso".

Si Mitt, danos más de eso. Los norteamericanos  quieren un presidente  que los guíe a la prosperidad y los mantengan a ellos y a sus familias a salvo en este impredecible mundo peligroso. Pero también quieren a alguien que les caiga bien, con quien identificarse con sus problemas y que los inspire a algo mejor. El viejo Mitt no transmitía eso. El nuevo si lo hace.

Tenemos un juego de pelota.

Rubén Navarrete es colaborador de CNN y un columnista sindicado nacional con el Grupo de Escritores del Washington Post. Síguelo en Twitter:  @rubennavarrete

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