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Competitividad en el entorno comercial

La crisis de 2008 obligó a replantear la producción en varios países, dice Luis Ricardo Rodríguez; la industria automotriz en México se ha vuelto un ejemplo de competitividad en producción.
mié 05 septiembre 2012 06:02 AM
México es actualmente el 8vo productor mundial de vehículos. (Foto: Archivo)
carros mx (Foto: Archivo)

A raíz de la crisis global de 2008, cuyos estragos persisten y parecieran perpetuarse en varias economías del mundo, hemos advertido una tendencia en las empresas transnacionales de analizar y replantearse sus esquemas de operación.

Las condiciones de emergencia económica han invitado en unos casos, y obligado en otros, a analizar la situación actual de los mercados internacionales con el objeto de identificar oportunidades que permitan a las empresas acentuar sus fortalezas y en la medida de lo posible, prescindir de los lastres a la productividad y eficiencia que podrían verse cobijados con números negros en épocas de bonanza.  

Este replanteamiento puede materializarse en una simple revisión a su plan de negocios con el objeto de identificar las estrategias que permitan volverse más eficientes y productivas, o inclusive en algunos casos, conlleva a una introspección profunda cuyo resultado es abandonar una línea de negocio que ya no resulta rentable y reorientar sus recursos a nuevos bienes y servicios.

Se percibe que en la actualidad este análisis resulta un reto más complejo de lo que pudo ser en otras épocas de crisis. Como se recordará, en los albores del presente siglo, muchas empresas reubicaron sus instalaciones de manufactura en China para poder tomar ventaja de la mano de obra barata que ofrece ese país. En esa misma época, India tomó el liderazgo global como un destino natural para los Centros de Servicios Compartidos (CSC) y de procesamiento de información económica y financiera.

A más de una década de distancia, vemos que las empresas que llevaron a China sus procesos productivos pensando en obtener ahorros en la mano de obra, en muchos de los casos están reconsiderando esa estrategia.

De igual manera, vemos que las ciudades con mayor población en nuestro país y las principales de la frontera Norte, han captado un número importante de empresas que establecen allí sus CSC, atención a clientes, y en general de servicios administrativos.  

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De nuevo, la justificación de dichas estrategias es optimizar costos en la manufactura y prestación de servicios con el objeto de que éstos resulten más competitivos en los mercados de destino.

Sin embargo, en la industria automotriz fuimos testigos de los resultados que pudieran tener estas estrategias en la nueva realidad global. Ante la optimización de costos de sus operaciones de manufactura, la industria automotriz en México se ha vuelto un ejemplo de competitividad en lo que se refiere a la producción de vehículos ligeros.

A manera de ejemplo, cabe mencionar que México es actualmente el octavo productor mundial de vehículos , detrás de China, Estados Unidos de Norteamérica, Japón, Alemania, India, Brasil, y Corea, del Sur.

Sin embargo, tal y como se demuestra en el Estudio de Alternativas Competitivas 2012 de KPMG, los costos para producir vehículos en México son más favorables que Estados Unidos de Norteamérica, Japón, Alemania y Brasil. Esto evidencia el potencial que tiene dicha industria en México para atraer nuevas inversiones.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Economía, de 2000 a 2010 México incrementó dramáticamente su producción de un millón 939,941 a dos millones 347,524 unidades. Lo que representa un incremento de 21%, mientras que las exportaciones crecieron 32.5% (de un millón 450,932 a un millón 922,171 unidades).

Ante este fenómeno, el Gobierno Mexicano tuvo que renegociar el acceso preferencial al amparo del Acuerdo Latinoamericano de Integración (por sus siglas, ALADI), con su homólogo de Brasil a los automóviles mexicanos a ese país, debido a que representaba una amenaza a su industria nacional.

Lo anterior, en el entendido de que el mercado brasileño resulta sumamente atractivo para las plantas automotrices existentes y representa también un importante mercado para aquellas empresas que se encuentran evaluando a México como destino potencial, por lo que el Gobierno mexicano se vio obligado a negociar una limitante progresiva a sus exportaciones a dicho país (cupo).

De igual manera, como condición se acordó incrementar el contenido regional de los insumos originarios de México y Brasil en los productos en cuestión, para alcanzar inclusive un 45%.

Similares peticiones han formulado otros gobiernos con respecto a las exportaciones mexicanas de vehículos automotores ligeros con los que necesariamente nos lleva a cuestionar la validez y efectos vinculatorios de los pactos comerciales y en su caso, de las medidas regulatorias que deberán emprenderse ante el incumplimiento de las obligaciones contraídas.

En el caso de Argentina , el Gobierno determinó unilateralmente cancelar el acceso preferencial negociado con México al amparo del ALADI, iniciando lo que seguramente será un conflicto relevante para el intercambio comercial de dichos países. 

Así, resulta claro que los mecanismos que se tienen actualmente al alcance pudieran resultar insuficientes para poder entablar denuncias y buscar compensación para los casos en que un país incumpla las obligaciones contraídas en un acuerdo comercial.

* El autor es socio de Ubicación y Expansión de Negocios en KPMG México.

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