OPINIÓN: EU tiene una oportunidad para forjar lazos con Venezuela
Nota del Editor: El reverendo Jesse Jackson, activista de los derechos civiles desde hace mucho tiempo, es fundador y presidente de Rainbow / PUSH Coalition y fue colaborador del reverendo Martin Luther King Jr.
(CNN) — El pasado jueves por la noche regresé a Caracas para participar en el funeral de Hugo Chávez, presidente de Venezuela desde 1999 hasta su deceso. La muerte de Chávez captó la atención del mundo con renovado vigor e interés.
Él irrumpió en la escena mundial con su victoria presidencial en 1999.
Desde entonces, hasta su cuarta reelección en enero ─y mientras estaba en Cuba luchando contra el cáncer que le quitaría la vida─ estuvo concentrado en forjar una nueva Venezuela socialista.
Esto le trajo muchos amigos y defensores dentro del país y en el extranjero, sobre todo entre las poblaciones más pobres de Venezuela y del hemisferio. Otras potencias mundiales demonizaron a Chávez e intentaron aislarlo, al estilo Fidel Castro en Cuba, a una escala global.
Pero creo que la negociación pacífica y constructiva debe prevalecer sobre el aislamiento y la demonización.
Por eso visité Venezuela en 2005, justo después de que el reverendo Pat Robertson pidiera el asesinato de Chávez. Hizo crecer una serie de voces extremistas para buscar una manera de "lidiar con Chávez".
Ese tipo de retórica acalorada no tiene un propósito productivo.
Fui a hablar con Chávez; hablé con líderes religiosos judíos en Venezuela. También con los afrovenezolanos. Aprendí acerca de la transición que se llevaba a cabo, de los viejos regímenes de repúblicas bananeras a los nuevos líderes, con ideas frescas, como Chávez, en Venezuela, Luiz Lula da Silva, en Brasil, y Juan Manuel Santos, en Colombia. Busqué no exaltar las diferencias ni promover la división, sino el terreno común.
Por eso fui a Iraq para conversar con Saddam Hussein en 1990, cuando invadió Kuwait, y convencerlo de que no tenía sentido mantener a cientos de estadounidenses y ciudadanos de otros países como “escudos humanos”. Él los liberó.
Por eso fui a lo que quedaba de Yugoslavia, en medio de las llamas de la guerra en 1999, para hablar con Slobodan Milosevic para persuadirlo de liberar a tres soldados estadounidenses secuestrados. Lo hizo.
Y por eso fui a Cuba en 1984 –desde hacía mucho bajo un bloqueo sinsentido por parte de EU– para hablar con Castro y persuadirlo para liberar a decenas de presos políticos.
En cada caso, EU tenía una política de no establecer diálogo con estos líderes y países.
Mi experiencia es que la conversación, mantener las líneas de comunicación abiertas con amigos y enemigos por igual, puede producir dividendos. Las naciones no siempre pueden estar de acuerdo, pero siempre pueden hablar. Eso no implica sacrificar los principios ni es una muestra de debilidad.
Creo en los principios de Gandhi, que favorecen la negociación pacífica sobre la confrontación militar. Él denominó a la doctrina como satyagraha, y explicó que la "búsqueda de la verdad no admitía que se ejerciera violencia sobre un oponente, sino
"Lo que parece ser verdad para uno puede parecer un error para otro. Y la paciencia significa autosufrimiento. Así que la doctrina llegó a significar la reivindicación de la verdad, no como una forma de infligir sufrimiento sobre el adversario, sino a uno mismo".
Funciona. A mi parecer, siempre es más productivo y mutuamente benéfico hablar sobre las cosas que pelear por ellas.
Mientras el mundo llora la muerte de Chávez, es momento de ir más allá de la retórica de separación y los temores históricos que nos dejan a todos en la oscuridad.
¿Dónde están nuestros puntos en común?
Somos vecinos; vivimos en el mismo hemisferio. Hay 200,000 venezolanos en EU –incluidos unos 70 jugadores de la MLB en 2012– y entre ellos el ganador de la Triple Corona, Miguel Cabrera.
Somos socios comerciales. Venezuela superó a Arabia Saudita como el país con mayores reservas de petróleo en el mundo y EU es el mayor importador de crudo venezolano . Ese petróleo está a cuatro días de distancia, comparado con las cuatro semanas de distancia de Medio Oriente. Hay un enorme potencial para expandir nuestro mercado y el de Venezuela. Y con fuertes lazos económicos llega la estabilización política.
Es hora de convertir la crisis en oportunidad, de completar los negocios inconclusos para llevar al máximo la relación entre EU y Venezuela; de aprovechar este momento para sanar la herida y crear lazos.
No será fácil, pero nada lo es. Y nada se logrará con una política de no-diálogo.
Indudablemente, las relaciones de Venezuela con EU han sido tensas; los lazos diplomáticos se rompieron durante algún tiempo en 2008, cuando Venezuela acusó a EU de conspirar y planear el derrocamiento de Chávez.
Apenas la semana pasada, días antes de la muerte de Chávez, el vicepresidente Nicolás Maduro expulsó a dos militares estadounidenses y acusó a EU de intentar desestabilizar al gobierno.
La buena noticia es que el presidente Barack Obama ha buscado restablecer las relaciones, al decir en un comunicado que Estados Unidos “reafirma su apoyo al pueblo venezolano y su interés en desarrollar una relación constructiva con su gobierno.... Mientras Venezuela comienza un nuevo capítulo en su historia, Estados Unidos sigue comprometido con las políticas que promuevan los principios democráticos, el Estado de Derecho y el respeto a los derechos humanos”.
EU envió una delegación oficial al funeral de Chávez. Obama y el secretario de Estado, John Kerry, han expresado su deseo de forjar una relación más positiva y productiva con Venezuela.
Es tiempo de poner fin a la retórica impulsiva, a la demonización y a la política de aislamiento. Es hora de forjar una relación productiva y práctica que lleve a la estabilización de las relaciones diplomáticas entre EU y Venezuela.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente al reverendo Jesse Jackson