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OPINIÓN: México, EU y las reformas necesarias para fortalecer el TLC

Leyes complementarias acordadas por México y EU darían un nuevo impulso al tratado signado por estos dos países y Canadá
jue 02 mayo 2013 01:23 PM
obama y peña washington
obama y peña washington obama y peña washington

Nota del editor: Paulina López González es estudiante de octavo semestre de las licenciaturas en Economía y Ciencia Política en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Este es un fragmento de un ensayo que escribió para Grupo Expansión, que edita CNNMéxico, a propósito de la visita a México de Barack Obama, presidente de Estados Unidos.

(CNNMéxico) — Los acuerdos que se alcancen en el encuentro entre los presidentes Barack Obama y Enrique Peña Nieto serán cruciales para la evolución de la relación bilateral entre Estados Unidos y México.

Si bien el presidente mexicano ha afirmado que buscará impulsar la colaboración con Estados Unidos en cuanto a integración comercial, seguridad para el combate al crimen organizado, proyectos estratégicos de desarrollo conjunto y migración, el presidente estadounidense ha hecho principal énfasis en el último punto, teniendo la reforma inmigratoria como una política prioritaria para su administración.

La situación de México y Estados Unidos a 20 años de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha hecho evidente que el tratado, por sí solo, no va a lograr los objetivos que se buscaban en el momento de su firma.

En particular, una reforma inmigratoria que apunte hacia el otorgamiento de la ciudadanía estadounidense de muchos inmigrantes que habitan de manera ilegal en ese país, conllevaría mejores oportunidades para éstos. Además, considero que esta medida potenciaría el capital humano estadounidense y permitirá al gobierno de dicho país recaudar más recursos por concepto de impuestos.

Las expectativas que se tenían antes de que entrara en vigor el TLCAN eran muy altas comparadas con los resultados que se observan actualmente entre ambos países.

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En particular, considero que no ha habido ninguna evidencia de convergencia entre la economía mexicana y la estadounidense. Tampoco se han visto en México avances significativos en materia de desarrollo económico . Se deben implementar, entonces, políticas adicionales al TLCAN para que el tratado se traduzca en los beneficios esperados. Estas políticas deben ser tanto bilaterales como unilaterales.

Si entendemos el TLCAN como un mecanismo político de compromiso para garantizar un continuo proceso de reformas  —como una pauta para promover poco a poco la liberalización de la economía—, es crucial que el presidente Peña Nieto dé continuidad a este proceso asegurando la adecuada implementación de las reformas estructurales que han sido aprobadas en el Congreso de la Unión. La correcta aplicación de la reforma de telecomunicaciones, por ejemplo, permitirá incrementar la competencia en este sector en el país y promover así la competitividad y diversificación del sector de servicios en México, pudiendo volverse un factor de renegociación del TLCAN y, a su vez, convertirse en otra fuente de exportación.

La reforma educativa también debe ser apuntalada con la intención de aumentar la capacitación de los mexicanos, promoviendo el capital humano y mejorando el potencial de productividad e innovación en el país.

La evidencia empírica muestra que el TLCAN no ha sido la panacea que muchos esperaban, pero tampoco es el diablo. Los problemas o deficiencias que se han observado a raíz del TLCAN, entonces, no pueden resolverse únicamente de manera bilateral pues el contexto de las economías participantes es distinto y cada gobierno debe complementar el tratado con políticas que potencien sus beneficios y reduzcan el impacto negativo que puedan tener.

Se resalta mucho el impacto positivo del TLCAN en el sector manufacturero, particularmente el textil. No obstante, si se dejan de atender los sectores en donde no se han visto avances, a pesar de que México tenga el potencial para que existan, no se podrá transitar por una senda de crecimiento sostenido que facilite la reducción de la desigualdad del país.

En palabras de los economistas Robert A. Blecker y Gerardo Esquivel, "el mayor problema no es lo que el TLCAN hizo, sino lo que no hizo". 

Me parece que si tras el encuentro bilateral se logran acuerdos en materia de intercambio comercial, desarrollo conjunto de infraestructura o colaboración en materia de seguridad ante el crimen organizado, la visita del presidente estadounidense a México habrá sido sumamente fructífera.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Paulina López González.

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