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OPINIÓN: Las redes sociales también dan noticias tristes

Las plataformas han transformado la manera en que enfrentamos la pérdida de alguien, aunque ni siquiera lo hayamos conocido en persona
mar 04 junio 2013 12:27 PM

Nota del editor: Frida Ghitis escribe sobre asuntos mundiales para el diario The Miami Herald y para la revista World Politics Review. Fue productora y corresponsal de CNN y es autora del libro The End of Revolution: A Changing World in the Age of Live Television (El fin de una revolución: Un mundo cambiante en la era de la televisión en vivo).

(CNN) — Estaba medio dormida cuando leí la noticia, así que estaba segura de haber entendido mal. En la pantalla se leía "Descansa en paz, Jim". Volví a mirar el teléfono y traté de entender. No podía.

Mi amigo Jim había muerto inesperadamente a los 56 años.

Pronto, una avalancha de dolor cubrió Facebook y llevaba consigo una combinación de asombro, tristeza, incredulidad… y amor auténtico.

Conocí a Jim Sutherland hace muchos años, cuando estábamos en CNN. En realidad nunca trabajamos juntos, y en ese entonces no nos hicimos amigos. De hecho, no sé si alguna vez hablamos. La amistad se dio tiempo después, cuando nos conectamos en Facebook, y Jim se volvió parte de mi vida diaria. Supe acerca de su familia, de sus intereses, de su intensidad. Descubrí sus talentos y sus firmes creencias políticas.

Las redes sociales habían llegado para crear una nueva forma de tener amigos.

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Él siguió trabajando en la producción de medios, pero su pasión —debería decir una de sus tantas pasiones— era tocar la trompeta: tocaba virtuosamente. Lo escuché en persona, pero nuestra amistad se desarrollaba casi completamente en línea.

A menudo me he referido a los "amigos" de Facebook entre comillas y con cierto sarcasmo. ¿Nuestros contactos son realmente amigos?

No dudo en usar esa palabra para describir mi relación con mi querido amigo Jim, cuya ausencia en mi vida diaria ha dejado un vacío palpable. Lo extraño. Algo cambió en mi vida porque él se fue.

Y no soy la única. Cientos de personas han vertido sus sentimientos en esa comunidad electrónica. A veces se siente tan real, tan cercano, como si estuviéramos en la misma sala. En cierto modo, así es.

En línea, la gente se expresa con una soltura especial. No tienen que esperar a que les den la palabra y las personas introvertidas pueden expresar sentimientos grandes, profundos y conmovedores. Desarrollamos una clase de intimidad que nos elude en el mundo real. En las redes sociales podemos compartir —como lo hacía Jim a menudo— varios aspectos de nuestra vida sin preocuparnos de que otras personas estén demasiado ocupadas o que simplemente no les interese saber.

Facebook nos permite renovar el contacto con personas a miles de kilómetros de distancia; es un recurso extraordinario para quienes hemos vivido y trabajado en todas partes del mundo y tenemos amigos queridos lejos de nosotros.

Jim recibió mensajes de tierras remotas. Muchos le escribían como si siguiera aquí, como si leyera nuestros comentarios y estuviera a punto de responder o al menos, hacer clic en "Me gusta".

Su hermana Holly me dijo que la familia se siente consolada con las muestras de amor, incluso de aquellas a quienes él nunca conoció en persona.

"Descansa en paz, amigo mío", escribieron, y agregaron su toque personal. "Disfruta el gran concierto de jazz en el cielo". "Que tu alma vuele libre". La gente hacía comentarios acerca de su intensidad y su compasión. Los amigos publicaban poemas y fotos y pedían a Jim que "causara un alboroto" en su nuevo hogar. Algunas personas le pidieron que saludara en su nombre a otros que se nos han adelantado.

Varios dijeron que nunca conocieron a Jim en persona, pero que su amistad en la red había evolucionado y era algo realmente significativo. Entre ellos estaba otro hombre llamado Jim Sutherland, cuya relación nació del nombre que compartían. Ya había leído esa historia hacía años, en su perfil de Facebook.

Durante un tiempo, Jim publicó fotos de su capuccino matutino: mostraba los patrones florales de la espuma. Cambiaba con frecuencia la foto de su perfil. Algunas eran divertidas, otras serias. Publicó la fotografía de su padre o de su madre en honor al Día de los Veteranos y otras ocasiones especiales.

Habló de su infancia como hijo de un militar, del heroísmo de su padre durante la guerra y de las hazañas de su madre cuando papá estaba ausente. Publicaba enlaces a los videos de sus sesiones de grabación, alababa a otros músicos y defendía la justicia social.

Por medio de conversaciones ocasionales, algunas en su muro, otras en mensajes privados, me enseñó acerca de cinematografía, me explicó alegremente el significado de algunas expresiones militares como "¡Hua!": 2Escuchado, entendido, recibido", por sus siglas en inglés. "¿Hua?", preguntó. "¡Hua!", respondí, diligentemente.

Jim era una de esas personas que tenía una opinión para todo. Facebook era perfecto y él era ideal para quienes observábamos desde la barrera y que de vez en cuando nos aventurábamos también.

Principalmente, compartía sus puntos de vista y sus ideas. Comentaba sobre lo que hacíamos los demás y mostrábamos sobre nuestra vida.

Durante mis primeros meses en Facebook, publicaba ocasionalmente algunos de mis artículos sobre política mundial y Jim rápidamente comentaba y debatía.  Amaba la política, casi siempre adoptaba una posición firmemente izquierdista y siempre mostraba conciencia social al respecto. Aunque no estuvieras de acuerdo, no podías negar que su ideología se basaba en la preocupación por los demás.

Finalmente, decidí dejar la política fuera de mi vida en Facebook —aunque de vez en cuando recaí— y traté de hacerlo más informal, algo entre amigos; limité los temas controvertidos a otras redes sociales como Twitter y LinkedIn.

Por otro lado, Jim lo ponía a la vista de todo el mundo, o al menos de todos sus amigos. Su integridad era una versión que combinaba bien con su intensidad. Me mantenía al margen de sus debates políticos pero con frecuencia disfrutaba de leerlos y de ver cómo se enfrentaba temerariamente al mundo en cada uno de los temas.

Desde la mañana en que supe que Jim había muerto, comencé a dudar antes de tomar el teléfono para leer las actualizaciones más recientes. He descubierto que Facebook a veces puede comunicar noticias muy tristes . Eso se debe a que te brinda noticias sobre amigos muy reales.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Frida Ghitis.

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