OPINIÓN: La 'invitación' del Papa para que sacerdotes salgan del clóset
Nota del editor: El reverendo Gary M. Meier es autor del libro Hidden Voices, Reflections of a Gay Catholic Priest.
(CNN) — La pregunta del día ha sido: ¿Cómo reaccioné cuando el papa declaró que no juzga a los sacerdotes gay ?
La respuesta: con optimismo cauteloso.
Optimismo porque su declaración ocurre tras años de discurso antigay en la Iglesia católica. De muchas maneras, es una bocanada de aire fresco.
Finalmente, un miembro de la jerarquía católica dijo algo que no está lleno de odio, algo lesivo y antigay… ¡y fue el Papa!
Tal vez ahora podamos empezar a hablar de lo que la Iglesia enseña acerca de la homosexualidad, y yo creo que esa enseñanza ha dañado a la comunidad LGBT.
En mi libro Hidden Voices, Reflections of a Gay Catholic Priest presento algunos de los daños que nuestra doctrina ha causado, especialmente a nuestros jóvenes, particularmente cuando el 30% de los suicidios consumados en jóvenes se atribuyen a problemas de identidad sexual.
Al final, tal vez los demás seguirán el ejemplo del Papa y juzgarán menos. Si lo único bueno que ocasiona la declaración del papa es que los demás dejan de juzgar, sería genial, al menos para empezar.
Durante años se les ha dicho a los miembros de la comunidad LGBT que están trastornados, que tienen una enfermedad como el alcoholismo, que tienen alguna clase de defecto o que están equivocados.
Rezo porque como comunidad eclesiástica veamos que esta es la oportunidad para dejar de hacer daño y de ser más cordiales , más acogedores, más amorosos y para empezar a apreciar la bondad y la dignidad de nuestros miembros LGBT.
Me pregunto si los demás sacerdotes no creen que los comentarios del Papa fueron una invitación a "salir —del clóset—" públicamente. En mi experiencia, ha sido una experiencia increíblemente positiva.
Como lo dijo santa Catalina: "¡Basta de silencios! ¡Gritad con cien mil lenguas! porque, por haber callado, ¡el mundo está podrido!".
Pongamos fin al silencio.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Gary M. Meier