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OPINIÓN: Pues sí, una dieta de insectos podría limitar el cambio climático

No solo son una fuente confiable de proteínas sino que su crianza como alimento podría reducir las emisiones contaminantes hasta en un 60%
mié 31 julio 2013 12:44 PM

Nota del editor:  David George Gordon es autor de The Eat-a-Bug Cookbook Revised . Síguelo en Twitter @thebugchef .

(CNN) — En un informe reciente de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) se demuestra que comer insectos podría ser una forma efectiva para acabar con el hambre a nivel mundial y combatir el cambio climático.

El informe provocó sentimientos encontrados. Mucha gente considera que los insectos son sucios, asquerosos y están llenos de enfermedades. Aunque los resultados clave del informe tienen sentido , un amplio sector de la prensa se resiste a la idea de cocinar con grillos, hormigas o saltamontes.

De hecho, algunos "despreciaron" el reporte. "Los bullies de la ONU quieren hacernos comer un bicho", bromeó Stephen Colbert, conductor de The Colbert Report.

"Bueno amigos, nunca me verán comiendo insectos", proclamó. "Ni siquiera como gusanos de goma, solo los utilizó para capturar peces suecos".

Sin embargo, si lees las más de 180 páginas del informe de la FAO (algo que sospecho que muchas personas aún tienen que hacer), verás una serie de razones convincentes sobre por qué deberíamos renunciar a las fuentes convencionales de carne, como los cerdos, ganado y aves de corral, y comenzar a cenar insectos, arañas y otros, conocidos como "miniganado".

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Pero seamos realistas: todo lo dije hace 15 años, en el capítulo introductorio de mi libro Eat-a-Bug Cookbook: 33 Ways to Cook Grasshoppers, Ants, Water Bugs, Spiders, Centipedes, and Their Kin. He reafirmado las razones para entrar a la entomofagia (el término técnico para comer insectos) y ofrecí un compilado adicional de nueve recetas en mi libro actualizado y ampliado Eat-a-Bug Cookbook Revised.

Aquí están, en pocas palabras, lo que considero como las principales razones para decir ¡Bug appétit! y unirse a las filas de las personas que comen insectos en el mundo, un estimado de 1,900 millones de hombres, mujeres y niños, según el informe de la FAO.

Cinco buenas razones para entrar a la entomofagia

1. Los insectos son fuentes confiables de proteína, vitaminas y minerales

El cuerpo de un saltamontes tiene más de 20% de proteína, ligeramente menos que la carne de res molida (aproximadamente 27%). Pero si asas a los saltamontes para quitarles el peso en agua, su contenido proteínico sube a aproximadamente 60%, lo que equivaldría a un 'superbistec'.

Los insectos ricos en proteína también son buenas fuentes de vitaminas y minerales. ¿Quieres evitar la osteoporosis? Entonces come grillos, cuyos cuerpos están cargados de calcio. ¿Buscas un buen suplemento vitamínico? Intenta con las termitas, son ricas en hierro. Mejor aún, prueba algunos gusanos de seda. Una porción de 100 gramos de las pequeñas orugas verdosas-grises proporcionan el 100% de los requerimientos diarios de cobre, zinc, hierro, tiamina y riboflavina.

2. Criar insectos comestibles podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero

Reducir las emisiones de metano y óxido nitroso (dos compuestos químicos conocidos como gases de efecto invernadero) es de vital importancia para el control climático. Lo creas o no, el 18% de todos los gases de efecto invernadero provienen del estiércol y flatulencias de las vacas y cerdos. Eso es un porcentaje mayor que el de los automóviles, camiones y motocicletas en el mundo.

Las moléculas ligeras de los gases de efecto invernadero entran a la atmósfera superior de la Tierra, y forman una capa densa. Al igual que los paneles de vidrio en un invernadero a la antigua, esta capa permite que la luz solar penetre pero no dejará escapar a cualquier calor residual.

Debido a este llamado efecto invernadero, la Tierra se calienta gradualmente, lo que causa estragos en los patrones del clima, y causa que los glaciares se derritan, y sí, crea condiciones de sequía que podrían llevar a la escasez de alimentos en muchas partes del mundo. Al criar rebaños de saltamontes en lugar de ganado, podríamos reducir algún día las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 60%.

3. La cría de insectos es más eficiente con la comida

Criar vacas, cerdos y ovejas es un desperdicio tremendo de recursos de agua y alimentos. Alternativamente, la ganadería de insectos es benigna. Todo se reduce a lo que se conoce como el indicador de eficiencia de conversión del alimento (o ECI, por sus siglas en inglés), una forma de medir los beneficios que varios animales obtienen de sus alimentos.

Obtener un indicador ECI significa medir el peso que un animal gana después de comer un peso establecido de alimentos. Los pollos, que producen entre 17.2 y 18.1 kilogramos de carne de 45.3 kilogramos de alimento, tendrán calificaciones ECI de 38 o 40.

El ganado vacuno y las ovejas producen valores ECI impactantemente bajos de 10 y 5.3 respectivamente. En otras palabras, el 90% de la dieta de un buey y el 95% de la de una oveja se desperdicia.

Los valores exactos de ECI para los insectos son difíciles de obtener. Sin embargo, los índices que tenemos ciertamente son respetables: 19 a 31 para los gusanos de seda, 16 a 37 para gusanos cortadores occidentales pálidos, y hasta 44 para las cucarachas alemanas. Además, pocos (si es que hay) efectos dañinos son asociados a la cría comercial de estos artrópodos.

Algunos insectos, incluido el gusano de la harina, pueden llegar a la madurez sin un solo sorbo de agua. Estos organismos metabólicamente ahorrativos obtienen toda la humedad que necesitan de las pocas moléculas de agua en sus alimentos secos.

4. Podríamos reducir el uso de pesticidas potencialmente peligrosos

¿Aún no estás listo para ordenar hamburguesas de insectos en lugar de Big Mac's? Entonces considera que muchas de nuestras plagas comunes de jardín son comestibles. Si todos llevaran al plato a criaturas rapaces como los gusanos del fruto de tomate y gorgojos para cenar, tendríamos poca necesidad de utilizar la mayoría de los polvos pesticidas de venta libre y los sprays. En una escala global, esto podría crear una diferencia increíble a la salud del medio ambiente y para nosotros. 

Recolectar a mano los insectos de plagas también puede ayudar a las economías rurales. En partes de África, el cultivo comercial no es la fruta del mopane sino su plaga; las orugas de las polillas emperador. En un buen año, los recolectores de estos insectos (conocidos comúnmente como gusanos mopane) pueden recolectar hasta 18.1 kilogramos de las orugas gordas que próximamente se convertirán en polillas. Las entrañas de estos animales salen de sus cuerpos brevemente hervidos en agua salada y extendidos en el sol. 

Hace dos o tres décadas, el negocio del gusano mopane era un poco pequeño y de bajo perfil, con el producto seco y empacado en pequeñas bolsas de plástico o vendido en tazas de estaño en las paradas rurales de autobús. Ahora, varias empresas sudafricanas comercializan aproximadamente 1.6 millones de kilogramos de estos bocados anualmente. Su país vecino, Botswana, produce un estimado de ocho millones de dólares al año, y en Zimbabwe incluso hay reportes de caza furtiva de mopane e historias sobre pandillas armadas que roban los gusanos a recolectores rurales.

5. Comer insectos está sancionado en la Biblia

Según las escrituras, Juan el Bautista mantuvo una dieta de langostas y miel. Hoy en día, muchos habitantes de Medio Oriente aprovechan los hervideros ocasionales de langostas, al secar, salar y almacenar en cestas estos grandes y alados insectos para su posterior consumo.

En Levítico, el libro de la Biblia en el que se abordan por primera vez las leyes sobre la dieta, se dice que las langostas son kosher, adecuados para la mayoría de los judíos devotos . El resto del reino de los insectos es "una abominación para ti", según la Biblia.

Los académicos teorizan que las langostas fueron incluidas en la lista principal debido a que se pueden distinguir fácilmente de otros insectos, lo que limita las probabilidades de comer equivocadamente una especie que está enlistada como impura.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a David George Gordon.

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