OPINIÓN: ¿Estaremos compartiendo demasiado en línea?
Nota del editor: Dean Obeidallah es un abogado retirado, comediante político y comentarista frecuente en varias televisoras incluyendo a CNN. Es el editor del blog de política The Dean’s Report y es codirector del documental que está por estrenarse The Muslims Are Coming! Síguelo en Twitter: @deanofcomedy
¿Recuerdas cuando las páginas de las redes sociales eran solo acerca de compartir cosas divertidas? Estoy hablando de aquel tiempo cuando Facebook era esencialmente un lugar para subir fotos de uno cuando estaba pasándola bien y los eventos más serios que se compartían eran cuando una persona cambiaba su estatus de ‘en una relación’ a ‘soltero’.
Pero esos días ya pasaron. La red social se ha convertido en un lugar para compartir experiencias muy personales y la mayoría de las veces horribles y doloras experiencias en nuestras vidas.
Se ha convertido, esencialmente, en una sesión de grupo de terapia en línea donde las personas revelan los detalles de eventos terribles de sus vidas con la esperanza de que los ayuden a enfrentarlos y puedan traerles apoyo de otros.
Lo vimos en la pantalla esta semana con la joven de 16 años Hannah Anderson, quien fue secuestrada por James DiMaggio por una semana después de que supuestamente el hombre mató a la madre y al hermano menor de Hannah.
Unos días después de ser liberada, Hannah acudió al sitio en línea ask.fm y respondió preguntas del público acerca de su terrible experiencia.
Y no solamente respondió a un par de preguntas, sino que contestó una larga lista de presuntas desde “¿Por qué no corriste?” hasta “¿Estas contenta de que DiMaggio esté muerto?”.
Me di cuenta de la evolución en la manera en que las personas han empezado a usar las redes sociales desde 2012, y en momentos, no me gustó.
Mi preocupación es: ¿Por qué una persona comparte detalles íntimos de eventos trágicos de sus vidas con las personas en línea, de los cuales la mayoría son desconocidos?
Este año me pegó realmente cuando un amigo subió a Facebook que había sido diagnosticado con cáncer.
Fue sorprendente, primero por la noticia, pero segundo por el hecho de que anunció su diagnóstico en Facebook. Usualmente, esto sería el tipo de noticias que uno solo compartiría con amigos cercanos y familiares o probablemente en una conversación cara a cara.
Pero leyendo los comentarios que respondieron a la información compartida originalmente por mi amigo y los comentarios que tuvo la información subida subsecuentemente acerca de su tratamiento, me causó un cambio de opinión en lo que era apropiado compartir en las redes sociales.
El nivel de apoyo que recibió en su página de Facebook fue impresionante. A mi amigo lo motivaron, los comentarios le trajeron tranquilidad y lo inspiraron para pelear contra la enfermedad aún más.
Rescatando a Hannah Anderson
Muchas personas están compartiendo eventos desgarradores en sus vidas. En las últimas semanas, amigos en Facebook o Twitter han subido información acerca de la muerte de un familiar o un abuelo.
Y esta semana, observé un intercambio aún más franco de información cuando un amigo subió en Facebook que su hermano en Egipto había sido baleado por la policía durante las recientes protestas.
El siguió subiendo información unas horas después con actualización sobre la cirugía para salvarle la vida a su hermano. Finalmente, el subió una foto de su hermano muerto desde la morgue donde identificaron su cuerpo.
Hace unas semanas, el conductor de NPR Scott Simon tuiteó notas actualizadas desde el cuarto de hospital donde murió su madre a sus más de 1 millón de seguidores en Twitter.
Algunos dijeron que Simon estaba invadiendo la privacidad de su madre mientras que otros lo catalogaron como egocéntrico, enfocado más en sí mismo que en su madre que estaba muriendo. Pero como muchos otros, lo encontré como un tributo sincero a su madre.
¿Qué fue lo que incendió esta tendencia de divulgar información que antes se revelaba solamente a la familia o amigos cercanos? Hay un par de razones.
Primero, está claro que es terapéutico para muchos. El compartir sus experiencias dolorosas ayuda a las personas a sanar y les muestra el apoyo de otros que los refuerza.
Segundo, aquellos que han usado las redes sociales por años diariamente han crecido acostumbrados a compartir eventos y experiencias de su vida cotidiana. Ahora estamos ampliando el alcance de lo que vamos a compartir de nuestras vidas.
Finalmente, creo que hay una conexión entre la disposición de compartir aspectos privados de nuestras vidas y los reality show en televisión en los que nos hemos inmerso por cerca de una década.
En una noche cualquiera, vemos a personas compartir sus triunfos y tragedias, ya sea en programas como Big Brother o The Real World, o en programas más controvertidos como Honey Boo Boo o Keeping up with the Kardashians. Estos programas han hecho mucho más fácil y aceptable que nosotros hagamos lo mismo.
Para mí, lo mejor de esta nueva tendencia es que uno puede controlarla. Es nuestra decisión si queremos revelar cierta información muy personal. Aquellos que lo encuentren enervante o inapropiado pueden mantener información en secreto.
Pero para el resto, las redes sociales quizás terminen siendo menos caras y una forma de ayuda terapéutica.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Dean Obeidallah