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OPINIÓN: Lleguemos a Hamas a través de la política, no de la guerra

Hamas no es solo un grupo terrorista: es un ente político que cobra fuerza y es esencial para el proceso de paz en Medio Oriente
mar 05 agosto 2014 12:28 PM
Hamás, lideres
Hamás, lideres Hamás, lideres

Nota del editor: Ed Husain es investigador senior de Estudios sobre Medio Oriente en el Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos. Puedes seguir al autor de The Islamist en Twitter en @Ed Husain .

(CNN) — "¿A quién quiere ver?", preguntaron los yihadistas salafistas que custodiaban la entrada con rifles AK-47.

"A los líderes de Hamas", respondí.

"¿Por qué a Hamas? ¿Por qué no a nuestros hermanos yihadistas?", preguntó el guardia.

"Pues porque Hamas es el gobierno en Gaza".

"No lo serán después", respondió. "Se vendieron y se volvieron agentes de los israelíes; en los próximos años nosotros gobernaremos Gaza. Asegúrese de reunirse con nuestros hermanos aquí en el campamento también".

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Luego, el guardia me dio indicaciones para llegar a una casa segura desde donde alguien me llevaría con Hamas.

Esto ocurrió a mediados del año pasado. Visitaba un campamento de refugiados palestinos en Beirut como parte de las investigaciones para un libro. Me tomó más de dos días localizar a la dirigencia de Hamas. Dentro del campamento, al igual que en Gaza, Hamas tenía una amplia red de escuelas, asesores financieros, mezquitas, hospitales improvisados, médicos disponibles, servicios bancarios y apoyo para los huérfanos y las viudas.

En Occidente catalogamos a Hamas como organización terrorista. Sí, una parte se dedica al terrorismo, mata civiles inocentes para lograr objetivos políticos, pero nos equivocamos si seguimos limitando nuestra definición de Hamas con base en uno de sus aspectos.

A menos que entendamos mejor a Hamas, no podremos ayudar a detener las matanzas de israelíes y árabes en Medio Oriente. Hamas no es un monolito ni es solo un grupo terrorista: es un movimiento social con una membresía masiva, un mensaje de resistencia popular que resuena en todo el mundo musulmán y un partido político con el que debemos negociar.

"Cuando los israelíes luchaban contra Yasser Arafat y la OLP, los árabes iban perdiendo", me dijo el líder de Hamas cuyo nombre debo reservarme. "Vimos que abandonaron misiles antiaéreos aquí en Beirut en la década de 1980. Pero ahora, con Hezbollah y Hamas, luchamos para morir, para matar. Creemos en el martirio. No huimos del campo de batalla".

Para mis anfitriones de Hamas, la operación de Israel en Líbano de 2006 o su ataque contra Gaza en 2009 fueron victorias enormes. "Ahora vamos ganando. Luchamos contra Israel y queremos luchar una y otra vez". Esta arraigada creencia de que son victoriosos es en sí una derrota para Israel: ha fracasado en debilitar a Hamas.

Los combates y las matanzas han sido una maldición para la existencia de Israel durante las pasadas seis décadas. Ha tenido el objetivo de debilitar a Israel y hacer que lo odien en todo el mundo; popularizar la ideología del radicalismo entre los musulmanes e incitar el sentimiento antiestadounidense en Medio Oriente. Israel no puede matarse para alcanzar la seguridad ni para sobrevivir. Debe aprender el idioma de la paz y de la coexistencia.

¿Por cuánto tiempo seguirá Occidente dañando su propia posición en el mundo musulmán (con casi 2,000 millones de personas) mientras nuestro aliado Israel facilita niños muertos y escuelas destruidas a las televisoras musulmanas?

Israel mató en 2004 a Sheik Ahmed Yassin, fundador de Hamas, y a varios guardaespaldas y más tarde a sus sucesores con la promesa de que esto ayudaría a reducir la violencia y el terror. Casi una década más tarde, Hamas no solo es fuerte, dinámico y gobierna desde 2007, sino que arroja cohetes hacia Jerusalén y secuestra soldados israelíes. En breve, Hamas es fuerte y está fortaleciéndose psicológicamente, mientras que Israel ha fracasado en alcanzar su paz y su seguridad.

Peor aún, contrario a lo que muchos creían, Hamas no se debilitó cuando derrocaron a Mohamed Morsi, presidente de Egipto (quien los respaldaba), en julio de 2013. Morsi cometió muchos errores, pero las llamadas telefónicas del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ayudaron a que Hamas se sentara a la mesa para asegurar un alto al fuego más pronto en 2012.

Israel no merece tener toda la culpa. Los líderes políticos y religiosos árabes, a pesar de las afrentas históricas, tienen el deber de reconocer que Israel es su vecino. Israel es parte del mosaico del Medio Oriente moderno. Si los líderes religiosos cambian el tono y el tenor y aceptan públicamente a Israel, se aplacaría la ansiedad de la población israelí.

Al final, Israel tiene opciones limitadas. La paz no es posible sin Hamas y Hamas no es un simple grupo terrorista. Su brazo político, su dirigencia dentro y fuera de Gaza, está dispuesta a participar en pláticas de paz indirectas con Israel a pesar de las tensiones.

Así como los gobiernos de Gran Bretaña y Estados Unidos negociaron la paz en Irlanda del Norte al ponerse en contacto con los terroristas del ERI a través de su ala política, Sinn Fein, debemos domar a Hamas a través de la política, no de la estrategia fallida de la guerra.

Hamas y la Yihad Islámica son algunos de los grupos palestinos que se reunieron el domingo 3 de agosto en El Cairo y acordaron un alto al fuego humanitario de 72 horas en el que las autoridades egipcias fungieron como intermediarias .

Aquí, la Unión europea y Estados Unidos pueden trabajar por medio de Fatah, Qatar, Turquía y Arabia Saudita y negociar con base en el plan de paz árabe que Arabia Saudita propuso en 2002.

Hamas debe participar. Casi dos millones de personas en Gaza necesitan nuestro apoyo. Si no logamos que Hamas participe para crear una paz sostenida que lleve prosperidad a los palestinos e israelíes, entonces deberemos prepararnos para un enemigo peor: los yihadistas salafistas. Con lo que ocurre en Gaza, la popularidad del mensaje yihadista salafista llegará a todos los rincones.

El guardia en el campamento de refugiados insistía en que hablara con su hermano de armas. No lo hice, pero temo que tal vez tiene razón. ¿Israel se ayudará y nos ayudará o estorbará?

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Ed Husain.

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