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OPINIÓN: Evo Morales, hacia su tercer mandato como presidente de Bolivia

La tercera candidatura del presidente estuvo en polémica por la interpretación de la Constitución y el conteo de los años de su mandato
vie 10 octubre 2014 05:03 PM
Evo Morales ONU
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Nota del editor: Rina Mussali es analista, internacionalista y conductora de Vértice Internacional y de la serie 2014: Elecciones en el Mundo, en el Canal del Congreso. Síguela en su cuenta de Twitter:  @RinaMussali

(CNNMéxico)— Evo Morales, el primer presidente indígena de Bolivia, conquistó las urnas por primera vez en 2005 y logró reelegirse en 2009, mismo año en el que se promulgó una nueva constitución que declara a Bolivia un Estado Plurinacional. El próximo 12 de octubre, Evo Morales buscará un tercer mandato en medio de la polémica que surgió sobre la situación legal de su candidatura y bajo protestas sociales y relaciones tensas con el exterior.

La candidatura de Evo Morales por tercera ocasión estuvo en el ojo del huracán debido a una controversia en la interpretación de la Constitución y el conteo de los años de su mandato. El artículo 168 de la carta magna boliviana señala que el periodo del mandato presidencial es de cinco años con posibilidad de una sola reelección continua. No obstante, el fallo del Tribunal Constitucional habilitó la postulación del presidente argumentando que los mandatos previos a la fundación del Estado Plurinacional no contaban. Este diferendo encendió los ánimos de la oposición otorgando elementos para sustentar la imparcialidad y la falta de autonomía que tanto se ha alegado en las instituciones bolivianas.

Evo Morales, el líder sindicalista de los productores cocaleros, quien busca gobernar Bolivia hasta la segunda década del siglo XXI, ha sido una figura inédita en la convulsa política boliviana, un país azotado históricamente por las crisis políticas, los gobiernos militares, los golpes de estado y por si fuera poco las guerras externas con Chile –que lo hicieron perder su salida al mar- y la guerra del Chaco con Paraguay que tuvo como trasfondo la conflictiva petrolera, entre otras.Sin embargo, la historia política accidentada en Bolivia la lleva a atestiguar un enorme logro: el más largo periodo de estabilidad política superando treinta años de vida democrática ininterrumpida.

A pesar de los avances y las controversias, el camino final de la cuesta electoral luce prácticamente libre para el triunfo de Evo Morales. La última encuesta realizada a finales de septiembre por Equipo Mori asigna 59% de las intenciones de voto a Morales. En tan sólo quince días sus promesas de voto crecieron 5%, mientras que su rival más cercano, el empresario Samuel Doria Medina del Partido Unidad Demócrata (UD), concentra el 18% de la preferencia electoral, un 1% más que a mediados de septiembre.

Todo apunta a que el próximo 12 de octubre Evo Morales se reelegirá, -no hay figuras de oposición que le hagan mella- especialmente con sondeos que superan el 50% de los votos, con lo que pudiera esquivar una incómoda segunda vuelta electoral. Pero, ¿qué representa para los ciudadanos esta continuidad presidencial?

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Sin duda, Evo Morales marcó un parteaguas en la historia de Bolivia al ser el primer presidente indígena que revolucionó el panorama político, económico y social con el autogobierno, la proclamación de una nueva constitución y las estatizaciones de las empresas de hidrocarburos y telecomunicaciones, así como reformas a la ley minera. Especialmente las estrategias para eliminar el analfabetismo –Yo sí puedo- y aquellas relativas al multilingüismo, el multiculturalismo y la pluralidad han sido reconocidas por la UNESCO como un gran logro del gobierno de Morales. Recordemos que desde diciembre de 2013, Bolivia fue declarado como un país libre de analfabetismo por la UNESCO.

El sector económico de Bolivia también parece crecer a vuelo de pájaro, pues de acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estadística de Bolivia de 2009 a 2013 el PIB anual creció 3.4 puntos, reportando en 2013, 6.78 puntos. Esto quiere decir que Bolivia crece más que Brasil, Argentina, Chile, Colombia y México. A pesar del crecimiento económico notable, Bolivia sigue siendo uno de los países más pobres de Latinoamérica, 45% de la población se encuentra en esta situación según datos del Banco Mundial, una condición que ha estado relacionada con una precaria modernización y poderosos grupos terratenientes ligados al enclave minero.

Aun cuando la nueva Constitución reconoce la participación de los pueblos indígenas en todos los niveles del poder estatal y local, incluyendo una cuota de parlamentarios indígenas por circunscripciones, un sistema de justicia indígena y el reconocimiento a sus reivindicaciones autonomistas, la inclusión multicultural en Bolivia sigue siendo un transe inacabado y un acontecer que provoca tensiones sociales con la existencia de 36 etnias indígenas. Sin embargo la hegemonía de Morales ha logrado amainar la rivalidad tradicional del bloque nacionalista-indigenista y popular frente a las fuerzas conservadoras.

Aunado a las características únicas del mosaico multicultural boliviano, Morales deberá seguir sorteando los retos internacionales que se le presenten, especialmente si el interés de apuntarse en el “Mercosur Ampliado” continúa. El Mercosur no atraviesa por su mejor etapa, su vitalidad y eficacia se han visto opacados por problemas políticos y conflictos constantes entre países. Además, está el problema de las asimetrías entre países y la falta de trato diferenciado a los eslabones más débiles como Paraguay y Uruguay.

Más allá de su mirada regional, una de las mayores victorias diplomáticas de Evo Morales ha sido el levantamiento del veto al uso cultural y medicinal de la hoja de coca por parte de la ONU, con esta jugada esta tradición deja de ser satanizada por parte de la comunidad internacional. Sin embargo, los nodos de su política exterior se ha centrado en varios esfuerzos como la demanda interpuesta en contra de Chile ante la Corte Penal Internacional por su diferendomarítimo y los cabos sueltos como la ruptura de sus relaciones diplomáticas con Estados Unidos en 2008, la decisión que llevó a Evo Morales a romper con la presencia de un poder considerado fáctico dentro de la política boliviana.

Tal parece que las boletas electorales se apilarán del lado de Evo Morales para darle así su tercer mandato como presidente. De esta manera, Evo Morales sigue la tradición reeleccionista en los países del ALBA, gobernando hasta 2020 y convirtiéndose en el presidente boliviano que más años ha permanecido en el poder. 

Las opiniones expresadas en este texto pertenecen exclusivamente a Rina Mussali.

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