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OPINIÓN: La verdadera lección de la marcha en París

Los gobiernos proponen estrategias que se han usado una y otra vez con los mismos resultados decepcionantes
lun 12 enero 2015 10:18 AM
protestas_francia
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Nota del editor: Cindy Storer tiene 21 años de experiencia como analista de la CIA y especialista en terrorismo y educación sobre inteligencia; es profesora adjunta en la Universidad Johns Hopkins.

(CNN)— El pueblo francés marchó el domingo y demostró el poder de la unidad para enfrentar el odio y la violencia. Los caricaturistas de la revista Charlie Hebdo no cazaron a un terrorista, no tomaron por asalto las barricadas ni cobraron la vida de alguien más. Pero tampoco fueron espectadores inocentes. Fueron valientes y sabían que arriesgaban la vida por nuestra libertad de expresión y por el derecho de tratar a todos como iguales.

De eso se trata el martirio: no de buscar la muerte, sino de reconocer que la vida es preciosa. Los mártires auténticos buscan preservar y mejorar la vida.

Además ha habido una gran oleada de apoyo, no solo por su valentía, sino por la causa que defendían. Ocurrió lo mismo con otros supuestos mártires. Sin embargo, hay algo profundamente diferente en la reacción al tiroteo en el que murieron esas 12 personas la semana pasada. La manifestación del domingo no fue un llamado a matar al "enemigo", sino a celebrar y a emular los valores positivos de la unidad, la tolerancia y el valor.

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Bueno, esa es la reacción del público. Los gobiernos y los medios hablan de la creciente cooperación y de poner "hombres en el terreno" para matar y capturar a los terroristas. Esta parece una buena idea, pero lo hemos hecho desde hace 20 años y miren a dónde nos ha llevado.

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Al estudiar y dar clases sobre terrorismo, he notado que no hemos hecho nada que no se haya intentado una y otra vez a lo largo de la historia con los mismos resultados.

Primero se da la respuesta de la policía a los delitos de homicidio y destrucción, mientras que la mayoría de los servicios de inteligencia y los políticos ignoran la amenaza. En segundo lugar, la reacción de los servicios de inteligencia se transforma en un juego del gato y el ratón entre los terroristas y las fuerzas de inteligencia, mientras que los políticos destinan cada vez más recursos, aunque están gravemente limitados. En tercer lugar se da la respuesta militar en contra de terroristas, que se han vuelto poderosos, luego de que perpetran un ataque que no puede minimizarse.

En el ínter, la cooperación, la difusión de la información, los recursos y la atención sufren altas y bajas. Hay victorias y derrotas tácticas, jugadas perfectas y errores. Todo ocurre una y otra vez.

¿Cuándo termina? Nadie ha encontrado una fórmula mágica ni una bala de plata. Sin embargo, la historia nos muestra que hay algunas similitudes. En cada caso debe cambiar algo fundamental en el fondo mientras la guerra sigue. La gente de ambos bandos se cansa de la violencia. Los terroristas se marginan a través de los ataques y las declaraciones indignantes. Los gobiernos dedican más recursos a los pueblos marginados y a menudo les otorgan más poder.

En breve, se trata de dejar de depender principalmente de la coerción y de encontrar formas de establecer relaciones nuevas y mejores.

Eso es lo que la multitud demostró el domingo en Francia. Piden "liberté, égalité, fraternité", no venganza ni una postura defensiva. Ven la amenaza y están dispuestos a enfrentarla adoptando una idea ancestral y todavía radical: ámense los unos a los otros.

Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Cindy Storer.

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