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La lógica económica en los seres poco lógicos

La industria financiera no está exenta de ser víctima de irracionalidades, dice Benjamín Villanueva; esto se refleja en fenómenos como el consumo y el precio de las acciones en el mercado.
jue 15 enero 2015 06:00 AM
Chedraui estima ingresos consolidados totales de entre 6.2 y 7.2% en el año.  (Foto: iStock by Getty Images. )
supermercado (Foto: iStock by Getty Images.)

Para quienes tenemos nociones de economía, que somos casi todos los que participamos en un mercado de compra-venta de bienes y servicios, el tener bien claro en nuestra mente que cuando se trata de pensar en la compra de cualquier bien o servicio sin trascendencia, como comprar un perfume, unos zapatos o inclusive un viaje de placer, lo que todos conocemos como un “simple gustito”,  lo hacemos con toda la permisividad de saber que es un impulso y además somos conscientes de eso. 

Sin embargo cuando nos ponemos serios y hablamos de nuestro patrimonio, nuestras decisiones profesionales, como lo puede ser decidir en qué invertimos nuestro dinero, decimos determinantemente que lo que pesa es la lógica y el máximo razonamiento. O al menos, eso creemos.  Una de la industrias que posee una de las estructuras de análisis más robusta para la toma de decisiones es la industria financiera, estructura que no la exenta de ser víctima de las irracionalidades de los seres humanos. 

Gracias a estudios que combinan disciplinas como las finanzas, la sociología, la economía, la psicología y la neurología se ha logrado ubicar anomalías en nuestra lógica al momento de tomar decisiones. 

El encontrarnos frente a muchas opciones (no hay un número fijo pues dependerá de qué es lo que estamos comprando) en lugar de facilitar nuestra toma de decisiones, como actualmente creemos en un mercado sobre saturado de marcas, hace que entremos en una parálisis por el exceso. Si trasladamos la anomalía anterior al mercado financiero, pensar en la gigantesca cantidad de opciones y combinaciones para invertir, los perfiles y los horizontes de riesgo, hacen que la toma de decisiones para invertir pueda ser abrumadora y orillarnos hacia la peor decisión de todas, decidir no hacer nada, aún cuando esto sea más costoso. 

Ya entrados en temas bursátiles, se han realizado estudios recientes donde se demuestra que el cambio del dominio en internet hacia .com ha tenido un aumento en el precio de la acción, esto sin que tenga ninguna lógica en el incremento del valor real de la empresa. Y antes de que corran a cambiar el dominio de su empresa hacia .com hablemos de las burbujas y los crashes. 

Dentro de las anomalías más famosas están las burbujas y los rompimientos de las mismas (o crashes en Inglés). Una burbuja en el ámbito financiero se forma por un efecto “cascada” esto es, que bajo la influencia de cierta información (la cual no todas las veces es la más fidedigna) un grupo de personas eligen en base a ese conocimiento. Lo anterior provoca que quienes se van acercando a la misma disyuntiva, al notar que un grupo cada vez mayor (por eso cascada) de personas han tomado esa decisión, infieren, de manera irracional, que la decisión correcta es la que todos antes de ellos han tomado. El rompimiento se da cuando esta anomalía no tiene una base real para tener dicho comportamiento y de la misma forma como se creó, termina de manera abrupta. 

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Algo relevante de todos estos comportamiento irracionales es que también con la información pública y disponible para todos (no solo la privilegiada que puede llegar a influir en las burbujas) se pueden tomar decisiones fuera de lógica. Según estudios recientes del Doctor Ángel Samaniego, cuando una empresa publica una inversión en el área de investigación y desarrollo, se pueden observar aumentos en el precio de sus acciones en el corto plazo; además de lo anterior, otra cuestión relevante es que cuando se da un decremento en esa área, no hay disminución en los rendimientos esperados. Esto puede llevarnos a pensar que la propia idea de mejores productos es suficiente para los inversionistas, más allá de ver capitalizados tales esfuerzos. 

Es fundamental conocer que aún cuando estos comportamientos se perciben como naturales en los seres humanos, tenemos que darnos cuenta que al no estar conscientes de los mismos nos pueden llevar a realizar acciones fuera de toda lógica y que pueden representar un costo en nuestro patrimonio. El ser humano no es solamente lógica, sin embargo tenemos la capacidad como ningún otro ser en el mundo de observar nuestro propio comportamiento desde fuera de nosotros mismos, utilicemos esa herramienta para descubrir cuando estemos pensando de manera irracionalmente racional.

*El autor es presidente del Grupo IMEF Guadalajara

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