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OPINIÓN: La Bolsa Mexicana de Valores, ¿repetirá en 2016 el patrón de 1992-1994?

El auge del IPC debe verse como una oportunidad de poner en caja las ganancias que ofrece la Bolsa mexicana en este 2016 para evitar que cuando finalice, las caídas no nos tomen desprevenidos.
jue 18 agosto 2016 07:00 AM
¿De nuevo en 2016?
¿De nuevo en 2016? En enero de 1994 se registró un techo épico en los 2,895 puntos en la Bolsa mexicana y desde allí sobrevino una caída importante que luego se denominó efecto Tequila.

Nota del editor: Roberto A. Ruarte es asesor en mercados financieros. Síguelo a través de Facebook.com/RobertoARuarte. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(Expansión) – El lector puede quedar sorprendido por el título de la presente nota. Se preguntará ¿Qué tiene que ver el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) (Bolsa Mexicana de Valores - BMV-) de hoy con el de hace más de dos décadas atrás? El único patrón que puede reconocer es que en aquella época, como la actual, el PRI era el partido gobernante: en efecto, el periodo 1988-1994 lo tuvo como presidente a Carlos Salinas de Gortari y ahora lo es Enrique Peña Nieto por el periodo 2012-2018.

Nuestro enfoque no es fundamental, sino técnico, viendo patrones de precios en las gráficas que reflejan la psicología de masas de los inversores en la Bolsa mexicana. Si bien cualquier economista puede demostrar con precisión que la época 1992-1994, épocas en donde México estaba de moda en todos los órdenes y el NAFTA era aprobado, puede tener innumerables diferencias con el México actual. De hecho, en las gráficas del IPC, el principal índice de la BMV, los patrones observados son similares.

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Para un analista que se guía por patrones de precios y psicología de masas, la similitud de figuras debería desembocar en la misma conclusión. Uno de los patrones más utilizados en el análisis técnico es el triángulo.

Esta formación se caracteriza en el caso de un triángulo con definición alcista, porque luego de hacer un pico el mercado lateraliza por un tiempo en cinco movimientos corrigiendo la subida previa en tiempos; a cada movimiento se le asignan letras, siendo A bajada, B subida, C bajada, D subida y E bajada final. El mercado es como que junta presión al no poder definir ni para arriba ni para abajo, para luego de esta secuencia de cinco movimientos ABCDE hacerlo en dirección de la tendencia principal en este caso alcista.

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Los triángulos son figuras muy predictivas porque según Elliott, un modelo de análisis que lee patrones, estas figuras son las últimas correcciones dentro de una tendencia. Terminada la figura, si la corrección es lateral bajista, el mercado subiría por última vez de forma eufórica para terminar en un techo o pico significativo, y luego el mercado cambia la tendencia para volver al menos a la onda C del triángulo y potencialmente a niveles menores.

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Observe la gráfica 1990-1995 que se acompaña del IPC. El mercado hizo su pico en junio de 1992 poniendo fin a una gran subida desde 1988 a 1992. Luego tenemos la clásica secuencia ABCDE que se desarrolló desde junio de 1992 al segundo semestre de 1993, para antes de la aprobación del NAFTA producirse una gran subida que se denomina post-triángulo. Esta gran subida nos entregó un techo épico en enero de 1994 en los 2,895 puntos y desde allí sobrevino una caída importante que luego se denominó efecto Tequila.

Es decir, que el triángulo, una vez finalizada la figura como corrección a una tendencia alcista, produce un último auge generalmente con euforia, que una vez que alcanza su éxtasis produce un gran cambio de tendencia y un regreso al menos a la parte baja de la formación.

En 1993-1994 luego de finalizar el triángulo que es a partir del punto E, el mercado subió más del 50% hacia su techo de enero 1994 de 2,895 puntos, para luego colapsar en tres fases a su piso definitivo en 1,448 puntos hacia marzo 1995 en los 1,448 puntos.

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Observar que el mismo patrón ha ocurrido un mes después del comienzo de la gestión del presidente Peña Nieto: el mercado hizo su techo o pico en enero de 2013 en 46,075 puntos y luego hizo una lateralización de 2 años con la clásica secuencia ABCDE. La onda A fue la caída hacia los niveles de 37,032, en 2013, la onda B la subida a los 46,554, la onda C la otra caída a los 39,256 con el black Monday de agosto de 2015, la onda D fue la subida a los 45,680 puntos de noviembre y la caída final en onda E fue en 40,494 de enero. Allí comenzó el auge post-triángulo.

Este auge se puede medir por el tamaño de la onda A o bien por las líneas que envuelven el triángulo. La forma más conservadora, el tamaño de la onda A desde los 46,075 a los 37,032 aplicados al piso de la onda E de 40,494, nos daría un objetivo de 49,537 puntos, muy cerca de los niveles alcanzados actualmente; si lo tomamos medidos por las líneas, que así ocurriera en 1993-1994, el objetivo está en los 52,000 puntos del IPC.

Lo importante es que si el patrón se repite, el auge del IPC y de la BMV desembocará como en 1993-1994 lo hizo en un gran pico y en una fuerte caída posterior. Por lo tanto, lejos de contagiarse de este auge, el mismo debe verse como una excelente oportunidad de poner en caja las ganancias que viene ofreciendo la Bolsa mexicana en este 2016 para evitar que cuando el auge finalice, ya sea en el objetivo conservador o en el más auspicioso, las caídas que son muy rápidas no nos tomen desprevenidos. Veremos si el patrón gráfico se repite en esta oportunidad. Los próximos meses serán claves para saberlo.

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