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OPINIÓN: La prosperidad compartida, un llamado al crecimiento económico

La erradicación de la pobreza y disminución de la desigualdad es un deber ineludible e impostergable para propiciar el bienestar general de todas las personas.
sáb 27 mayo 2017 07:00 AM
Desigualdad
Desigualdad El carente desarrollo económico, los altos índices de pobreza, la inseguridad y la baja productividad, son producto de la creciente desigualdad en la distribución del ingreso. (Foto: drante/Getty Images/iStockphoto)

Nota del editor: Juan Alberto González Piñón es titular de Emprendimiento e Incubación en la Universidad Panamericana. Desde 2004 ha desarrollado actividades profesionales en gestión de la Innovación, gestión de inversión de capital privado emprendedor, la planeación, organización y conducción de las políticas de desarrollo del financiamiento del emprendimiento, la productividad y la innovación. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autor.

(Expansión) — Generar crecimiento económico desde una perspectiva voraz y extractiva, profundiza las brechas de desigualdad social. James Robinson, coautor de Por Qué Fracasan Los Países refiere que el actual modelo económico que prioriza al mercado sobre los intereses y necesidades de la sociedad, es ya insostenible.

El Foro Económico Mundial en 2017 muestra a México en el lugar 45 en materia de inclusión y desarrollo económico de un total de 78 países, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia en 2016 señaló que más de 21 millones de niños en México viven en pobreza.

Lee: México en el lugar 77 en desarrollo humano, de 188 países analizados por la ONU

El deterioro ambiental, la pobreza como producto de modelos económicos extractivos, la discriminación, y la ausencia de valores éticos; son realidades que debiesen ocupar el centro de las agendas públicas; en donde los gobiernos, las empresas, y la sociedad civil emprendan acciones de manera individual o colectiva, para dar respuesta a estas problemáticas mejorando así la calidad de vida de todas las personas.

En 2015, la comunidad internacional a través de la ONU y con el consenso de 193 naciones y más de 1,500 empresas se propuso cinco líneas para el 2030; personas, planeta, prosperidad, paz y alianzas a través de 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS).

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Lee: La desigualdad amenaza el desarrollo global, advierte la ONU

De acuerdo con los ODS, el carente desarrollo económico, los altos índices de pobreza, la inseguridad y la baja productividad, son producto de la creciente desigualdad en la distribución del ingreso.

La OCDE señala que en México el 10% de la población más rica tiene ingresos promedios 30 veces mayores que los del sector más pobre, cuando el promedio de los países miembros es de 9.6 veces.

OPINIÓN: México y la desigualdad en la distribución de la riqueza

De acuerdo con Piketty, la creciente desigualdad en la distribución del ingreso genera parálisis en la sociedad, evita la movilidad social y reduce la capacidad de consumo. Esta brecha origina inestabilidad económica, lo que desfavorece al crecimiento económico y profundiza la descomposición política y social de un país.

nullEn materia de cooperación económica y social, la confianza debe ser traducida en acuerdos y acciones entre los diferentes participantes de la sociedad, con el fin de alcanzar los consensos necesarios para afrontar una gestión equilibrada de los pilares económico, social y ambiental.

La erradicación de la pobreza y disminución de la desigualdad es un deber ineludible e impostergable para propiciar el bienestar general de todas las personas.

Ludwig Feuerbach filósofo Alemán señalaba que: la teoría de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado.

Por lo tanto, la educación en virtudes como forma de prevención dirigida a las generaciones venideras favorecería un espíritu de solidaridad, generosidad y respeto por los demás y por el medio ambiente, formando personas conscientes y proactivas primordialmente en la superestructura de la sociedad y derivándolo al resto de la población.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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