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¿Somos buenos para el Buen Fin?

Hay negocios que no comprenden el verdadero propósito del programa, dice Eréndira Yaretni Mendoza Meza.
mar 12 noviembre 2019 11:30 AM
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En 2018, las ventas de las empresas que participaron en el Buen Fin tuvieron un crecimiento cercano al 20%.

(Expansión) - En nuestro andar por la calles nos hemos encontrado últimamente letreros del Buen Fin, tal como adornos en los escaparates de las tiendas. Este año se celebra la novena edición del programa de ofertas desde que inició, en 2011, y aun así existen muchas posturas sobre si ha resultado; algunos especulan sobre el alza de los precios e incluso hay quienes no han comprendido de qué se trata el programa.

El Buen Fin en México ha sido inspirado en el Black Friday de Estados Unidos , el cual da inicio después del Día de Acción de Gracias y previo a la temporada navideña. Este viernes negro se ha ampliado por varios días de rebajas y descuentos hasta el contexto digital con el Cyber Monday.

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Visto desde el contexto económico, nos podemos remontar a diferentes sucesos, mi favorito es La Gran Depresión de Estados Unidos en 1929 que se genera como consecuencia de la sobreproducción. Es decir, después de llegada la Revolución Industrial, se da inicio a una producción en masa generando una gran cantidad de productos puestos a disposición en el mercado, aunque no todos son comprados; comienzan a acumularse inventarios, stock que a su vez genera costos, encareciendo también los costos de los productos. Al ocurrir esto se genera un círculo vicioso en el que no hay suficiente demanda, suben los precios, existe desempleo y se detona una crisis inminente. Con la finalidad de salir de la crisis, entre muchas medidas económicas implementadas, se coloca sobre la mesa el consumismo, es decir, si las empresas logran vender todo aquello que está en stock¸ comenzarán a recuperar su inversión, pudiendo así producir nuevamente, generando empleos y reactivando la economía.

Es así que el Black Friday y el Buen Fin surgen como medidas del Estado para incentivar la economía, como dirían los economistas, la mano invisible se hace partícipe en el mercado para impulsar la economía.

No obstante, la brecha entre Estados Unidos y México es enorme, el programa no ha funcionado con el impacto que se esperaba en nuestro país. ¿Por qué? Es un tanto sencillo identificar la causa: Lo que resulta complicado es convencer a los oferentes, es decir a los empresarios, de las ventajas de la correcta aplicación del programa.

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Es razonable pensar que en Estados Unidos hayan elegido noviembre para su Black Friday; se aproxima el fin de un año, en términos contables y fiscales se da el cierre el último día del año, tenemos próxima la temporada navideña, aguinaldos, es otras palabras mucho dinero en circulación. Es el momento ideal para deshacernos del stock, de la mercancía acumulada que durante el año no se ha vendido, dicho de otra manera, es momento de obtener la inversión de vuelta con la finalidad de iniciar un nuevo año con capital para una nueva producción.

Explicado de otra forma, supongamos que somos dueños de una compañía, elijan el nombre y el giro que más les agrade, durante el año hemos mantenido el récord de producción deseado, sin embargo, nuestro almacén comienza a tener un excedente de nuestros artículos, generando gastos de renta, servicios y administración, al final del día esto incrementa el costo de nuestros artículos, y a su vez éstos se van tornando obsoletos, recordemos que vivimos en un mundo globalizado con hallazgos e innovaciones a diario; si nos damos el lujo de continuar incrementando nuestro inventario comenzamos a tener pérdidas, y en caso de continuar con ello, en un corto periodo de tiempo no tendremos más dinero para seguir invirtiendo y tendríamos que despedir personal. Ahora bien, si interrumpimos el proceso, justo en el almacenaje, podríamos evitar problemas económicos, es decir, vender todo el exceso de mercancía que poseemos, pero ¿Cómo? Es aquí donde la mano invisible, el Estado, hace su aparición generando estrategias como el Buen Fin, donde a través de la promoción de días de rebajas los empresarios puedan vaciar sus bodegas, retornan capital para continuar su producción, mientras el consumidor puede comprar más barato y continuar con trabajo el año entrante.

Pero ¿qué está pasando en México que aún no ha logrado ese éxito? Tristemente, no se dan días de liquidación de mercancía en la mayoría de los establecimientos, solo observamos promociones de meses sin intereses, e incluso alzas en los precios previo a la temporada, no existe participación de todos los establecimientos y siguen desconociendo las ventajas de este tipo de proyectos.

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En resumidas cuentas, valdría la pena apostar las cartas en este tipo de proyectos que acarrean ventajas económicas tanto para familias, como para empresas y Estado.

Nota del editor: Erendira Yaretni Mendoza Meza es licenciada en Economía, maestra en Gobierno y Desarrollo Regional por El Colegio del Estado de Hidalgo y doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Es profesora de la máxima casa de estudios de la entidad. Síguela en su cuenta de Twitter como @yaretni .

Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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