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¿La posibilidad de una isla? El futuro del mundo profesional

La crisis acelerará una serie de transformaciones que ya se venían vislumbrando en diversos rubros como las telecomunicaciones y los negocios internacionales, apunta Guillermo Fournier.
lun 29 junio 2020 06:00 AM

(Expansión) – En 2005, el polémico escritor francés Michel Houellebecq publicó una novela en la que se describe un escenario futurista donde los seres humanos carecen por completo de interacción física y la comunicación interpersonal se limita al uso de plataformas digitales. Así, dentro de este drama ficticio, la vida de los individuos transcurre día con día al frente de un monitor que les permite acceder a información, aunque la sensibilidad humana y la capacidad de empatizar con terceros es prácticamente nula.

Sin duda, este mundo puede parecer aterrador; quizá la sensación de cierta soledad que nos ha traído el prolongado período de encierro para asegurar el distanciamiento social y prevenir así la transmisión agresiva del SARS-Cov-2, tiene como efecto positivo el recordarnos que somos seres sociales y que requerimos de nuestros pares para sentirnos plenos, tanto en el plano profesional como en el ámbito humano.

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Claramente la presente contingencia ha puesto a prueba la habilidad de las empresas e instituciones para adaptarse al cambio; el teletrabajo ahora es una realidad que, con certeza, llegó par quedarse. Los jefes y directivos también han aprendido a valorar las plataformas tecnológico-digitales como medios para optimizar el trabajo dentro de sus organizaciones.

La crisis multidimensional acelerará una serie de transformaciones que ya se venían vislumbrando en diversos rubros como las telecomunicaciones y los negocios internacionales. Por supuesto, presenciaremos una era de importantes cambios, pero, sobre todo, de enormes retos.

Entonces, si bien la tecnología ha desempeñado un papel crucial al momento de generar estrategias para continuar con las actividades propias del mundo profesional, es innegable que, a su vez, hemos comprendido que dicha tecnología también tiene marcadas limitaciones. Es decir, el factor humano es insustituible para la realización de múltiples tareas u operaciones que necesitan de tacto, sensibilidad y capacidad de persuasión; a fin de cuentas, la estructura organizacional se compone de personas con legítimos intereses e inquietudes, que merecen ser atendidos desde un enfoque humanitario.

Por su parte, para cerrar negocios, a la fecha, nada es tan efectivo como una reunión presencial para establecer vínculos de confianza y estrechar un buen apretón de manos.

OPINIÓN: Protocolo de autoconfianza para la nueva normalidad

Para el correcto funcionamiento de un equipo de trabajo, la motivación es fundamental. Un líder es aquel con el talento para sacar lo mejor de cada elemento del personal a su cargo. Pues bien, desde luego, el ejercicio del liderazgo precisa de interacción humana de cercanía para hacer óptimos sus beneficios.

Las videoconferencias son sumamente útiles y prácticas, pero difícilmente podrán reemplazar el poder de un reconocimiento verbal cara a cara acompañado por una palmada sobre la espalda. La condición del líder se alimenta de la influencia positiva sobre sus colaboradores; la familiaridad y la convivencia refuerzan estos lazos de credibilidad e inspiración.

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La pandemia acelera la revolución 4.0 en las empresas

Queda claro que las herramientas de comunicación a distancia son y serán parte de nuestras vidas cotidianas, pues simplifican los procesos y nos brindan el gran activo de la inmediatez. Esta ha sido la increíble revolución de los teléfonos móviles, las redes sociales y el internet; la conexión permanente abre la puerta a un universo de posibilidades, muchas de las cuales aun no han sido del todo exploradas.

Empero, nuestra generación tiene ante sí el reto de encontrar un justo equilibrio entre el desarrollo tecnológico-digital y la prevalencia de un enfoque humano en las relaciones interpersonales. No hay progreso sin valores; no hay avances meritorios sin sensibilidad humana.

OPINIÓN: 2020 y la nueva composición del trabajo

La historia nos demuestra que los momentos de mayor dificultad son capaces de llamar a las sociedades a la reflexión profunda al tiempo que impulsan la generación de conciencia respecto de sus paradigmas, realidades y asignaturas pendientes. Así, nos toca vivir y padecer tiempos interesantes, de los cuales podremos extraer lecciones de peso para enfrentar de mejor forma los retos de cara al futuro.

Tal vez aprendamos a unirnos en la distancia, a procurar la promoción de una sana convivencia en el entorno profesional y a revalorizar el trato humano con nuestros pares. Después de todo, y tras hacer un balance, podremos descartar la posibilidad de una isla, en favor del fortalecimiento de la cohesión social.

Nota del editor: José Guillermo Fournier Ramos es docente en la Universidad Anáhuac Mayab. Vicepresidente de Masters A.C., asociación civil promotora de la comunicación efectiva y el liderazgo social. También es asesor en comunicación e imagen, analista y doctorando en Gobierno. Síguelo en Twitter y en LinkedIn . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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