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La conciencia ambiental es un trabajo de todos

La pregunta fundamental que debemos hacernos como sociedad es: ¿qué podemos hacer para crear modelos de producción más amigables con el ambiente?, considera Gianni Canneti.
mié 30 septiembre 2020 07:00 PM

(Expansión) – La agricultura es una actividad clave para la humanidad. Lo hemos constatado en los últimos meses: pese a la pandemia que vivimos, la producción de alimentos simplemente nunca se detuvo. No obstante, también es destacable el rol y responsabilidad de quienes trabajan la tierra, pues además de producir más, deben asegurar un menor impacto ambiental.

Tomemos como referencia la Conciencia Ambiental, cuyo objetivo es promover que la población adopte prácticas sustentables y sepa que su estilo de vida deja una importante huella en el ecosistema, lo cual también sucede en el campo.

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Si hablamos de cifras podemos mencionar que el impacto conjunto de la agricultura, la ganadería, la pesca, la silvicultura y el cambio de uso de suelo, causan el 24% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. El escenario es más alarmante en América Latina y el Caribe, donde, según datos de la CEPAL, la contribución de la región es 1.5 veces superior, llegando al 42%. De continuar así, esto podría significar el aumento de la temperatura, empeorando las condiciones meteorológicas que dificultarían el trabajo de los agricultores.

Por tanto, la pregunta fundamental que debemos hacernos como sociedad es: ¿qué podemos hacer para crear modelos de producción más amigables con el ambiente? Sin lugar a duda, el sector necesita producir más y aumentar la rentabilidad de los cultivos, para lograr la seguridad alimentaria, pero no lo puede hacer a costa de nuestro planeta.

Como líder de una compañía comprometida con la agricultura sostenible, me parece esencial que, en unión con todos los involucrados en el campo (cadena de valor, gobierno, productores, compañías) apostemos por un mayor conocimiento técnico, pruebas experimentales y el acercamiento a nuevas tecnologías, para poder equilibrar la balanza y poder producir de manera responsable. ¡Y existe una mejor forma de hacer las cosas!

Es alentador observar que hoy millones de ciudadanos, agricultores, empresas socialmente responsables y organismos internacionales, entre otros, son más conscientes y entienden la gravedad del problema y están dispuestos a aplicar los cambios que sean necesarios para revertir la situación.

Es decir, no se trata de detener una actividad primaria, sino de crear sinergias y concientización entre todos, y también de hacer evolucionar la agricultura a través de tecnologías más eficientes. Los fertilizantes, por ejemplo, fueron una gran innovación y respuesta a mediados del siglo XX para incrementar de forma significativa la producción de alimentos, utilizando la misma superficie de tierra cultivable.

Pero como el significado de transformación lo refiere, no podemos quedarnos solamente con métodos o insumos convencionales y tradicionales utilizados desde el siglo pasado (como la urea), sino impulsar una constante evolución tecnológica, porque el suelo modifica su composición, las condiciones climatológicas cambian, y, por ende, los cultivos requieren mejores nutrientes que les permitan resistir ante tales adversidades.

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Mi experiencia en campo me ha permitido observar que normalmente existen siempre alternativas y soluciones para un problema, sobre todo en esta época en la que podemos echar mano de productos de última generación, como los fertilizantes a base de nitratos, entre otros.

No sólo se trata de cultivar más alimentos con mejor calidad, también debemos tomar conciencia de cómo lo hacemos, del impacto que provocamos y de cuáles son las mejores prácticas que nos permitan seguir realizando esta actividad y además garantizar su continuidad para las futuras generaciones.

Una gestión sana hacia el medio ambiente es parte esencial del desarrollo sostenible que debemos buscar. Los ejemplos a nivel mundial que deberían guiarnos en este proceso es lo que han realizado los países nórdicos y Europa occidental, por nombrar algunos.

Esto solo se logra con la conciencia de que el crecimiento puede y debe ir de la mano con la protección de los recursos naturales, controlando la pérdida de la biodiversidad y, sobre todo, a través de compartir el conocimiento.

Nota del editor: Gianni Canneti es Director General y Country Manager de Yara en México. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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