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Big Bang energético: negocio + energía + medio ambiente

La pandemia que surgió en este 2020 ha adelantado una década el inicio del nuevo negocio al colocar en léxico del mundo el llamado “Energía Limpia”, erróneamente percibida, opina Ramses Pech.
vie 27 noviembre 2020 12:02 AM

(Expansión) – Por muchas décadas el mundo ha utilizado a la naturaleza para tomar las energías primarias (recursos naturales o materia prima sin transformar) para crear tecnologías que transporten energía para su utilización por el ser humano.

Actualmente el total de energía primaria consumida en 2019 por el ser humano fue de alrededor de 550,000 petajoulies y entre el 50 a 55% fue desechado (no utilizado) en forma de calor al medio ambiente.

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Desde la revolución industrial, esto ha originado el negocio energético en forma pura sin medir las consecuencias al ver el beneficio que podría tener para una zona, país, región o el mundo el crecimiento económico y el desarrollo de una población. Esto trajo como consecuencia en algunos países un crecimiento poblacional desmedido, y derivado de esto una exigencia en forma creciente de una demanda de energía para la vida cotidiana de cada persona en sus hogares y lugares de trabajo.

Este crecimiento de la población trajo consigo que mucha gente dejara las zonas rurales y se fuera a buscar mejores oportunidades de trabajo a ciudades dentro de su país y otros; ocasionó que el consumo de la energía se concentrara en estas zonas y ante esta situación, por la falta de espacio, tuvo que buscar lugares que permitieran colocar las tecnologías que transforman a las energías primarias, como la creación de centrales eléctricas, refinerías, petroquímicas, carboeléctricas, nucleoeléctricas, hidroeléctricas, plantas eólicas, solares, geotérmicas entre otras en zonas, invadiendo aún más a la naturaleza.

Toda esta tecnología insertada en espacios que eran de la naturaleza eliminó la posibilidad de mantener un ecosistema equilibrado, como fue concebido en un inicio para los seres vivos. Hay que dejar claro, la naturaleza estaba primero y después llego el homosapiens con “sentido común” a establecer la tecnología.

Al haber un crecimiento exponencial de la economía basada en la industria-tecnología y en forma paralela con el crecimiento poblacional, el ser vivo con razonamiento empezó a enfermar y temer por la salud, ante los altos trastornos que estaban aconteciendo para poder sobrevivir en el planeta. Lo primero que se dio es la mala calidad del aire que respiraba como consecuencia de los contaminantes que emanaban, principalmente de los escapes en el transporte, para mover a cada individuo o sus mercancías ante la llamada regionalización y después mutar a la globalización.

Ante esta circunstancia, los gobiernos de algunos países crearon la medición del aire y solicitaron la mejora de los combustibles que eran utilizados en los motores con el objetivo de tener una combustión completa y que no se tenía, creando hasta la actualidad oxigenantes, aditivos y eliminando azufre-plomo, ligado con la mejora del rendimiento de los motores en una mayor cantidad de kilómetros por recorrer que utilizaban menos combustible.

Algunas empresas como Valero, Exxon, Shell, BP entre otras han invertido en mejorar ante las exigencias mundiales y se han adaptado al mundo para tener carros híbridos.

Después, ante el incremento del uso de tecnología en los hogares, trabajo y en la vida cotidiana del humano, se tuvo la necesidad de crear una mayor forma de tener electricidad en cada rincón del mudo que fuera posible llegar. Esto ocasionó buscar fuentes de forma barata como el carbón y petróleo crudo; en un inicio no hubo interferencia de la cantidad de contaminantes que emanaban y al ver que no era suficiente ante el crecimiento en la demanda de electrones, se crearon tecnologías como hidroeléctricas (se eliminaron en algunas regiones extensiones bastas de terreno y se pretendió controlar a la naturaleza).

También nucleoeléctricas, que en un futuro ocasionaron en algunos lugares por accidentes exposiciones de seres vivos con consecuencias en cada uno de ellos y que en la actualidad se han creado los parques eólicos y solares, cuyo objetivo es tener una emanación cero de contaminantes al crear energía secundaria, como es la electricidad.

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Pero en realidad en esta primera fase podemos observar que todo es un negocio energético que busca un beneficio, especialmente el que consiste en realizar operaciones comerciales, comprando y vendiendo mercancías o servicio.

El siglo XXI inició con una nueva “Conciencia de la humanidad”, en ayudar a la naturaleza. La ingenuidad e incredulidad no cabe hoy día, es un nuevo negocio con beneficio, si ayudar a la naturaleza a mantener el ecosistema y que los seres vivos puedan tener un mejor aire para respirar, pero el ser vivo con razonamiento ha determinado un nuevo negocio apegado a su creencia económica con base en el crecimiento poblacional y el posicionamiento mundial.

La pandemia que surgió en este 2020 ha adelantado una década el inicio del nuevo negocio al colocar en léxico del mundo el llamado “Energía Limpia”, erróneamente percibida como el inicio del ‘Big Bang energético’: que de una gran explosión de una masa compacta de energía y materia dio inicio al cambio de la utilización de la energía primaria.

No perdamos el foco del Big Bang energético, “no son las energías limpias” es la forma como aprovechamos la energía primaria en su transformación y cuánta de ella no será desechada.

Nota del editor: Ramses Pech es analista de la industria de energía y economía. Es socio de Caraiva y Asociados-León & Pech Architects. Síguelo en Twitter y/o en LinkedIn . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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