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La producción de amoniaco en Pemex en tiempos de AMLO

¿Cómo hacer rentable los activos de la hoy extinta Pemex Fertilizantes? Esta es una pregunta que se antoja fácil de contestar, pero sumamente difícil de abordar en la práctica, opina Adrián Duhalt.
mar 09 febrero 2021 11:59 PM

(Expansión) - A pesar del discurso oficial, la administración federal no termina de encontrar la fórmula para enderezar el rumbo de Pemex Fertilizantes, que continúa perdiendo carretadas de dinero y sin poder echar a andar la producción de amoniaco y fertilizantes nitrogenados – dos de sus principales activos - de manera satisfactoria.

La prioridad, según se nos hace saber a través de la inyección de capital que el Consejo de Administración de Petróleos Mexicanos aprobó en la sesión ordinaria, del pasado 2 de diciembre, es “llevar a cabo las acciones necesarias para que, en la medida de lo posible, se obtenga refinanciamiento y/o se reestructuren los créditos cuyos compromisos financieros serán cubiertos con la capitalización autorizada”.

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No es de extrañar que el cometido del monto autorizado, que asciende a 114.86 millones de dólares, sea hacer frente a los compromisos financieros que se adquirieron en pasadas administraciones.

Lo problemático de esta decisión es que se pospone para mejores tiempos el atender las causas del por qué la producción de amoniaco, parte central de la cadena de los fertilizantes nitrogenados, continúa en niveles históricamente bajos.

El complejo petroquímico de Cosoleacaque, propiedad de Pemex y único productor de amoniaco en el país, arrastra una serie de trabas técnicas y operativas que lo han obligado a parar sus plantas de manera frecuente.

En febrero del 2020, o 15 meses después de iniciado el sexenio, Pemex reportaba que Cosoleacaque por fin estaba produciendo nuevamente después de haber cesado operaciones en agosto-septiembre del 2018.

Es desalentador señalar que de los 25 meses del gobierno de AMLO, a diciembre del 2020, Cosoleacaque solo ha registrado producción de amoniaco en siete meses, según datos del Sistema de Información Energética.

Explicado de otra manera, las 5,450 toneladas mensuales promedio de amoniaco que se han producido hasta diciembre del 2020 en esta administración son solo una fracción de las 50,600 toneladas mensuales promedio que Pemex reportó producir durante el sexenio anterior.

Si bien el argumento de que gobiernos anteriores se dedicaron a desmantelar esta cadena petroquímica es válido, las cifras arriba descritas también ilustran que la gestión del presidente López Obrador se ha quedado corta en cuanto a rescatar la producción de amoniaco.

Entonces, ¿cómo hacer rentable los activos de la hoy extinta Pemex Fertilizantes? Esta es una pregunta que se antoja fácil de contestar, pero sumamente difícil de abordar en la práctica.

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Las pérdidas de Pemex alcanzan 606,600 millones de pesos en 2020 

Aguas arriba, la producción de amoniaco está ligada al suministro de gas natural – esa molécula que se transporta a través de tubos que recorren la geografía nacional y que tiene en el sector eléctrico su mayor fuente de demanda.

Uno de los problemas que enfrenta Cosoleacaque es precisamente el suministro de gas natural, el cual es insuficiente y/o de mala calidad. Los cuellos de botella en la infraestructura de transporte de gas natural y la baja producción en el sur-sureste del país explican lo anterior.

Aguas abajo, el amoniaco es la materia prima necesaria para la producción de fertilizantes nitrogenados, entre los que destaca la urea, siendo éstos a su vez jugadores centrales en cuanto a productividad y seguridad alimentaria. De ahí la importancia del amoniaco en cuanto a la agenda socioeconómica del presidente.

Aquí, el punto también es que Pro Agroindustria, la planta de urea que Pemex compró en el 2014 y que consume amoniaco, continúa enfrentando retos enormes para su constante funcionamiento.

Bajo la lógica del gobierno, el fiasco que a la postre fue la compra de Pro-Agroindustria y el subsecuente endeudamiento en que se incurrió justifican la capitalización aprobada hace dos meses para cubrir obligaciones financieras y dejar en segundo término la rehabilitación de la infraestructura productiva.

Bajo la lógica del mercado, hay quienes ven en la inversión privada parte de la solución para atender la demanda interna.

Nos acercamos a la mitad del sexenio y la realidad nos dice que, en el caso de la producción de amoniaco y urea, la gestión actual de Pemex no es tan diferente a lo que hemos visto anteriormente.

Nota del editor: Adrián Duhalt es investigador posdoctoral en temas de energía en el Instituto Baker de la Universidad de Rice. Síguelo en Twitter como @AdrianDuhalt y en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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