Durante el primer trimestre, el país volvió a ser azotado por un fuerte rebrote de la epidemia, con el número de personas infectadas alcanzando su tercer máximo en el año. Esto no es una sorpresa, dado que el resultado era ampliamente esperado dado el relajamiento de las medidas de distanciamiento social durante las festividades de fin e inicios del año.
Varias de las principales ciudades del país regresaron al semáforo rojo y confinamiento durante el mes de febrero, afectando con ello diversas actividades y el empleo. En el mismo mes, algunas actividades fueron adicionalmente afectadas por las interrupciones en el suministro de combustibles e insumos intermedios provenientes de los Estados Unidos, dadas las afectaciones generadas por las malas condiciones climáticas en el sureste estadounidense.
Como resultado de esto, la actividad interna en México se vio afectada durante febrero, sobre todo en la industria nacional y particularmente en los sectores exportadores. Afortunadamente, los servicios y la producción de bienes de consumo continuaron operando casi normalmente, ayudando con ello a mitigar los efectos adversos sobre la economía.
La estimación preliminar del PIB anunciada por el INEGI reporta un avance de 0.4% en el PIB del primer trimestre, con respecto al trimestre anterior. Ciertamente, el dato trimestral confirma una continua moderación del crecimiento con respecto a los avances de 12.4% y 3.3% en el tercer y cuarto trimestres del año pasado. Sin embargo, el resultado fue mejor a lo esperado, ya que los mercados incluso no descartaban una ligera contracción trimestral.
En marzo algunas actividades reabrieron operaciones ante la moderación en la aceleración de la epidemia, lo cual, junto al repunte de las exportaciones, propiciaron el avance trimestral de la economía. Los datos sobre el número de casos de personas infectadas muestran moderación y ha alimentado la esperanza de que el pico de la tercera ola parece estar quedando atrás.