Publicidad

Síguenos en nuestras redes sociales:

Publicidad

De mentiras y verdades a medias

La regla que aplica en mercadotecnia de que percepción es realidad y todo lo demás es ilusión rige por igual tanto en el mundo empresarial como en el de la política, apunta Mario Maraboto.
mié 05 mayo 2021 11:58 PM

(Expansión) - Cuando se habla de mentir seguramente la mayoría de las personas piensa en los políticos: ofrecen cosas que seguramente no se van a cumplir con tal de obtener la posición anhelada.

Ejemplos al respecto hay muchos y entre los más recientes podrían citarse el caso del candidato al gobierno de Zacatecas al afirmar, ante la evidencia, que él no tocó el trasero de una candidata durante una gira, o bien el reporte recientemente dado a conocer denominado “El Valor de la Verdad”, en el que se deja claro que las promesas de la pasada campaña presidencial fueron sólo eso y que en realidad “el presidente (López Obrador) miente en 80 ocasiones durante cada una de sus conferencias matutinas”.

Publicidad

Pero mentir no es algo exclusivo de la política sino de prácticamente cualquier actividad del hombre, incluido el mundo empresarial. Uno de los principios básicos de la comunicación corporativa, especialmente en la gestión de una crisis, es el reconocer la situación que se enfrenta, no mentir y explicar lo que se está haciendo para volver a la normalidad.

Independientemente de que muchos piensen que eventualmente se vale decir alguna “pequeña mentira” o, como dicen otros “una mentira piadosa”, ética y moralmente la mentira es condenable sea porque quien la expresa está convencido de que es una verdad o porque lo quiera hacer deliberadamente midiendo o no las consecuencias de ello.

Mentir es ocultar deliberadamente, es exagerar, fingir o simular. No obstante, hay ocasiones en que alguna institución decide expresar verdades a medias o mentiras abiertas en función de sus intereses comerciales, económicos o políticos.

En alguna ocasión solicité a un cliente cierta información para ofrecerla a un periodista interesado en la situación por la que atravesaba la empresa, a fin de generar empatía. Con la confianza en el cliente y sin mayores cuestionamientos ofrecí la información que se me proporcionó, pero el periodista hizo su trabajo antes de publicar y descubrió que la misma estaba modificada a conveniencia del cliente.

En el sector privado, en el público, en la vida personal y en prácticamente toda actividad humana, la mentira es una herramienta constante de la que se valora su uso en caso de ser necesaria; si el resultado de dicha valoración es positivo se construye y se lanza sin escrúpulos.

Es lo que se puede ver en la publicidad engañosa que transmite información falsa o tergiversada de algún producto para despertar interés y motivar la compra, o con las campañas políticas en donde todo el despliegue de discursos (generalmente vacíos de contenido), la poca o nula correlación con las realidades tangibles, las promesas y todos los artilugios que se usan en los intentos de persuasión y manipulación. Constituyen en la mayoría de los casos verdades a medias para alcanzar el voto favorable.

La regla que aplica en mercadotecnia de que percepción es realidad y todo lo demás es ilusión rige por igual tanto en el mundo empresarial como en el de la política. Un producto es milagroso por efecto de la publicidad, una empresa es socialmente responsable gracias a la comunicación, un político es honesto debido a la propaganda de su partido.

Generalmente el producto milagro no tiene los efectos prometidos, la empresa es socialmente responsable sólo para con los públicos relacionados de su interés, y el político honesto pierde tal carácter cuando son exhibidas sus riquezas mal habidas o sus negocios fraudulentos con apoyo de familiares o amigos. Todo es efecto de verdades a medias.

Publicidad
Campañas, COVID y polarización | Decisión 2021

Si el consejo de administración de una empresa confirma que alguno de sus directivos, especialmente el Director General, miente de manera sistemática ocultando o manipulando datos, inclusive en favor de la organización, es indudable que la decisión a tomar es el despido inmediato, una vez calculados los efectos bursátiles y tomadas las medidas preventivas respectivas.

Pero irónicamente al anunciar el retiro de ese ejecutivo probablemente se incurrirá en una verdad a medias con la explicación de “renunció por cuestiones de salud”, “tendrá un cargo de consultoría de manera externa” o algo por el estilo.

Nadie puede estar cierto de que los beneficios anunciados de un producto serán reales; se confía y se comprueba al consumirlo: para unos serán verdad y para otros, mentira. Igual se confía en las promesas de campaña para después descubrir cuánto de lo que se ofreció fue verdad y cuánto mentira.

El tema es que no mentir se enfrenta a la necesidad de convencer a las audiencias de los beneficios reales o supuestos de un producto, de las operaciones de una institución o del valor ético y profesional de una persona, en un mundo globalizado y competitivo.

¿Es triste? Sí, pero es una realidad. Las empresas igual que los políticos emiten constantes mensajes intencionales que las audiencias “compran”. La manipulación de la información y las verdades a medias forman parte de un sistema de comunicación que busca beneficios económicos o políticos pero que por lo regular no cumplen con las expectativas. ¿Verdad, Andrés?

Nota del editor: Mario Maraboto Moreno es Licenciado en Periodismo por la UNAM. Investigador Asociado en la Universidad de Carolina del Norte. Autor del libro "Periodismo y Negocios. Cómo vincular empresas con periodistas". Consultor en Comunicación, Relaciones Públicas y situaciones especiales/crisis desde 1991. Escríbele a su correo mmarabotom@gmail.com y síguelo en Twitter . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

Publicidad

Newsletter

Únete a nuestra comunidad. Te mandaremos una selección de nuestras historias.

Publicidad

Publicidad