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El nado sincronizado editorial

Como en el deportivo, en el nado sincronizado editorial también aparece el estilo técnico y el estilo personal, destaca Mario Maraboto Moreno.
lun 31 mayo 2021 06:21 AM

(Expansión) - El nado sincronizado es una práctica surgida en el Siglo XIX y se ubica entre el arte y el deporte. Se trata de que todos los integrantes del equipo ejecuten su coreografía en perfecta sincronía como si fueran uno solo.

Pero el nado sincronizado también es una modalidad del periodismo. En alguna ocasión el exconsejero electoral, Alfredo Figueroa, lo definió en una entrevista como: “Un conjunto de voces, que sin saber cómo o porqué, se ponen de acuerdo hasta en las comas para decir exactamente lo mismo formando una campaña de propaganda, y en ese momento no se distingue entre lo que es información y lo que es propaganda de un conjunto de voces”.

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Opera cuando se hace llegar al mismo tiempo a diferentes opinadores (quienes difícilmente revelan sus fuentes) información, generalmente verídica, con datos muy precisos sobre algún asunto a fin de resaltar hechos o situaciones con afán de evidenciarlos y exhibir de alguna manera al o los actores involucrados o para lograr algún objetivo como: tratar de influir en una política pública o alguna regulación; llamar la atención sobre ciertos errores o necesidades sociales, económicas o políticas; apoyar o denostar a alguien o a alguna organización, etc.

Como en el deportivo, en el nado sincronizado editorial también aparece el estilo técnico y el estilo personal. Por ello es que se logran algunas diferencias en la redacción, aunque regularmente prevalecen algunas frases o palabras indicativas de que se trata de una acción coordinada.

Para la generalidad de lectores de diarios y revistas esta actividad pasa desapercibida pues sólo leen un comentario sobre un evento o hacia alguna persona en el diario de su preferencia; pero su alcance va más allá del lector común de un solo diario: el o los receptores lo identifican cuando varios medios simultáneamente hacen la publicación con la misma línea argumentativa, una redacción muy similar y en ocasiones inclusive sin modificaciones al texto original.

Generalmente los destinatarios finales de estas publicaciones son personas con cierto nivel de influencia o autoridad, políticos, presidentes o representantes de organismos autónomos o de la sociedad civil, funcionarios públicos, presidentes de empresas u organismos empresariales e inclusive artistas y deportistas destacados.

El nado sincronizado editorial es algo que se ve mucho, por ejemplo, en las campañas políticas. Sólo hay que revisar diferentes medios durante los últimos dos o tres meses para encontrar esa sincronía para meter el pie a los adversarios políticos. En este caso se considera que funciona como una herramienta de propaganda por la que se busca evidenciar a candidatos para debilitarlos con el poder de la opinión mediática o bien tratar de fortalecerlos por la misma vía.

A través de este instrumento se atribuyen fraudes con tarjetas, enriquecimientos ilícitos, contratos o negocios fraudulentos, grabaciones alteradas y cualquier tema que pueda lograr el objetivo político de fortalecer o debilitar.

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El efecto mediático que se logra por lo general se magnifica a través de las redes sociales, en donde literalmente ejércitos de bots, con palabras idénticas o similares, se encargan de reproducir los comentarios sincronizados para agredir y tratar de desprestigiar a quienes en las mismas redes expresan opiniones contrarias.

Un ejemplo: Se presume que en la actualidad existe un equipo de nado sincronizado a la orden del actual gobierno (sostenido económicamente desde Palacio Nacional) que a través de las redes sociales y de páginas de internet se encargan de desacreditar las críticas que se hacen al gobierno desde los medios de comunicación. Cada uno de los integrantes de este equipo se encarga de emitir las mismas descalificaciones publicando sus comentarios con gran sincronía y uniformidad.

No quiero pensar en qué pasaría si la propaganda electoral se sofisticara al grado de invadir la privacidad de los electores. Pienso en ello a partir de un experimento realizado en la Universidad de Minnesota denominado “Publicidad Sincronizada”, consistente en sincronizar radio y televisión con teléfonos inteligentes o tabletas para captar la atención del usuario multi task. Quien ve un comercial en la televisión o lo escucha en la radio, al mismo tiempo recibe información adicional sobre el producto en su dispositivo móvil.

Espero que la idea no prospere y mucho menos en nuestro país pues no quiero imaginar cómo serían las próximas campañas políticas con un nado sincronizado multimedia. Si como estamos ya las campañas nos saturan y fastidian, con esa idea terminarían invadiendo nuestra privacidad con la venia del gobierno.

Nota del editor: Mario Maraboto Moreno es Licenciado en Periodismo por la UNAM. Investigador Asociado en la Universidad de Carolina del Norte. Autor del libro "Periodismo y Negocios. Cómo vincular empresas con periodistas". Consultor en Comunicación, Relaciones Públicas y situaciones especiales/crisis desde 1991. Escríbele a su correo mmarabotom@gmail.com y síguelo en Twitter . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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