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La pobreza laboral también genera riesgos psicosociales

En términos de la contingencia, lo más complicado está pasando, pero no debemos asumir que la situación personal y económica es la misma para todos, y, por ende, su bienestar, señala Fernanda Zenizo.
mar 29 junio 2021 12:04 AM

(Expansión) - Las consecuencias de la pandemia COVID aún se siguen sintiendo y en lo que respecta en el terreno económico ha sido todavía con más fuerza en el primer trimestre del año. Los números y estadísticas, las cifras oficiales de organismos técnicos especializados, no necesitan de una interpretación avanzada para entender la gravedad de la situación.

En el terreno del empleo, de acuerdo con INEGI, un importante indicador socioeconómico, también ha sido afectado por la casi ya finalizada contingencia al perder un gran número de éstos en casi todos los sectores productivos. Este organismo recientemente informó los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo que registra una disminución de 2.5 millones de personas de la Población Económicamente Activa, al pasar de 57 millones en enero de 2020 a 54.5 millones en el mismo mes de este año.

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Paralelamente, en lo que a pobreza laboral respecta, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) reportó que aumentó más de tres puntos porcentuales, de 35.6% a 39.4% en el primer trimestre de 2021, respecto al mismo trimestre del año pasado.

Todos expresamos, sin duda, una preocupación por el aumento acelerado de la pobreza en el país y por la ausencia, hasta ahorita, de una estrategia integral y suficiente de recuperación, con la participación de todos los sectores.

El vivir en una situación de pobreza laboral implica menor capacidad económica, disminución en la calidad de servicios de salud, alimentación, recreación, entre otros, en resumen, en un decrecimiento más significativa en la calidad de vida y que impacta más allá de la persona y la gente que la rodea.

Ya, en suma, el desempleo y la pobreza laboral representan en sí un grave deterioro en materia económica, también forman una combinación a la que los equipos encargados de la gestión del capital humano en las empresas le deben de prestar bastante atención. Es una mezcla a la que, si no pone atención, puede perjudicar la operación diaria de un negocio al ser afectado el bienestar de sus colaboradores.

Ya ha sido ampliamente comentado que el bienestar laboral puede ser afectado por factores tales como la incertidumbre por la situación económica y social del país, una excesiva carga de trabajo, disminución en la interacción social, preocupación por la salud debido a COVID, entre otros.

Si a estos adherimos el factor pobreza social, las probabilidades de afectaciones psicosociales en los colaboradores de las empresas aumenta exponencialmente traduciéndose en riesgos de ciberseguridad, extorsiones, disminución en la capacidad de tomar decisiones, no distinguir lo correcto de lo incorrecto, hacer uso incorrecto de la información y varios más, que al final, afectan a toda la organización.

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En términos de la contingencia, lo más complicado está pasando, pero no debemos asumir que la situación personal y económica es la misma para todos, y, por ende, su bienestar. Y más que por obligación, por el bien del negocio, las organizaciones deben de estar atentos al respecto con cada uno de sus colaboradores. Herramientas y opciones para hacerlo existen.

Monitorear el bienestar, es prevenir. Y en la mayoría de los casos, son las mismas empresas las que no han querido tomar la iniciativa para hacerlo; pero ahora, aún ante esta situación extraordinaria que casi terminamos por atravesar y por las que vienen, las que no lo han hecho están a tiempo para realizarlo.

Nota del editor: Fernanda Zenizo es Licenciada en Ciencias de la Comunicación por parte de la Universidad del Valle de México. Actualmente se desempeña como Directora General de Intelab. Actualmente es Vicepresidente de Gestión de Comités Técnicos en el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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