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La Balanza Fiscal o de cómo Nuevo León no es Chiapas

Es mejor no publicar formalmente la balanza fiscal, porque se enojan todos y no le sirve a nadie… ¿o sí?, señala Tamón Takahashi Iturriaga.
jue 11 noviembre 2021 12:08 AM
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De los ingresos propios de cada estado de 2019, casi el 20% de los Ingresos totales de Nuevo León fueron propios; de Jalisco, casi el 10%; Oaxaca el 6.3%; Chiapas el 4.5%, y Guerrero sólo 2.5%.

(Expansión) - En México no se mide una balanza fiscal estatal. Qué cosa más rara.

Es decir, no se mide la diferencia entre los impuestos federales que se recauda en estados y los recursos que transfiere la Federación a cada uno de ellos. Se miden las Participaciones—que es dinero federal sobre el que cada estado decide libremente su uso—; las Aportaciones—otras transferencias federales que, estas sí, tienen un destino previamente determinado en la Ley de Coordinación Fiscal—; el resto de los recursos del Presupuesto Federal (PEF) que se asignan a cada entidad; la deuda local y otros conceptos más.

Pero la balanza fiscal no.

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Quizás es un indicador demasiado polémico para darle seguimiento. ¿Por qué? Pues básicamente lo que nos dice es cuánto de los ingresos federales se recaudan, por ejemplo, en Nuevo León y cuánto en Chiapas y, en correspondencia, cuánto les “regresa” la Federación a cada uno.

Ya lo dice el dicho: “las comparaciones son odiosas, pero las diferencias más”. Y en este juego las hay. ¡Vaya que las hay! Y se ve muy claro cómo, en este tema, Nuevo León no es Chiapas.

¿Recuerda que entre 2019 y el año pasado hubo ruido del llamado Frente Aliancista? ¿O era la Alianza por el Federalismo? Esa escisión de la CONAGO, conformada por Aguascalientes, Chihuahua, Coahuila, Colima, Durango, Jalisco, Michoacán, Nuevo León, Querétaro y Quintana Roo, de la que ya no se supo más.

Según sus gobernadores, en ese momento recaudaban en sus territorios la mayor parte de los ingresos del Gobierno Federal medidos a través de la Recaudación Federal Participable (RFP), pero la Federación les regresaba mucho menos de lo que ellos ponen, porque se los dio a los estados del sur… en los que, a decir de ellos, ¡oh, sorpresa!, se recauda menos.

El agravio como arma política, para movilizar al electorado.

Sin embargo, no vi que calcularan una balanza fiscal para probarlo. Hubiera estado bien, porque con ello se hubiera confirmado su dicho de manera más efectiva, ¿no?

Acá lo hicimos y la cosa se pone buena.

Con información de la RFP, proporcionada por el SAT y publicada por el INEGI, más datos públicos del gasto federalizado (SHCP), podemos ver que, en 2019—el año más actualizado de la RFP—resulta que sí tenían mayormente razón. Nuevo León y Jalisco, por ejemplo, tuvieron balanzas fiscales muy negativas.

En el caso del primero fue de -257.4 mil mdp, y el segundo de -66.1 mil mdp. Por el contrario, la suerte de Guerrero, Oaxaca y Chiapas fue la opuesta. Sus balanzas cerraron en números negros: respectivamente, en 40.3 mil mdp, 46.1 mil mdp, y 53.6 mil mdp. Es decir, la Federación recaudó más recursos en los dos primeros y mandó más dinero a los otros tres. Así, por ejemplo, entre Nuevo León y Chiapas la brecha fue de ¡más de 311 mil mdp!, 29.3% de todo el gasto federalizado de ese año.

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Y si medimos variables un nivel más abajo, la cosa se pone más interesante… y no necesariamente mejor para Nuevo León.

Nuevo León y Jalisco fueron, efectivamente, los segundo y séptimo estados donde más recolección de RFP hubo; mientras que Guerrero, Oaxaca y Chiapas fueron, en ese orden, los 27, 25 y 24. Es decir, extremos. Y, curiosamente, en gasto federalizado recibido quedaron (casi) al revés: Chiapas, el tercero de todo el país; Oaxaca, el cuarto; Jalisco, el séptimo; Guerrero, con una población de menos de la mitad que Jalisco, el octavo, y Nuevo León, el décimo.

El contraste no acaba ahí.

Dos de cada tres pesos de los ingresos y gasto totales de Nuevo León y Jalisco fueron de libre disposición, por lo que su uso no dependió de lo que hizo o quiso la Federación. En el caso de Chiapas, Oaxaca y Guerrero, fue menos de un peso de cada tres; por lo que ellos no podían hacer casi nada si no era lo que la Federación decía.

Y, por último, si vemos los ingresos propios de cada estado de ese año—impuestos y otros conceptos locales—casi el 20% de los Ingresos totales de Nuevo León fueron propios; de Jalisco, casi el 10%; Oaxaca el 6.3%; Chiapas el 4.5%, y Guerrero sólo 2.5%.

Dicho en términos de una familia: aunque todos viven juntos, los dos primeros se mantienen solos y ayudan en su casa; mientras que los otros tres nada más estiran la mano… y les toca más dinero. Y en el caso de Chiapas, ni siquiera se lo puede gastar para abatir los enormes rezagos que tiene, pues tuvo un subejercicio total de ¡más de 34.5 mil mdp en 2019 y más de 38 mil mdp en 2020!

Cosas del federalismo mexicano.

Por último, como todo se lee con ojos partidistas, no hay que olvidar quién es el perdedor número uno en la (des)balanza fiscal. Es la entidad que más ingresos genera, para ella y para la Federación, con casi el 90% de sus ingresos y gasto totales de libre disposición, y casi la mitad de sus ingresos totales son propios: la Ciudad de México.

Quizás por eso es mejor no publicar formalmente la balanza fiscal, porque se enojan todos y no le sirve a nadie… ¿o sí?

Yo alucino.

Nota del editor: Tamón Takahashi Iturriaga es Director General de TKA Analytica, un centro de análisis e investigación. Síguelo en LinkedIn y/o en Twitter . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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