El cambio climático acentúa fortaleza de 'Sandy', señala experto ambiental
El cambio climático no ha causado el huracán Sandy, pero "sí ha hecho que sus efectos sean entre un 5 y un 10 por ciento más fuertes de lo que cabría esperar de una tormenta de estas características", dijo el director de Análisis Climático del Centro Nacional para la Investigación Atmosférica de Estados Unidos (NCAR), Kevin Trenberth.
"No es el 90 por ciento, es decir, no hablamos de que un fenómeno como Sandy esté totalmente dominado por el cambio climático, pero la temperatura del agua es mayor, las olas más grandes y la lluvia más fuerte a consecuencia de la perturbación humana del clima", explicó el meteorólogo a la agencia EFE.
Trenberth, quien abandera la investigación científica sobre la relación entre el cambio climático y los eventos meteorológicos extremos, asegura que Sandy es una tormenta digna de recibir el adjetivo de "histórica" por motivos como que haya elevado la temperatura del mar hasta 2 grados.
Ello se traduce "en un 10 por ciento más de agua evaporada alimentando esa tormenta, y en consecuencia, en un 20 por ciento más de lluvia" de lo que cabría esperar.
"Decir que esta tormenta es entre un 5 y un 10 por ciento más severa por el cambio climático puede parecer poca cosa, pero ese porcentaje es tremendamente significativo y representa un tanto por ciento adicional que suele ser la gota que colma el vaso y que hace que las consecuencias puedan ser devastadoras".
Así, el científico está convencido de que tanto este huracán como el resto de eventos extremos ocurridos en lo que va del año "hubieran sucedido seguramente sin cambio climático, pero no hubieran roto todos los récords conocidos ni sus efectos hubieran sido tan mayúsculos".
Debido a la naturaleza de la atmósfera, estos eventos "no ocurrirán siempre en el mismo lugar, sino que se irán desplazando y su ubicación geográfica dependerá del fenómeno climático llamado El Niño", que calienta de manera extraordinaria las aguas del Pacífico tropical y tiene capacidad de crear patrones meteorológicos con consecuencias globales.
El Niño "provocó una intensa sequía en Australia en 2009, acompañada de una ola de calor y de fuertes incendios; en 2010 le tocó a Rusia, en 2011 al sur de Estados Unidos y en 2012 a la zona central de Norteamérica, que ha batido récords de altas temperaturas e incendios. Veremos a quién le toca en 2013, seguramente a otro continente", asegura.
En esa línea, Trenberth, uno de los autores de los informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en sus siglas en inglés) de 2003 y 2007 y revisor del próximo, que se presentará en septiembre de 2013, critica que este órgano "no esté haciendo las premisas adecuadas en cuanto a la relación entre cambio climático y fenómenos extremos".
"El tener a tantos científicos implicados —más de 2,500 en la elaboración del próximo informe— hace del IPCC un órgano cada vez más conservador, en el que para lograr el consenso de tanta gente haya que descafeinar mucho cada afirmación que se hace", apunta el científico, quien forma parte del Grupo I de trabajo del IPCC, encargado de estudiar los aspectos científicos del sistema climático y el cambio climático.
"El IPCC nunca ha sido ni el primer órgano científico ni el más preciso" a la hora de evaluar el calentamiento y sus consecuencias, lamenta el meteorólogo.
Trenberth avanza que en el próximo informe "ni conoceremos nada revolucionario, ni sus conclusiones van a cambiar el rumbo de las negociaciones de Naciones Unidas" para alcanzar un acuerdo global de reducción de emisiones.
En ese aspecto, el director de Análisis Climático del NCAR considera que el G20 "es un foro más viable —que la ONU— adoptar un iniciativa global para combatir el cambio climático".
"La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático puede ser la vía para desarrollar esa iniciativa, pero veo más factible que salga de una reunión del G20 que de una Cumbre del Clima", concluye.