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Una mujer apuesta por rehabilitar animales y devolverlos a su hábitat

Mona Rutger recibe y rehabilita a todo tipo de animales con la intención de que puedan regresar a su vida salvaje
mié 05 junio 2013 08:00 AM

Mona Rutger recibió la llamada en octubre: un águila calva estaba desplomándose alrededor de una pista de aterrizaje después de ser golpeada por un jet privado.

Desafortunadamente, es algo que ve con mucha frecuencia, con toda clase de animales salvajes.

"Todos dicen, 'Deja que la naturaleza siga su curso'", dijo Rutger, rehabilitadora certificada de vida silvestre. "Sin embargo, el 90% de las lesiones que le ocurren a estos animales están relacionadas con los humanos. Eso no es la naturaleza. Somos nosotros".

Rutger envió a un equipo para recoger el animal herido y llevarlo a su centro de rehabilitación, en Castalia, Ohio, en donde fue estabilizado y después llevado a un veterinario.

El águila tenía colocados tres pasadores en su ala y en estos momentos el ave está desarrollando su fuerza y agilidad con la ayuda de Rutger y su organización sin fines de lucro: Back to the Wild.

Desde 1990, dice Rutger, ha rescatado a más de 42,000 animales heridos, huérfanos y que estaban fuera de su hábitat. Aproximadamente el 60% de esos animales se han recuperado lo suficiente como para ser devueltos a su hábitat natural.

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"Cada animal que ayudamos de alguna manera puede constituir una diferencia. Cada animal tiene un papel que desempeñar en la cadena alimenticia", dijo Rutger. "Si se rompe un eslabón, toda la cadena se viene abajo".

Rutger se convirtió en rehabilitadora de vida silvestre con licencia hace más de 20 años, cuando se percató que nadie en su área podía legalmente cuidar de animales silvestres heridos. Se echó a cuestas el reto además de su trabajo como secretaria de tiempo completo, con la idea de que sería un pasatiempo no formal que llevaría a cabo desde su patio trasero.

"Pensé que lo haría de forma secundaria y que recibiría entre 20 y 30 animales al año", dijo. "Pero una vez que la gente se enteró de que había alguien autorizada en la zona, el teléfono no paraba de sonar".

Su refugio ubicado en un patio trasero ahora funciona 24 horas al día, siete días a la semana, y su grupo rescata a más de 2,500 animales al año. El grupo ha visto todo tipo de animales silvestres heridos, entre ellos pájaros heridos por cables de electricidad, tortugas golpeadas por camiones y linces a los cuales personas les quitaron las garras en su afán de convertirlos en mascotas.

El refugio tiene un impresionante laberinto de recintos y pajareras de vanguardia, y también tiene un centro de educación techado en el que decenas de miles de personas al año —la mayoría de ellas niños en edad escolar— aprenden acerca de vivir en armonía con el mundo natural. Desde que Rutger empezó a hacer este trabajo, más de 1 millón de personas han visitado sus instalaciones.

"Confiamos en que los niños, nuestros futuros adultos, hagan un mejor trabajo en lo referente a cuidar el planeta que lo que nosotros hicimos anteriormente" dijo Rutger. "Locamente deseo que sientan la emoción y el entusiasmo que cada día encuentro en la naturaleza. Y sé que no (con mucha frecuencia) tienen esa oportunidad".

Muchos de los animales en el refugio de Rutger cuentan con impedimentos físicos que son demasiado grandes como para que puedan vivir en estado silvestre, por lo que viven de forma permanente en el refugio y participan en sus programas educativos de todos los días.

"Estos poderosos embajadores pueden hacer más por la vida silvestre de lo que puedo hacer sin ellos", dijo Rutger. "Así que a pesar que resulta triste el que no podamos ponerlos en libertad, sentimos que ellos tienen un nuevo trabajo, un nuevo papel".

"Aunque les explicamos (a los visitantes) que somos un hospital para animales silvestres, no un zoológico de mascotas. Y no le ponemos nombres (a los animales), ya que no nos pertenecen. Pertenecen a la naturaleza”.

Cada vez que pude, Rutger intenta salvar a más animales que se encuentran para siempre minusválidos tratando de encontrarles "trabajos educativos" en otros zoológicos locales, reservas y centros de la naturaleza. Si no se puede lograr eso, entonces los animales deben ser humanamente sacrificados bajo las regulaciones existentes para los animales en Ohio.

La organización de Rutger depende en su totalidad de donaciones privadas. Ella y su esposo han invertido sus ahorros en la causa e incluso han reestructurado la deuda de su casa para seguir con la tarea.

"Nos llegan animales a todas horas de la noche", dijo Rutger. "Puede resultar agotador. Puede resultar cansado. Pero no siento como si realmente fuera un trabajo, ¿sabes? Hago algo que me encanta".

Aunque el centro de rehabilitación está lleno de recordatorios sobre la falta de cuidados de la humanidad, el mensaje general de Rutger está lleno de optimismo. Durante los meses de verano, el refugio alberga campamentos gratuitos para niños de escasos recursos que tienen pocas probabilidades de convivir con la naturaleza en los lugares en los que viven. El centro también participa voluntariamente en costosos protocolos de investigación cuando las poblaciones de animales locales se ven amenazadas por alguna enfermedad.

"Los niños y adultos que salen de aquí no sienten que sea demasiado tarde. Queremos que tengan esperanza para el futuro", dijo. "Hay muchas especies que mejoran y regresan, y eso es porque los humanos se han involucrado y han hecho cosas positivas".

El ave herida el año pasado en la pista de aterrizaje es una de las ocho águilas calvas en el centro de Rutger. Espera que pueda volar a finales de año.

"Nos sentimos muy seguros de que lo está haciendo muy bien", dijo Rutger. "Queremos mantenerla ejercitada y todos los días esperamos que se haga un poco más fuerte, hasta que tenga la suficiente resistencia y habilidad para sobrevivir en estado salvaje".

Rutger dijo que cuando ese momento llegue, planea compartir el emocionante momento con la comunidad.

"De pies a la cabeza se te pone piel de gallina cuando esa águila o halcón o búho vuela de tu mano y sabes que esta noche ya no tendrá que vivir en una jaula", dijo. 2Lo he hecho miles y miles de veces, y nunca me cansa. Sigue siendo la experiencia más emocionante y gratificante que pueda compartir. Me hace vibrar cada vez que lo hago".

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