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Estar mucho tiempo en la oficina no siempre significa más productividad

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jue 08 abril 2010 08:05 AM
trabajo en casa
trabajo en casa trabajo en casa

Fuera de vista, fuera de la mente, ¿fuera del trabajo?

Este es el panorama que preocupa a un creciente número de trabajadores, cuya ansiedad por perder el trabajo está derivando en una curiosa tendencia, dice un experto.

Algunas compañías en Estados Unidos están ofreciendo a sus trabajadores más oportunidades que nunca para trabajar desde su casa o fuera de su oficina con “horarios flexibles”. Pero pocos han aceptado esta propuesta, de acuerdo con expertos sobre vida y trabajo.

La razón es simple: miedo, asegura Sylvia Ann Hewlett, presidenta del Centro para Políticas de Trabajo y Vida, una empresa en Nueva York que promueve horarios flexibles para los trabajadores.

Muchos empleados sienten una mayor presión al estar en la oficina, aseguró Hewlett. “Sienten como si su saco necesitara estar en el respaldo de su silla de oficina a las 8 de la noche, porque necesitan demostrar que son indispensables”.

Escoger entre el miedo y los horarios flexibles

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Expertos señalan que la causa de esta situación es la recesión económica. Los empleados que laboran con horarios alternos que incluyen trabajar desde casa o en las horas de escuela de los niños, se han hecho más asustadizos.

Entre el verano de 2008 y enero de 2009, Hewlett afirma que hubo una disminución considerable en el número de profesionales que afirmaban sentirse cómodos al trabajar para una compañía desde su casa. Esto sucedió en el clímax de la última recesión económica.

No obstante, Hewlett y otros expertos aseguran que las personas que trabajan largas jornadas y rechazan ofertas de horarios flexibles podrían terminar dañándose a si mismos y a sus empresas.

Es difícil lograr obtener más seguidores a esta propuesta dado que muchos creen que presencia física un lugar de trabajo equivale a tener mayor seguridad en el mismo, dijo Jennifer Kalita, autora del libro El padre de la oficina en casa: cómo criar a los niños y obtener beneficios bajo el mismo techo.

Kalita dice entender la reticencia por parte de los trabajadores hacia los horarios flexibles. Afirma que los trabajadores pueden entablar alianzas a través de la interacción física en el lugar de trabajo.

“La gente hace negocios con personas que le agradan” dice Kalita, “les es más fácil con la gente que colabora con ellos todos los días, porque están juntos en esto. Este es el espacio donde las relaciones y la lealtad crecen”.

Aquellos que trabajan fuera de la oficina suelen sentir que no crecen profesionalmente, asegura Kalita. En ocasiones trabajan más horas que en el escritorio de una oficina, pero algunos no están seguros de que sus colegas lo sepan.

Jane Goldner, una experta en reclutamiento y directora general del Grupo Goldner, asegura que el miedo a perder el empleo pasa rápidamente.

“Podemos trabajar hasta el amanecer, y después estaremos cansados y no seremos productivos” aseguró Goldner. “El miedo hace eso a la gente”.

Indicó que ese temor invade la vida de los trabajadores. Algunos no sólo rechazan las ofertas de tiempo flexible, sino que renuncian a tareas personales como citas con el médico o quehaceres en el hogar, por miedo a ser despedidos.

Las empresas que se aprovechan de esos miedos obtienen una mayor productividad en poco tiempo, pero eventualmente lo pierden, afirmó Goldner. Cuando la economía mejora, esos mismos empleados abandonan las compañías en busca de un ambiente más humano.

¿Trabajar duro representa el nuevo trabajador?

“No es a ti lo que tu jefe necesita ver; es tu desempeño en el trabajo” dijo Karissa Thacker, psicóloga industrial y capacitadora ejecutiva.

Las personas que se sienten obligadas a trabajar largas horas en un determinado lugar son impulsadas por una “mentalidad de la era industrial”, dijo Thacker, piensan que asegurar el empleo depende de la presencia física.

“Trabajar duro es el nuevo trabajo a lo tonto”, dijo Thacker. “Trabajar duro no crea impacto necesariamente”.

El valor de un trabajador se mide por un “impacto visible, observable a diario, de manera digital o en persona”.

La seguridad de un trabajo no depende en sentarse en la oficina por largas horas, dijo Thacker. “La mayoría de la gente improductiva está desde las 7 am”.

Algunas grandes compañías han hecho ese descubrimiento, dijo Hewlett.

Agregó que aunque más trabajadores rechazan la oferta de horarios flexibles, grandes compañías la ofrecen porque ayuda también en su productividad.

La firma KPMG, por ejemplo, decidió cortar la nómina de pago en su planta británica en un 15 por ciento el invierno pasado. En lugar de despedir gente, ofreció a 11 mil trabajadores opciones de horarios flexibles que se extendieron a una semana de cuatro días, un mini sabático, y la correspondiente reducción de pago, dijo Hewlett.

“Encontraron que el 80% de los trabajadores pidieron tiempos flexibles”, Hewlet dijo, “se alegraron por recuperar un poco de su vida. Lo tomaron como una oportunidad para tomar algo de tiempo con la familia”

¿Por qué algunos consideran el tiempo flexible como algo que no requiere mayor esfuerzo mental? 

“Ofrecer horarios flexibles no implica menos esfuerzo mental por parte de los trabajadores”, apuntó Heweltt. “Tenemos evidencia que permite una mayor productividad y no tiene costo alguno”.

Hace tres años, Jennifer Clarin, una publicista de Miami, pidió horarios flexibles luego de dar a luz a su hija Orli. Su compañía le concedió la petición, aunque Clarin comentó que estaba consciente en cómo otras personas ven los horarios flexibles.

“Cuando escuchan la palabra tiempo flexible y trabajar en casa, piensan que uno está viendo televisión todo el día y se va a comer con los amigos”

Sin embargo, Clarin afirma que trabaja más duro en casa. No hay ese tedioso traslado del trabajo a casa, y así poder estar disponible por las noches y fines de semana como un gesto de agradecimiento hacia su compañía, Boardroom Communications.

“Se puede ser más productivo porque no tienes muchas distracciones”, comentó Clarin respecto al trabajo en casa, “pero creo que hay que estar dispuestos a darles un poco más, para que puedan darnos un poco más a nosotros”.

Lo que es más importante, afirma, es que ella no tiene que dejar su saco colgado en la silla de su oficina para demostrar que trabaja.

“He tenido la ventaja de estar ocho años ahí” dijo Clarin, “Ellos saben quién soy, y además saben lo que hago. No cuestionan mi trabajo”.

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