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Estados Unidos discute la legalidad de los castigos físicos en escuelas

En 20 estados de ese país es legal dar nalgadas a los niños, ahora se discute prohibir esta medida en todas las escuelas
dom 15 agosto 2010 04:55 PM
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"Los castigos corporales serían la mejor forma de hacer que el sistema funcione". Esta polémica declaración la dio recientemente Kenneth Whalum Jr., comisionado de la junta de las Escuelas en la Ciudad de Memphis, Tennessee.

Las nalgadas son legales en 20 entidades de Estados Unidos, según un informe reciente publicado por la Unión de Libertades Civiles de ese país (ACLU) y la organización Human Rights Watch.

Sin embargo, una congresista de Estados Unidos encabeza una lucha por mejorar la educación pública y terminar los castigos físicos en las escuelas.

"Si no lo permitimos en prisiones o instituciones psiquiátricas, es hora de detenerlo en las escuelas", dijo la republicana Carolyn McCarthy, congresista por el estado de Nueva York, quien recientemente presentó una propuesta de ley al Congreso de Estados Unidos para que terminen los castigos corporales en las escuelas de Estados Unidos.

Ella dice que los castigos corporales son un problema de seguridad en las escuelas, ya que, asegura, pueden provocar que los alumnos se vuelvan violentos .

La Ley para Terminar con los Castigos Corporales en las Escuelas prohibiría cualquier forma de disciplina física en los alumnos de escuelas públicas y privadas que reciben financiamiento federal.

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La ley también promueve que las escuelas con problemas de disciplina empleen otros métodos para cambiar el comportamiento de los estudiantes.

Sin embargo, otras autoridades escolares creen que las escuelas necesitan castigos corporales para controlar a los alumnos. "La educación pública está en crisis porque el sistema de disciplina actual está implementado de forma ineficiente", opina Whalum Jr.

Es una forma de disciplina que "causa dolor inmediato, y en algunos casos deja traumas y lesiones mentales", citó el informe de ACLU. Texas, Mississippi, Alabama, Arkansas, Georgia y Tennessee son los seis estados que más lo emplean.

En 1977, la Suprema Corte dictó que los castigos corporales en los colegios no son crueles ni inusuales. La información más reciente de la Oficina de Derechos Humanos de la Secretaría de Educación de Estados Unidos indica que 223,190 niños en todo el país fueron golpeados al menos una vez en el ciclo escolar 2006-2007, incluyendo el caso de 41,972 niños con discapacidad.

Los estudiantes provenientes de minorías son los más propensos a ser golpeados, por lo que se pone en duda la justicia de este método. El miedo de que esta técnica aumente la violencia por parte de los estudiantes es lo que más preocupa a McCarthy, quien de niña asistió a una escuela católica y fue golpeada en los nudillos con una regla por su mal comportamiento.

"Algunos creen que los niños son muy jóvenes para entender y que los golpes arreglan los problemas de comportamiento, pero las cicatrices emocionales son profundas", dijo.

Las nalgadas y otros castigos corporales "crean un ambiente violento y degradante en la escuela, donde todos los estudiantes tendrán problemas para ser exitosos", señala el informe de la ACLU.

Con este castigo, los estudiantes tendrán más posibilidades de volverse antisociales o violentos, y esto es importante sobre todo para las minorías, a las que se les dificulta más encajar en ciertas situaciones sociales, dijo McCarthy, y agregó que no quiere otro Columbine (en referencia a la matanza de estudiantes en esa universidad).

Marjorie Gunnoe, profesora de psicología en la Universidad Calvin en Grand Rapids, Michigan, está de acuerdo con que los castigos físicos afectan el desarrollo de los niños, pues su comportamiento es clave para definir sus funciones en otros aspectos de sus vidas, como su educación, dijo.

Pero antes de tomar la decisión nacional de si las nalgadas deben ser eliminadas o no, Gunnoe dice que los legisladores necesitan más pruebas de que, a los niños que no son golpeados o nalgueados, les va mejor.

Gunnoe realizó un estudio reciente con 180 adolescentes; descubrió que los niños que recuerdan haber sido golpeados en el trasero con la mano abierta tenían mejores resultados académicos, hacían más trabajo voluntario y eran más optimistas en cuanto a su futuro, en comparación con los que nunca fueron golpeados.

"No defiendo ni promuevo los golpes" dijo Gunnoe. "Si lo vamos a legislar, necesitamos evidencias de que los niños que no son golpeados tienen mejores resultados, y aún no tenemos eso".

Whalum fue electo por la junta de Escuelas de Memphis con una campaña a favor del castigo corporal en 2004. En junio intentó que se aprobara una resolución para regresar los castigos corporales a las escuelas de la ciudad de Memphis, después de ser abolida con una votación 5 a 4.

"El problema en Memphis, como en otros distritos urbanos grandes y pobres, es que la pobreza crea una barrera para que el niño reciba educación completa. Cuando a la escuela se le retira la capacidad de disciplinar estudiantes, como se hacía en el pasado, se crea un sistema que atenta contra el progreso de los alumnos".

Whalum apoya los castigos corporales no como un recurso único, sino como parte de un plan disciplinario más amplio que trabaja para disminuir las interrupciones en clase.

Julian Mansfield, estudiante que vivió en Memphis y asistió a escuelas públicas, apoya el castigo corporal, pues, dice, la vergüenza potencial causada por el castigo corporal es más disuasiva que el miedo al dolor.

"Sin duda quedarás avergonzado frente a todo el salón y eso cambiará tu comportamiento. La gente debe entender que el efecto psicológico del castigo corporal, más que el físico, ayuda a corregir malos comportamientos en la escuela", asegura el estudiante de 19 años.

Pero McCarthy dice que las ridiculizaciones no son un buen ejemplo para los estudiantes. "Las nalgadas no envían el mensaje correcto a los niños, sino que refuerzan la idea de que ser violento es la única forma de manejar el conflicto, y eso se opone a lo que hemos enseñado a los alumnos desde hace años".

La idea del sistema de comportamiento positivo, como planea McCarthy, no funciona en zonas urbanas como Memphis, un distrito con una población afroamericana de 90 por ciento, dijo Whalum. 

"El problema con el sistema de recompensa por buen comportamiento es que no hace nada por erradicar el mal comportamiento", dijo Whalum. "Debes enseñar a los alumnos que hay consecuencias; de otra forma no van a comportarse bien".

Whalum agregó que de los 700 maestros y padres de familia encuestados, el 75 % apoyaba la restitución de las nalgadas en las escuelas. 

Los maestros cuentan haber sido atacados por niños de 12 años. Whalum dice que el problema más grave es que las escuelas están suspendiendo a niños de preescolar y primaria por su comportamiento agresivo, actitudes que pueden hacer que los estudiantes se vuelvan delincuentes.

Gunnoe es cautelosa con el hecho de que las escuelas tengan el poder para disciplinar al hijo de alguien más. "A los padres les corresponde disciplinar a lo niños, no a la escuela", dijo. "Es una situación riesgosa cuando las escuelas son responsables de los niños a largo plazo, sobre todo si la educación involucra golpes y otros castigos físicos".

La propuesta de ley de McCarthy pide al gobierno federal que tome una decisión nacional sobre el problema de los castigos corporales, pero algunos creen que su legislación simplemente dividirá al país.

"La mayoría de los estados que emplean el castigo corporal son estados del sur", dijo Whalum. "En términos de ideología, podríamos estar enfrentándonos a otra Guerra Civil".

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