El uso de anestesia en niños es vinculado a problemas de aprendizaje
La mayoría de los padres cuyos niños necesitan una operación dirán: “Hagan lo que sea necesario para curarlo AHORA. Nos preocuparemos de lo demás después”. Pero resulta que poner al niño bajo anestesia puede aumentar el riesgo de daños a largo plazo en su capacidad para pensar.
La exposición a la anestesia antes de los dos años puede provocar una forma de deterioro cognitivo llamada neurodegeneración apoptótica, de acuerdo con un nuevo estudio publicado por la American Academy of Pediatrics.
Pero no nos adelantemos. En primer lugar, los investigadores no encontraron mayor riesgo en los niños que sólo habían sido dormidos una sola vez. Por el contrario, las exposiciones múltiples a cirugías/anestesia, aumentaron significativamente el riesgo de desarrollar problemas de aprendizaje más tarde en la vida.
La incidencia estimada de problemas de aprendizaje, medida a los 19 años de edad, fue del 21.3% para los niños que no habían sido anestesiados, 23.6% para las personas expuestas una sola vez, y 36.6% para las personas con exposiciones múltiples, según el estudio.
Pero, ¿qué otros factores podrían estar en juego? Para empezar, como se señala en el propio estudio, “... la condición subyacente que requiere de la intervención quirúrgica o una enfermedad coexistente, que pudiera confundir la relación entre la anestesia/operación y los resultados del desarrollo neurológico”.
De hecho, es imposible controlar (la relación) por la influencia de la cirugía en sí, dice el doctor David Reich, presidente de anestesiología de la Escuela de Medicina Mount Sinai. “La cirugía causa un trauma en los tejidos, inflamación y pérdida de sangre. Después de la operación, hay grados variables de inflamación, discapacidad y dolor. La habilidad del cirujano y la experiencia del equipo antes, durante y después de la cirugía varían ampliamente y son difíciles de cuantificar”.
Además, “la anestesia no es una caja negra. Existen grandes diferencias en la presión arterial, oxígeno, dióxido de carbono y niveles de acidez que influencian el flujo de sangre al cerebro y el flujo a otros tejidos del cuerpo”, dice Reich.
“De hecho, muchos de los medicamentos y técnicas utilizadas hoy en día ni siquiera estaban disponibles cuando estas cirugías, actualmente bajo revisión, se llevaron a cabo en las décadas de 1970 y 1980. El halotano, por ejemplo, que era entonces el agente anestésico predominante para niños, ahora raramente o nunca es utilizado por los cirujanos, dice Reich.
Para llegar a estos resultados y a esta nueva conclusión, el doctor de la Clínica Mayo, Randall Flick y sus colegas analizaron a más de 8,500 participantes nacidos entre enero de 1976 y diciembre de 1982. El análisis de los datos se controló completamente respecto al estado de salud, aprovechando el acceso a historias clínicas completas de todos los miembros del estudio, quienes provenían de la misma ciudad.
Los niños que no proporcionaron autorización para la investigación, que dejaron el distrito antes de los 5 años, o que fueron diagnosticados con una severa discapacidad intelectual, fueron excluidos de la muestra.
Y tal vez el tiempo durante el cual se llevaron a cabo estas cirugías sea la advertencia más importante a tener en cuenta. Este nuevo estudio es un estudio de asociación.
“A pesar del hecho de que los datos se recogieron de forma prospectiva”, dice Reich, “esta es una investigación retrospectiva, ya que la idea de la investigación surgió décadas más tarde. Incluso con fuertes hallazgos estadísticos independientes, no hay manera de estar seguros en un estudio de corte retrospectivo que las observaciones no fueron influenciadas por algún (otro) factor no estudiado, como la pérdida de sangre durante la cirugía”.
En conclusión: al saber que los cerebros jóvenes son especialmente susceptibles a los efectos de la anestesia, algunas cirugías tempranas puede ser retrasadas, previniendo así futuros problemas de aprendizaje en algunos niños.