La depresión durante el embarazo afecta la habilidad lingüística del bebé
Los bebés nacen con la capacidad de aprender cualquier idioma y tienen capacidades lingüísticas que muchos adultos no tienen.
Por ejemplo: a los seis meses, pueden distinguir sonidos en idiomas diferentes que las personas no bilingües no logran distinguir, como la “d” del inglés y la “d” del hindi. También pueden distinguir si una persona habla en inglés o francés sin necesitar de referencias como la forma de la boca del hablante y el ritmo.
Solo las personas bilingües conservan esta capacidad durante su vida.
Interesante, ¿no? Sin embargo, alrededor de los 10 meses, los bebés dejan de ser capaces de hacer estas distinciones. Conforme mejoran su capacidad de percibir su idioma nativo, se vuelven menos sensibles a las expresiones y sonidos no nativos, dice Janet Werker, psicóloga de la Universidad de Columbia Británica en Vancouver.
Los investigadores están interesados en estudiar este “período crítico” en el desarrollo del lenguaje. Quieren saber qué factores afectan el lapso de tiempo tras el que los bebés pierden sensibilidad a los idiomas no nativos.
El nuevo estudio de Werker, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, explora el desarrollo del lenguaje de los bebés en relación con la depresión y una clase de antidepresivos llamados inhibidores de la recaptación de serotonina. Este estudio no fue diseñado para ayudar a los investigadores a recomendar o rechazar los medicamentos antidepresivos, dice, sino que pretende estudiar las fases importantes del desarrollo del lenguaje.
Considerando que, en Estados Unidos, cerca del 20% de las mujeres sufren de algún trastorno afectivo durante el embarazo, y que cerca del 13% toma un antidepresivo estando embarazada, es importante evaluar el impacto del padecimiento y el tratamiento.
Se formaron tres grupos de participantes: uno conformado por 32 bebés cuyas madres consumieron antidepresivos durante el embarazo; otro con 21 bebés cuyas madres padecieron depresión durante el embarazo pero no consumieron medicamentos y un último grupo conformado por 32 bebés cuyas madres no padecieron depresión.
Los bebés debían llevar a cabo tareas de distinción de sonidos (la “d” inglesa contra la hindi) y discurso visual (observar a personas hablar en diferentes idiomas sin escucharlas).
Los investigadores descubrieron que aparentemente la depresión y los antidepresivos habían influido en la sensibilidad que los bebés mostraban ante los distintos idiomas.
Los bebés del grupo de control, cuyas madres no padecían depresión, presentaron los resultados esperados: Tendían a ejecutar con éxito las tareas de distinción a los seis meses y fallaban a los 10.
Sin embargo, los infantes cuyas madres padecían de depresión (pero no tomaban antidepresivos), fallaron a los seis meses pero tuvieron éxito a los 10, lo que significa que su periodo crítico de sensibilidad al idioma se retrasó.
Resulta interesante que los infantes cuyas madres estaban tomando antidepresivos, fallaron en ambas ocasiones. Al parecer, estaban más “avanzados” que los otros dos grupos, ya que el lapso de sensibilidad al idioma había pasado.
¿Qué está ocurriendo? Los investigadores no están seguros, y no saben si es bueno o malo. Una explicación para el retraso en el grupo de depresión sin medicación es que los niños no estaban expuestos al habla porque sus madres estaban deprimidas.
Por otro lado, los químicos cerebrales de la madre relacionados con la depresión podrían tener algo que ver. Los antidepresivos podrían haber afectado el desarrollo del cerebro de los bebés en el grupo cuyas madres tomaban estos medicamentos.
¿Hay consecuencias a largo plazo, retrasos o adelantos en este período crítico de la sensibilidad al idioma? Nadie lo sabe. Se debe investigar más para establecer las implicaciones de los hallazgos del estudio.