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Una mujer transforma las vidas de jóvenes embarazadas y sin hogar

Martha Ryan pensó en que los cuidados prenatales no serían suficiente para esas familias con pocos recursos
vie 07 junio 2013 10:11 AM

Martha Ryan no podía creerlo. Nunca había escuchado acerca de mujeres que estuvieran embarazadas y sin hogar.

Sin embargo, en una noche, conoció a tres.

“Me pregunté: '¿Cómo puede ser posible?' ” recordó Ryan, quien fue voluntaria en un albergue de San Francisco al mismo tiempo que buscaba su título de maestría en salud pública. “Pero no me tomó mucho tiempo percatarme de que ... si eran pobres, probablemente no tendrían atención médica, aunque desde luego (ellas) seguirían teniendo sexo. Y quedarían embarazadas”.

Ryan también pensó en las posibles consecuencias.

Ninguna de las tres mujeres había recibido atención prenatal, lo cual quiere decir que eran mucho más propensas a procrear bebés no saludables. Ese pequeño se convertiría en una carga más para la madre sin hogar, y posiblemente la familia terminaría dependiendo de los programas estatales para sobrevivir .

“Si traían bebés no saludables que terminaran en la sala de cuidados intensivos ... (eso) podría costarle al sistema, a la sociedad, al contribuyente, a todos nosotros”, dijo Ryan. “(Y) los costos continuos durante la vida de un niño —la necesidad de contar con más apoyo— son elevadísimos”.

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Al parecer, la atención preventiva sería mucho más eficaz, y Ryan identificó la oportunidad de ayudar a estas mujeres a cambiar sus vidas. Tomó una clase de cómo obtener fondos y, finalmente, consiguió los 52,000 dólares que necesitaba para iniciar su Programa prenatal para personas sin hogar.

Desde 1989, la organización sin fines de lucro ha brindado atención prenatal a miles de mujeres sin hogar en San Francisco. Pero también ha crecido para ofrecer mucho más.

“Aprendí muy pronto que la atención prenatal por sí sola no resultaba suficiente”, dijo Ryan, enfermera de 63 años. “Las mujeres a las que atendíamos necesitaban ayuda en materia de vivienda, enfermedades mentales, abuso de sustancias, violencia doméstica .... Y si no las ayudábamos con estas otras cuestiones, entonces no podríamos ayudarles en el largo plazo o ayudar a sus hijos a salir de la pobreza”.

Actualmente, el grupo de Ryan ayuda a más de 3,600 familias al año, ofrece todo tipo de servicios gratuitos para ayudarlas a salir por sí mismas de la pobreza y terminar con un ciclo que se repite de generación en generación.

“Si se vive en (la pobreza) y no se tienen las oportunidades o las formas para salir de ahí, es difícil dejarla”, dijo Ryan. “Cuando a la gente se le da oportunidades, lo hacen. Se abren camino”.

Al ayudar a las familias a salir de la pobreza , la organización también beneficia a la sociedad y a los contribuyentes.

Ryan dijo que sus costos promedio son de menos de 5,000 dólares por familia al año. La ciudad de San Francisco, por su parte, informa que gasta un promedio de 6,647 dólares al año solo en atención médica por cada persona que por lo regular no tiene hogar.

La ayuda también mantiene a los niños al margen de hogares temporales de adopción.

“Para una madre es una pérdida terrible perder a su hijo”, dijo Ryan, “y a menudo lo reemplazarán con otro bebé. Y así que lo mejor es mantener junta a la familia y ayudarla a ser la mejor madre que pueda ser”.

Desde que comenzó, el programa de Ryan ha ayudado a más de 80,000 familias, y obtuvo la confianza de los gobiernos locales: Aunque parte de su presupuesto anual proviene de donaciones individuales y de empresas, más de la mitad del son otorgados por la ciudad y el Estado.

“El gobierno nos ve como su socio y confían en nosotros”, dijo Ryan. “Saben que trabajamos con integridad. Saben que el trabajo que hacemos es bueno, y ven los efectos de nuestro trabajo”.

El programa de Ryan también se ha ganado la confianza de su clientela.

“Este programa funciona”, dijo Carrie Hamilton, quien se describe a sí misma como una exadicta a las metanfetaminas y quien vivía en una minivan con su hija hace casi una década. Cuando Hamilton perdió su empleo y quedó embarazada otra vez, sabía que algo tenía que cambiar.

Ella contactó al grupo de Ryan y consiguió ayuda para acabar con su adicción, dar a luz a un bebé sano, tener donde vivir y estabilizar su vida . Pasó un año en capacitación laboral con el grupo, y ahora es parte del equipo de trabajo, es coordinadora de servicios y difusión, así como educadora de salud.

“Me encuentro muy feliz de poder transmitir las cosas que he aprendido a otras madres, sobre todo con las que me puedo identificar, porque yo he estado en su lugar”, dijo Hamilton. “Ellas escuchan de verdad, no porque sepan lo que he vivido, sino porque puedo ir a buscarlas a donde estén y no las juzgo”.

Ryan dijo que casi un tercio de su personal está compuesto por personas que han sido parte del programa.

“(Ellas) son la razón por la cual este programa es lo que es actualmente”, dijo Ryan. “Cuando llega una y se sienta con una coordinadora de servicios que luce como ella, que pasó por su misma situación hace no mucho tiempo, y quien ahora tiene un empleo y trabaja, inmediatamente hay un lazo de confianza. Le da esperanza y piensan, 'Si ella lo hizo, ¿por qué no podría yo?'”.

Para Ryan, creer e invertir en mujeres como Hamilton es la clave para el éxito de su organización.

“Continuar y cambiar sus vidas, a pesar de todo lo que han vivido, resulta inspirador”.

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