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Psicópatas y el juicio moral: ¿cómo funciona el cerebro cuando juzgamos?

Los científicos mostraron que hay una red específica de regiones en el cerebro involucradas en mediar el juicio moral
mié 26 marzo 2014 01:23 PM
moralidad cerebro
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Imagina a una CEO que quiere tener ganancias de una empresa que, por cierto, involucra emitir contaminación tóxica al medio ambiente, pero no le importa porque la meta son ingresos.

¿La CEO daña intencionalmente al medio ambiente? ¿Qué pasaría si, en su lugar, la CEO impulsara un proyecto que en realidad ayuda al ambiente; el beneficio es más o menos intencional que el daño en el otro escenario? ¿Cómo juzgas moralmente cada una de estas situaciones?

La ciencia todavía intenta descifrar cómo razonamos exactamente los problemas morales como este, y cómo juzgamos a otros según la moralidad de sus acciones, dijo Walter Sinnott-Armstrong, profesor de Ética Práctica en la Universidad Duke de Estados Unidos.

Los investigadores interesados en la neurociencia de la moralidad investigan qué redes del cerebro están involucradas en esas decisiones, y qué podría representar para las diferencias individuales de las personas en los juicios. Los estudios sobre el tema a menudo involucran pequeñas muestras de personas; la resonancia magnética funcional gasta mucho tiempo y dinero, pero los patrones surgen a medida que más resultados entran.

"Es un campo que espera una gran revolución pronto”, dijo Sinnott-Armstrong.

¿Una red moral?

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Los científicos mostraron que hay una red específica de regiones en el cerebro involucradas en mediar el juicio moral. Un estudio influyente en este tema fue publicado en 2001 y liderado por Joshua D. Greene , profesor en la Universidad Harvard, autor de Moral Tribes: Emotion, Reason, and the Gap Between Us and Them (Tribus morales: Emoción, razón y la brecha entre nosotros y ellos).

Adrian Raine y Yaling Yang, en una revisión de artículo de 2006, describieron a este estudio como algo innovador . Se enfocó “en la diferencia específica entre juzgar (por ejemplo ‘apropiado’ o ‘inapropiado’), en dilemas ‘morales personales’ (por ejemplo tirar a una persona de un bote salvavidas que se hunde para salvar a otras), y dilemas ‘morales impersonales’ (por ejemplo guardar el dinero encontrado en una billetera perdida)”, escribieron.

En el estudio de Greene se sugirió que tres estructuras cerebrales; la corteza prefrontal media, el cíngulo posterior y el giro angular en los lados derecho e izquierdo, “juegan un papel central en los procesos emocionales que influyen la toma de decisiones personal moral”, escribieron Raine y Yang.

Desde entonces, en otros estudios se confirmó que estas áreas son importantes para procesar la información de las decisiones morales, así como un área llamada la corteza ventral prefrontal.

Varios investigadores sugirieron adicionalmente que las áreas cerebrales involucradas en el juicio moral se superponen con lo que se llama “red modo automático”, que está involucrada en nuestro estado “base” de estar despierto pero descansando. La red también está activa durante “tareas internamente enfocadas incluida la recuperación de memoria autobiográfica, imaginar el futuro, y concebir las perspectivas de otros”, escribieron Randy Buckner y sus colegas en un estudio de 2008 .

Para entender mejor qué redes cerebrales son esenciales para el juicio moral, los científicos estudian a personas cuyo comportamiento sugiere que su circuito moral relevante puede estar dañado.

¿Qué está mal en los psicópatas?

Los psicópatas, particularmente aquellos que son criminales condenados, son el tema de mucho interés entre los científicos que exploran el juicio moral.

"No tienen miedo de los castigos, no sienten empatía hacia otras personas, no respetan a las autoridades que les dicen que no hagan cosas, así que no hay nada que los detenga de hacer lo que otras personas descartarían en un nanosegundo”, dijo Sinnott-Armstrong.

Raine y Yang sugieren que, con base en la investigación, los “grupos antisociales” como los psicópatas pueden saber qué es la moral, pero les puede faltar una sensación de qué es moral.

Un “sentimiento” moral, que parece relacionarse con la corteza prefrontal del cerebro y la amígdala, es lo que lleva el reconocimiento de que un acto es inmoral y traduce ese reconocimiento en una inhibición del comportamiento, escribieron Raine y Yang. “Es este motor que funciona menos bien en los individuos antisociales, violentes y psicópatas”.

Jesus Pujol del Hospital de Mar en Barcelona, España, y sus colegas crearon un estudio publicado en 2012 para analizar cómo las respuestas del cerebro de los psicópatas los dilemas morales podrían contrastarse con las de los no psicópatas.

Los investigadores utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional en 22 hombres psicópatas criminales y 22 hombres saludables que no eran criminales. Encontraron que la mayoría de los participantes dio respuestas similares a dilemas morales utilizados en el estudio, ya sean psicópatas o no.

Pero sus cerebros contaban una historia diferente: los psicópatas tendían a mostrar menos activación en las cortezas medial frontal y cingulada posterior en respuesta a los dilemas morales. Los investigadores también encontraron diferencias en los cerebros de los psicópatas en un análisis de conectividad funcional; quiere decir que, encontraron deterioro en las conexiones entre algunas regiones involucradas en la moralidad y otras áreas.

En el estudio más reciente del grupo de Pujol, publicado este mes en la revista Biological Psychiatry, también se encontraron conexiones debilitadas en los cerebros de los psicópatas que pueden afectar su razonamiento moral.

Específicamente, encontraron que las estructuras asociadas con la emoción mostraban una conectividad reducida a áreas prefrontales, y conectividad mejorada en un área asociada con la cognición.

Los resultados sugieren que, en los psicópatas criminales, el cerebro no utiliza adecuadamente la información emocional para controlar las respuestas del comportamiento.

¿Buenas intenciones, malos resultados?

El autismo es otra condición neurológica que es explorada con respecto al juicio moral.

Rebecca Saxe en el Instituto de Tecnología Massachusetts de Estados Unidos, colaboró en la investigación en la que se examina cómo las personas con autismo pueden ponderar las intenciones y resultados diferentemente.

Saxe fue la coautora de un estudio de 2011 en el que se mostraba que el autismo puede estar relacionado con una forma diferente de pensar sobre daños accidentales. Un ejemplo de este tipo de escenario sería: si una persona intenta matar a otra, pero no tiene éxito, ¿cómo los juzgas?

Una persona saludable típica cognitivamente tiende a juzgar esfuerzos dirigidos a dañar a las personas como algo más moralmente malo que como daños accidentales.

"Lo que determina la culpa moral no es cuán malo es el resultado, sino en su mayoría qué pasa en las mentes de los actores”, dijo en la reunión anual de la Asociación Americana del Avance en la Ciencia el año pasado.

Los investigadores compararon a las personas con autismo de alto funcionamiento con aquellos que no tienen la condición en una variedad de escenarios.

Los autores del estudio encontraron que las personas con autismo no decían consistentemente que los daños accidentales y los daños intentados eran moralmente diferentes, pareciendo pesar más fuertemente los resultados negativos y menos la intención a la hora de juzgar. En otra investigación también se encontró que los niños de cuatro años que se desarrollan normalmente también muestran este patrón.

En promedio, los individuos con autismo tendían a colocar menos importancia en la intención y creencias, se dijo en el estudio, lo que podía traducirse en dificultades en situaciones sociales diarias.

También hubo algo de variación en los juicios entre personas con autismo, dijo Saxe.

En los estudios generalmente se muestra que casi todos enfatizan en las consecuencias y las intenciones de las personas que los realizó, dijo Sinnott-Armstrong.

Pero debido a que diferentes personas juzgan moralmente diferente, dijo que la pregunta se convierte en “¿los juicios morales de quién se ven afectados por qué factores en qué circunstancias?”.

Manipulación del juicio

Los científicos también mostraron que es posible manipular los juicios morales al intervenir directamente en los procesos cerebrales. Saxe fue el autor de un estudio de 2010 en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences sobre este tema.

En el estudio, que involucraba a ocho personas en la primera parte y a 12 en la segunda, se analizaba un área del cerebro llamada unión temporoparietal derecha. Los investigadores utilizaron una técnica no invasiva llamada estimulación magnética transcraneal (TMS, por sus siglas en inglés) para interrumpir la actividad de las neuronas en esta región cerebral.

La TMS involucra aplicar un campo magnético a un área pequeña de la cabeza, al crear corrientes eléctricas débiles que dificultan el disparo normal de las células cerebrales. Produce un efecto temporal.

Los investigadores aplicaron TMS en dos experimentos. Primero, antes de que los participantes hicieran un juicio moral, recibieron 25 minutos de TMS. En el segundo, experimentaron TMS en descargas de 500 milisegundos mientras juzgaban moralmente. Después compararon estos juicios con los que aquellos participantes hicieron mientras recibían TMS en una región diferente, así como con las respuestas de las personas que no recibieron TMS.

Los autores del estudio encontraron que la TMS en la unión temporoparietal derecha estaba asociada con patrones distintos de respuestas. Parece que la TMS en esta región cerebral sesgaba los juicios, en comparación con las personas que recibieron TMS en una región diferente del cerebro, o que no recibieron TMS en lo absoluto.

Específicamente, los participantes que recibieron TMS en esta área eran más propensos a decir que los intentos de una persona para infligir daño; por ejemplo, un intento fallido de asesinato, eran más moralmente permisibles y menos prohibidos.

Pero no te preocupes, dijo Saxe; la TMS no podría utilizarse secretamente para propósitos nefastos. Su efecto duró aproximadamente 10 minutos; la ideología y persuasión serían más poderosos y astutos para cambiar la opinión de alguien.

"La TMS no es sutil”, dijo. “No puedes someterte a esta sin saberlo. Es una máquina ruidosa y grande y sus efectos son pequeños”.

Pero espera; ¿la TMS podría utilizarse para el bien, para ayudar a personas cuyas redes neurales no funcionan bien al hacer juicios morales racionales?

Sinnott-Armstrong cree que un día podría haber tratamientos directamente desarrollados para el cerebro en casos extremos, como los de psicópatas criminales.

"Es posible que si entendemos los circuitos neurales que subyacen a los psicópatas y su comportamiento, podamos utilizar medicamentos y estimulación magnética para cambiar su comportamiento”, dijo.

Sin embargo, esas técnicas podrían no funcionar tan bien como los programas de entrenamiento del comportamiento, dijo.

Más preguntas sin responder

Los estudios existentes solo tienden a analizar cómo responde el cerebro a un tipo de pregunta moral: las circunstancias en las que una persona hipotética en alguna forma causa daño, dijo Sinnott-Armstrong.

Pero hay muchas otras áreas que explorar, como deslealtad a los amigos, actos sexuales “impuros” e injusticia procesal. ¿Cómo responde el cerebro a un buen resultado logrado por medios cuestionables, como un buen líder que entra al poder en un proceso injusto? Estos temas son perfectos para un futuro estudio.

"Creo que tenemos fuerte evidencia de que los sistemas cerebrales diferentes están involucrados en tipos diferentes de juicios morales”, dijo.

¿Y qué hay de las diferencias entre culturas? ¿Qué hay de juzgar a las personas en tu grupo nacional, cultural o político vs. los de afuera? Esas podrían ser otras áreas de exploración, dijo Saxe.

Saxe planea específicamente analizar cómo las personas en grupos en particular perciben los pensamientos y perspectivas de “enemigos”.

"Pensar en cómo estos tipos de procesos morales y psicológicos se conectan a las dinámicas entre grupos y exacerban el conflicto entre grupos, y también cómo podríamos utilizarlos para resolver los conflictos entre grupos, es una de las direcciones que tomamos en el laboratorio”, dijo.

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