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La 'fuente de la eterna juventud' es descubierta en estudio con ratones

Investigadores analizaron el comportamiento y desempeño de los roedores más viejos cuando se les inyectaba sangre de los más jóvenes
mar 06 mayo 2014 02:00 PM

La fuente de la juventud podría no estar hecha de agua después de todo.

En tres nuevos estudios se describe cómo la sangre de ratones jóvenes puede ayudar a rejuvenecer los cerebros y tejidos musculares de ratones más viejos. Por ahora, solo se ha probado en roedores, pero esta línea de investigación podría llevar un día a terapias para condiciones médicas a menudo encontradas en humanos que van envejeciendo.

“Es realmente emocionante”, dijo Amy Wagers del Instituto Células Madre de Harvard, autora de uno de los estudios publicados en la revista Science . “Dice que hay una coordinación de señales a través del sistema sanguíneo que afecta el envejecimiento en muchos órganos diferentes”.

Los avances en esta línea de investigación plantean la posibilidad de un solo tratamiento para condiciones como enfermedades cardíacas, neurodegeneración y pérdida de masa muscular, dijo Wagers.

Los tres nuevos estudios son consistentes entre sí, y respaldan la idea de que hay sustancias en la sangre que podrían ser importantes terapéuticamente, dijo.

Un estímulo de proteína

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Dos estudios, ambos en Science, se enfocaron en una proteína llamada GDF11, que, en su forma madura, es idéntica en ratones y humanos, dijo Wagers.

"Al impulsar los niveles de GDF11, podríamos ver, en los ratones, una restauración de la capacidad del músculo de repararse después de una lesión”, dijo.

Entre los beneficios aparentemente maravillosos de esta proteína: en un estado de descanso, los músculos de ratones más viejos fueron mejorados estructuralmente, y podían generar más fuerza cuando también tiraban de una barra.

Wagers y sus colegas experimentaron en parejas de ratones, en las que un ratón de dos meses, análogo a una persona de 20 años, era unido quirúrgicamente al mismo sistema circulatorio de un ratón de dos años, que es similar a un humano de 65 o 70 años.

También parecía que los ratones viejos no necesitaba ser unidos quirúrgicamente a los ratones jóvenes para actuar como jóvenes de nuevo.

Gracias a las inyecciones diarias de GDF11, aparentemente, los ratones más viejos podían correr en una caminadora igual que los ratones más jóvenes; y mucho más que aquellos que no recibían el tratamiento.

Los investigadores vieron que esas inyecciones eran casi tan buenas que la unión quirúrgica en lo que se refería a reparación muscular. Pero en experimentos previos que se enfocaban en el corazón, a los ratones viejos les fue mejor cuando fueron unidos al sistema sanguíneo de un ratón joven. Eso podría significar que hay otras sustancias en la sangre que tienen efectos positivos, o que la dosis y el tiempo había pasado en el tratamiento de inyección de proteína.

Un segundo estudio en Science también se enfocó en GDF11. Lida Katsimpardi y sus colegas encontraron que cuando la proteína era inyectada, mejoraba la vasculatura; el sistema de los vasos sanguíneos, en áreas claves de los cerebros de ratones viejos.

“Es posible que el flujo sanguíneo aumentado pueda resultar en una actividad y función neural mayor, al abrir nuevas estrategias terapéuticas para tratar condiciones neurodegenerativas relacionadas con la edad”, escribieron los autores del estudio.

Cuando los ratones jóvenes eran unidos al suministro sanguíneo de los ratones viejos, la sangre joven parecía promover la formación de nuevas neuronas relacionadas también con el sentido del olfato en ratones viejos. Los investigadores encontraron que los ratones viejos tenían un mejor sentido del olfato como resultado.

¿Cómo ocurre esto? Parece que el flujo sanguíneo aumentaba a las células madre neurales como resultado de la GDF11, que impulsa la generación de neuronas.

Una infusión de plasma

A diferencia de los estudios de Science, el estudio en la revista Nature Medicine no descartó ninguna proteína sanguínea en particular. En su lugar, los investigadores se enfocaron en plasma, la parte de la sangre sin células en esta.

Como en los estudios de Science, los investigadores de Stanford también unieron parejas de ratones jóvenes y viejos al mismo suministro sanguíneo.

Analizaron cambios en el hipocampo, una estructura en forma de caballito de mar del cerebro que juega un papel importante en la memoria, en los ratones viejos. Un resultado de la enfermedad de Alzheimer en el cerebro es un hipocampo cuya estructura y función están atrofiadas.

El suministro sanguíneo de ratones más jóvenes parecía tener un efecto positivo en el hipocampo de ratones más viejos a los que estaban conectados quirúrgicamente. En esas parejas, el ratón viejo era propenso a tener un hipocampo más similar al de los ratones más jóvenes que los ratones viejos conectados a ratones viejos.

"Era como si estos cerebros viejos fueran recargados por sangre joven”, dijo el autor del estudio Tony Wyss-Coray, profesor de Neurología en la Escuela de Medicina de la Universidad Stanford, en un comunicado.

Los investigadores también vieron beneficios de inyectar a ratones viejos con el plasma de ratones jóvenes. Estos ratones viejos se desempeñaron mejor en una prueba de laberinto; en la que tenían que encontrar una plataforma oculta en un contenedor con agua; que los ratones viejos que recibieron plasma de otro ratón viejo, o que no fueron inyectados.

En otra prueba, los investigadores entrenaron ratones para congelar en un ambiente en particular. Esta respuesta al miedo duró más en ratones que reconocieron más fácilmente el ambiente. Los ratones más viejos que recibieron plasma joven se desempeñaron mejor en esta prueba después de recibir plasma joven, pero no con plasma viejo.

Es posible que la GDF11 en el plasma pueda ser responsable también de estos resultados, pero eso todavía tiene que investigarse, dijo Wagers.

Probarlo en humanos

Wagers dijo que ella y sus colegas trabajan en diseñar la prueba óptima para la GDF11. Pero todavía quieren entender qué es y cómo funciona.

Por ejemplo, ¿las personas nacen con una cantidad finita de GDF11, o hay una edad en la que la sustancia alcanza su mayor punto en la sangre antes de disminuir posteriormente en la vida? ¿Por qué disminuye con la edad?

No se vieron efectos secundarios en el estudio de Wagers, pero queda por ver cómo los humanos responderían al tratamiento.

Irina Conboy, investigadora principal del Centro de Células Madre Berkeley en Estados Unidos, advierte que la GDF11 y otras proteínas que promueven la formación de vasos sanguíneos también se asociaron con el crecimiento de tumores y metástasis. En un estudio sobre cáncer colorrectal en International Journal of Oncology se encontraron asociaciones con tumores y con muertes relacionadas con el cáncer.

Wyss-Coray cofundó una empresa que va a analizar el potencial de utilizar la idea de su grupo; plasma joven de sangre, para terapias humanas. Es el director de la junta asesora científica de la empresa.

"Bajo condiciones controladas en un ambiente de pruebas clínicas, creo que esto está definitivamente garantizado”, dijo a CNN, Saul Villeda, autor principal del estudio de Nature Medicine. “Definitivamente vale la pena buscarlo en humanos. Solo creo que debe ser en un contexto apropiado”.

Se necesita más investigación para ver si la juventud que anhelamos se puede lograr a partir de sustancias en la sangre de nuestros amigos más jóvenes.

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