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La desesperación crece en las zonas afectadas por el ébola en África

Liberia, uno de los países con más muertes por ébola, presenta un mayor aumento en los casos de esta enfermedad
jue 25 septiembre 2014 08:30 AM
Trabajadores de salud trasladan el cadáver de una víctima del ébola en Monrovia, Liberia, en medio de una emergencia sanitaria
Trabajadores de salud trasladan el cadáver de una víctima de Trabajadores de salud trasladan el cadáver de una víctima del ébola en Monrovia, Liberia, en medio de una emergencia sanitaria

Un joven vaga con la mirada perdida después de asistir a la iglesia en Kakata, Liberia.

El niño, Moses Kallie, viste una playera negra que es demasiado grande para él. La playera dice “problema es mi segundo nombre”.

Ciertamente hay problemas en su vida. Perdió a 13 de sus familiares recientemente; sus padres entre ellos. Fueron 'matados' por el ébola . Su villa es un centro del virus.

Hasta ahora se cree que 1,578 personas murieron por ébola solo en Liberia, según las cifras más recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El país vio un 52% de aumentos en casos en solo las últimas tres semanas.

Eso se debe en gran parte a que hay poca o no hay ayuda médica externa para los residentes que se enferman allí.

Lee: El ébola mata a las personas con otras enfermedades

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En Monrovia, la concurrida capital del país, las puertas a los hospitales y clínicas están cerradas con candados gruesos. Muchos trabajadores de salud en África occidental perdieron la vida debido a la forma en la que se propaga el virus; a través del contacto con fluidos corporales de aquellos que tienen la infección.

Esta semana  la Organización Mundial de la Salud instó a los países afectados a darle a los trabajadores de salud la seguridad adecuada y equipo de seguridad que necesitan, así como educación y entrenamiento apropiados en el control de infecciones.

Una nueva clínica contra el ébola abrió en Monrovia esta semana, pero hay cuerpos en el piso afuera de sus paredes. Las ambulancias llenas con pacientes que tienen ébola, algunos que viajaron siete horas para llegar allí, no son trasladados. Sin ayuda para llevarlos adentro, los pacientes caen en la tierra, a pocos metros de donde está el tratamiento.

Sin ayuda, los familiares deben cuidar de estos pacientes con ébola. Y sin el equipo de seguridad apropiado, también se enferman y el ébola continúa con su propagación. El virus fuerza a los equipos locales de manejo de cadáveres a trabajar 12 horas al día, seis días a la semana. Todo por un salario de entre 300 y 500 dólares al mes.

Lee: ¿Cuántas personas podrían infectarse de ébola en los próximos meses?  

Vestidos de pies a cabeza en trajes protectores blancos y gafas gruesas, los equipos de entierro intentan permanecer seguros, pero nada puede protegerlos de los horrores indescriptibles que ven cuando hacen sus rondas regulares. El pasado viernes, Kiyee describió lo que vio cuando entró a la casa:

"Tomé la llave y abrí la puerta, entré y vi a un niño de seis meses lamiendo la piel de la madre”, dijo Kiyee. “La madre estaba acostada boca abajo. Murió de ébola. El bebé buscaba la leche de la madre. En ese momento comencé a llorar”.

La OMS dijo este lunes que la cifra total de muertes en el brote de ébola aumentó a 2,803 en los cinco países en el corazón de la epidemia: Sierra Leona, Liberia, Guinea, Nigeria y Senegal.

Cuando las personas salen en público, son alentadas a tomar cualquier precaución que puedan. En Monrovia las personas se toman la temperatura en cualquier lugar al que vayan; en el supermercado, la oficina y en la iglesia. La fiebre es uno de los primeros síntomas de la enfermedad.

En la iglesia del joven en Kakata, el pastor es práctico y filosófico sobre el ébola. Pasó su carrera pensando profundamente sobre la muerte y lo que pasa después.

Cuando su congregación le preguntó al reverendo Victor King si tiene miedo de la muerte él dijo “no”, pero “no quiero morir de ébola”.

En su iglesia, quitó la parte de la misa donde los miembros de la congregación se dan la mano. Les dice que no se abracen cuando se vean, y nadie toma el vino de la comunión del mismo cáliz. Muchos en su congregación al principio estaban molestos cuando terminó esta práctica, dijo. La comunión es un punto alto de la misa en la iglesia y es central en su tradición de culto.

Pero cree que la congregación, como muchas en Liberia, comienzan a comprender mejor la enfermedad y cómo se propaga.

Después de la misa, la congregación sale por la puerta y se detiene en un contenedor que el pastor colocó justo afuera.

El contenedor se ve como si debiera tener una bebida deportiva. En su lugar, contiene cloro para que se laven las manos. La congregación se detiene y se toma su tiempo para lavarse completamente.

Anthony Kallah, un maestro, es uno de ellos.

“Todos tenemos miedo”, dijo Kallah. “Esta es una enfermedad mortal”.

John Bonifield de CNN contribuyó con este reporte.

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