La guerra de los e-readers
En un principio, la lealtad a lo impreso en papel vencía la curiosidad de probar un Kindle e integrarse a la revolución de la lectura .
¿Cómo imaginar que una pantalla podría darte el placer de sentir un libro? ¿Cómo replicar la textura de sus hojas, el olor a viejo o nuevo —según la vida que ha llevado—, el goce de poner un separador al terminar un capítulo o la emoción de visitar la librería y comprar una obra por su portada?
Sí, nada de eso te da un aparato. Sin embargo, la experiencia te lleva a otro nivel. Leer un libro en una pantalla no es incómodo , la practicidad de cargar en un solo dispositivo miles de libros es satisfactoria. Subrayar o agregar comentarios en un e-book no genera culpa, escoger el tamaño o estilo de tipografía y descargar todo tipo de contenidos que llegan a pesar menos que un libro, simplemente provoca fascinación.
La dinámica es la misma: el poder descubrir una historia, desde cualquier parte del mundo, con una taza de café y una frazadita sobre las piernas. Pura dicha intelectual.
¿Cómo los evaluamos?
Cruzamos las características de ambos productos y la facilidad de lectura en ellos con la disponibilidad de contenidos digitales en México. Enfrentamos los modelos que tienen un precio parecido (una diferencia de diez dólares), con los que no necesitarás pagar por un plan de internet.
Para buscar contenidos
En México, librerías como Gandhi y Norma venden e-books en formato PDF, compatible con estos dispositivos.
¿Quieres más contenidos en español? En primavera se estrenará en España la plataforma digital fundada en conjunto por Grupo Planeta, Random House Mondadori y Santillana que ofrecerá más de 7 mil títulos.
Algunos libros de dominio público –que ya no tienen derechos de autor– se encuentran disponibles gratuitamente en Google Books (books.google.com).
