Japón apuesta por hologramas para la Copa Mundial de futbol de 2022
El futbol y la tecnología no se mezclan normalmente. De hecho, durante mucho tiempo, la FIFA, órgano internacional de futbol, ha evitado los esfuerzos para introducir microchips en el arbitraje de los partidos.
A pesar de eso, Japón se ha arriesgado y ha presentado su candidatura a la Copa del Mundo en 2022 en una deslumbrante exhibición de magia computarizada que aún no existe.
El país asiático, que compite contra Australia, Qatar, Corea del Sur y Estados Unidos para el torneo en 2022, conocerá el 2 de diciembre si su ambiciosa propuesta valió la pena.
Cualquier sentimiento de victoria será templado por la tarea hercúlea que el país enfrenta al tratar de convertir un paquete de ideas, que parecen robadas de la ciencia ficción, en realidad.
Uno de los contenidos más destacados del proyecto es un plan para transmitir juegos enteros a estadios en otras partes del mundo, en lo que aparentan ser hologramas a tamaño real.
Los videos promocionales, que se pueden ver en el sitio web de la oferta de Japón para 2022, muestran jugadores fantasmagóricos persiguiendo el balón mientras multitudes de aficionados observan, en lo que podría parecer una reminiscencia de la clásica escena de la princesa Leia en un holograma en La guerra de las galaxias.
Los organizadores japoneses dicen que cada juego será filmado por 200 cámaras de alta definición, que utilizarán una tecnología de "libre punto de vista". Ésta permitirá a los aficionados ver cómo la acción se despliega desde el punto de vista de un jugador. Se trata de imágenes que ahora sólo vemos en los videojuegos.
También señalan que los seguidores serán capaces de usar traductores incorporados al oído para hablar libremente con aficionados de otros países.
"Creemos que es momento de retribuir al mundo, y nuestro punto de inicio es llevar la alegría del futbol no sólo al país anfitrión, sino a todo el mundo", indicó Suminori Gokoh, director del comité de la propuesta para 2022.
Pero, ¿podrá realmente Japón concretar estas promesas fantásticas? ¿Realmente mejorarán el placer de lo que ya es conocido como el juego bonito?
La viabilidad de una imagen irreal
Con una limitada información de cómo Japón pretende lograr sus metas, los líderes científicos en el campo de la televisión holográfica y en tercera dimensión han quedado un poco perplejos ante las propuestas.
"El libre punto de vista definitivamente será factible, existe mucho trabajo realizado en este tema", dijo Phil Surman, un científico que trabaja en proyectos de televisión en 3D en la Universidad De Montfort, en Leicester, Gran Bretaña. "Pero el resto es bastante especulativo".
Las transmisiones en tercera dimensión que no requieren de lentes especiales (conocidas como televisión auto-estereoscópica) son actualmente posibles. Estas requieren proyectar imágenes gemelas directamente a los individuos.
Surman indica que esto es posible en grupos pequeños, pero es difícil a gran escala. "Realmente no veo cómo pueda lograrse", dijo a CNN.
El profesor Nasser Peyghambarian, cuyo equipo en la Universidad de Arizona, recientemente tuvo éxito al producir imágenes holográficas con movimientos rudimentarios. "Es un plan muy agresivo, pero me gusta porque fijan un plazo. Están proponiendo algo que no existe en la actualidad y buscan hacerlo en 12 años", dijo. "Pienso que es alcanzable. La única pregunta que me queda es si el público podrá pagarlo".
Pero, ¿qué piensan los aficionados? Según Jonathan Wilson, un obsesivo del futbol y autor de Invirtiendo la Pirámide: Una historia de tácticas de futbol, a los fanáticos les encantaría, pero realmente sólo les importa el futbol.
La interpretación a tiempo real del lenguaje podría ser más factible dado que las computadoras son actualmente capaces de manejar traducciones básicas. Pero los lingüistas especulan que tendrían problemas para procesar el argot único del futbol.
Damian Fitzpatrick, que dirige un sitio web que se enfoca en fraseología del futbol , indica que los términos que utilizan los aficionados son desconcertantes para otros, incluso en el mismo idioma.
A pesar de la ambiciosa magnitud de su propuesta para el 2022, existe un problema que ni siquiera los científicos japoneses saben resolver: cómo silenciar la vuvuzela.