Tecnología para prevenir nuevos desastres, aprendizaje tras el tsunami
Solamente un mes después del peor desastre natural en la historia moderna de Japón, los científicos y los investigadores están todavía tratando de descifrar el misterio de exactamente cómo y por qué algunas áreas fueron arrasadas por el tsunami y otras escaparon.
Equipos internacionales de geólogos hacen trazos de las causas geológicas y complejos efectos de las olas del tsunami del 11 de marzo que fueron disparadas por un terremoto de 9.0 grados en la costa este de Japó n.
Más de 13,000 personas murieron en el tsunami y otras 14,000 están todavía desaparecidas y se teme que hayan sido arrasadas por el mar, incluyendo a una docena de residentes de las prefecturas de Yoriso y Miyagi.
El pequeño pueblo pesquero sobresale en una península, convirtiéndolo en el punto poblado más cercano al epicentro del terremoto, y uno de los primeros lugares en ser golpeado por las olas de tsunami.
Rumi Endo, una estudiante de educación media superior de 17 años ahora refugiada en la escuela primaria del pueblo, recordó el terror que sintió después de que se apresuró a ir a los terrenos altos cuando la sirena de tsunami sonó.
“Nunca me imaginé que algo así sucediera”, dijo mientras mostraba un video tomado con su celular, cuya energía provenía de un cargador de manivela. “Estaba aterrada”.
Dijo que un total de cuatro olas se estrellaron contra el dique de concreto que protege la ensenada. En su video ella está gritando mientras una ola atrapa a una casa de su familia y se la lleva hacia arriba de la colina.
El trabajo de equipos como el dirigido por Akio Okayasu es descifrar qué tan alto llegan esas olas , para que los expertos puedan ayudar a diseñar nuevas defensas contra tsunamis futuros.
En la costa del pueblo de Yamada, el profesor de ingeniería de la Universidad de Tokio de Ciencias Marinas y Tecnología midió alturas de olas de más de 15 metros en algunos puntos.
Pero otras ubicaciones en la misma bahía lucían virtualmente sin daños, con olas de menos de la mitad de esa altura.
Usando sombreros duros y botas pesadas, los equipos trepan los acantilados y peinan los edificios destrozados.
Buscan pistas como líneas de agua sucia cerca de los techos de almacenes de dos pisos y equipo de pesca flotante enredado en cables de energía, que les ha dado indicios acerca del poder destructivo de las olas.
Utilizan sofisticados punteros láser, computadoras con sistemas de posicionamiento global y barras para medir torres para registrar la altura y fuerza de las olas.
Un profesor asociado de ingeniería en Georgia Tech Hermann Fritz se especializa en el monitoreo de tsunamis. Está realizando estudios de campo de una docena de ellos, incluyendo uno de la costa Indonesia en 2004 que mató a más de 200,000 personas.
Pese a ello, estaba impresionado por la cantidad de escombros y la altura de las olas del último tsunami.
Los equipos de investigación han registrado alturas de hasta 38 metros , mientras que las aguas de tsunami se elevaron hasta 10 metros, en algunos lugares en tierra firme.
En Yamada, el pueblo ha apenas completado un nuevo muro de concreto de 7 metros de alto con anchas puertas de acero que serán cerradas en caso de una alerta.
Okayaku dice que al igual que una computadora moderna, en el esfuerzo por diseñar nuevas defensas el hardware es solamente una parte de la solución: también se necesita el software.
Dice que estudios como el suyo ayudarán a mostrar en dónde se necesitan construir muros más altos y fuertes.
Pero también advierte que las necesidades de reconstrucción deben realizarse de manera inteligente, con caminos más sencillos para la evacuación, torres más altas y fuertes para que la gente se refugie.
Okayasu dice que también se necesitan mejoras en la manera en que la población y el gobierno lidian con las evacuaciones y la planeación ante los desastres.
“Podemos esperar que un gran terremoto o tsunami golpee en los próximos 30 años, podría ser en el oeste de Japón o en cualquier otro lado en el mundo”, dice Okayasu.
“Nuestra meta final es ayudar no sólo a los japoneses, sino también a otras personas del mundo a evitar los desastres ”.