Las cinco cosas que un robot me enseñó acerca de la actuación
Nota del editor: Matthew Gray es profesor asistente de Teatro en la Facultad de Artes, Medios y Diseño de la Universidad Northeastern. Se asoció con la experta en robótica social, Heather Knight para enseñar a su robot, Data, el arte de la actuación y los gestos. Puedes ver más acerca del entrenamiento de Heather y Matthew en el programa de CNN The Next List (Lo que sigue).
(CNN) — Durante mucho tiempo he aspirado a poner robots en el escenario, lo cual resulta extraño ya que la primera aparición de un robot fue precisamente en un escenario.
La obra de los Hermanos Capek se llamaba Los robots universales de Rossum, e introdujo la palabra robot a nuestro léxico en 1920. Desde entonces, esta palabra —y los temas de la obra— han sido adoptados por la ciencia.
Pero no por el arte. Al menos hasta hace poco.
A finales de 2010, me percaté del trabajo de Heather Knight con su robot llamado Data. Tuvimos largas conversaciones sobre las formas en que los robots podrían convertirse en artistas viables. Había ya algunas incursiones admirables de robots en la actuación. Sin embargo, tendían a consistir sobre todo en robots bailarines. Sin embargo existía poco trabajo con los gestos y las emociones, salvo en los robots que están siendo hechos para lucir lo más humanos posible .
La Uncanny Valley —la idea de que los robots asustan a la gente si se ven casi humanos pero no si lucen verosímilmente humanos— es algo que tanto Heather como yo tratamos de evitar. En cambio, pensamos que tal vez podríamos enseñar a un robot habilidades de actuación en la forma en que lo haríamos con un actor humano.
Esto causó problemas de inmediato. En primer lugar, muchas personas todavía creen que no se puede enseñar a actuar. Para estos decididos aislacionistas, la actuación es algo con lo que se nace, y la habilidad que viene junto con la actuación sólo está disponible para aquellos que ganaron la lotería genética. Como he estado enseñando a actuar desde hace casi 15 años, no presté mucha atención a ese argumento. Otro temor expresado a Heather y a mí fue que los robots no pueden funcionar fundamentalmente como actores, porque no tienen vida emocional. Éste es el punto que Heather y yo queríamos enfrentar. Y lo hicimos al realizar un cortometraje sobre clases de actuación para robots y seres humanos.
En el proceso, me sorprendí al descubrir lo similares que son nuestros métodos.
Esto es lo que aprendí sobre el proceso de la actuación en un robot:
1. Ambos trabajan con un 'código'
Los robots funcionan con instrucciones muy específicas. Esto requiere una especie de taquigrafía de comunicación que se convierte en el código de ese robot en particular. Al haber actuado, dirigido y enseñado a actores, puedo decir con confianza que los actores humanos también tienen sus propios códigos únicos cuando se trata de seguir instrucciones. Algunos actores son muy físicos y necesitan levantarse y ensayar sus escenas antes de hablar de ellas, otros son verbales, y necesitan discutir antes de levantarse y actuar sus escenas. Otros necesitan señales visuales, como el director actuando fuera de escena para ellos, o tener ejemplos de la labor de otros actores. Por supuesto, todos los seres humanos tienen todos estos estilos de aprendizaje dentro de ellos, pero cada uno favorece su propio código de conducta específico en la sala de ensayos.
Al igual que un actor humano, el código operativo de un robot es capaz de ejecutar muchas cosas; pero sólo puede hacer algunas de ellas muy bien. Eso es lo que está codificado para hacer. Lo mismo aplica para los seres humanos.
2. A ambos se les pide degradarse en público
Los actores —robots y humanos— son propensos a ataques de vergüenza pública, como parte de su oficio.
Cuando me enteré de la existencia de los NAO robots (que es el modelo de Data, el robot de Knight), a menudo se les pedía bailar frente a las multitudes agitándose y pavoneándose vergonzosamente. De alguna forma se parecían a los primeros actores que recuerdo de mi infancia, que se pararon delante de toda mi escuela disfrazados de árboles.
Los robots en el escenario hasta ahora han sido representaciones bastante extremas: o bien dispuestos a destruir a todos los seres humanos, felizmente serviles, o analizando constantemente en formas divertidas.
Los robots aumentan su sofisticación y habilidades de forma exponencial año tras año, y sin embargo, seguimos insistiendo en representarlos como botes de basura eléctricos glorificados. Si tuviéramos que mostrar a una audiencia un rango más amplio de lo que es un robot, nuestra adulación se traduciría en mejores papeles para los actores robot.
3. Ambos nos equivocamos. Todo el tiempo
Uno de los mayores malentendidos que tenía acerca de los robots es que eran capaces de repetir el texto y las tareas hasta el infinito. Y pueden hacerlo... la mayoría del tiempo. Pero cometen errores. Los seres humanos somos similares.
Un actor experimentado y elogiado puede desempeñar un papel noche tras noche durante meses, y todavía equivocarse en una línea o dar un paso en falso en el escenario.
Los robots no son tan diferentes. Durante el rodaje, Knight programó a Data con la línea '¡Ay, ay, ay de mí!' Cuando empezamos la toma, Data dijo: “¡Ay, ay, ay de mí, signo de exclamación”. He estado en clases donde los estudiantes actores humanos erróneamente leen en voz alta las instrucciones de la escena. Y aquí estaba un robot no muy alejado de esto, articulando su propia puntuación.
4. Ambos necesitamos descansos. Todo el tiempo
Imagine lo siguiente: dos cámaras rodando, el sonido está listo, el actor humano ha aprendido sus líneas, la luz comienza a desaparecer. Tenemos que hacer la toma ahora. Sin embargo, en lugar de eso, somos informados de que Data está un poco “sobrecalentado” por todas las demandas de la filmación y que tenemos que hacer una pausa. Heather abre la placa en la cabeza de Data y (los humanos) colocamos un ventilador para que sople aire suave en el cráneo de Data.
Es reconfortante de algún modo saber que los robots tampoco pueden simplemente realizar una actuación toma tras toma sin tener que detenerse y tomar un descanso. También es una interesante peculiaridad que las demandas de rendimiento puedan convertir incluso a los robots en pequeñas divas.
5. El público nos concede su emoción y no al revés
Lo que enfatizo más que nada en mis clases de actuación es siempre recordar que es el público quien debe sentir la emoción durante una actuación. No necesariamente el artista. De hecho, en mi experiencia, me parece que cuando un actor se siente especialmente emocional durante una actuación, el público siente una mayor sensación de distancia de la obra.
De alguna manera, esto funciona para ventaja del robot. El rostro de Data está hecho de plástico, motores y sensores. Sin embargo, podemos inferir que es una cara, como la nuestra. Ese proceso de antropomorfismo es similar a lo que el público ve con los actores humanos. Ven a un actor nacido en algún momento de los últimos cincuenta años pretendiendo ser un antiguo personaje mitológico de un continente diferente.
Y el público “cree” que el actor es el personaje. Esto funciona para ambos.