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Facebook, en aprietos por un estudiante que solicitó toda su información

La red social guarda las conversaciones privadas, los temas y estatus que te han gustado y hasta publicaciones eliminadas
jue 29 diciembre 2011 08:38 AM
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¿Qué sabe Facebook sobre mí? Una batalla personal de un universitario austríaco empezó con esta pregunta y terminó obligando a la mayor red social del planeta a mejorar los términos de privacidad de cientos de millones de sus usuarios.

En el caso del estudiante de Derecho, Max Schrems, de 24 años, fueron 1,222 páginas en un CD con datos personales divididos en 57 categorías, como aficiones, gustos, opiniones religiosas, y un largo etcétera, lo que lo impactó.

Entre los datos, acumulados durante sus tres años en la red social, le alarmó que aparecieran informaciones y conversaciones que había borrado, pero que Facebook no eliminó definitivamente, las siguió conservando en sus archivos digitales.

"Cuando se elimina algo de Facebook, todo lo que sucede es que te lo esconden para que no lo veas", explica Schrems. "Cada vez que le escribes a otra persona, en realidad son tres, Facebook siempre está presente".

La red social analizó de forma sistemática todos sus datos sin pedirle su consentimiento, incluido su parecer cuando apretaba el botón me gusta no sólo en la red social sino en cualquier página digital con ese plug-in.

"Facebook sabe más de nosotros de lo que la Stasi y la KGB (la policía política de la Alemania comunista y la Unión Soviética) sabía sobre cualquier ciudadano normal", reflexiona.

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Schrems sostiene que lo que la empresa ofrece (mediante una descarga) a sus usuarios como su "archivo personal" no es toda la información que atesora sobre ellos, sino la que se ajusta a las leyes locales.

Sin embargo, su insistencia a través de numerosos correos hizo que a él sí le diesen toda la información. "Un error" que expuso a la empresa, sostiene.

El archivo (que puedes consultar aquí ) fue la clave para iniciar un pulso con la empresa que se prolongó en 22 reclamaciones ante el organismo irlandés para la protección de datos (DPC), que acabó dándole la razón la semana pasada.

La sede internacional de Facebook —que agrupa a todos los usuarios salvo los de Estados Unidos y Canadá— se encuentra en Dublín, lo que implica que la compañía debe cumplir con las leyes europeas de protección de datos, que son más estrictas que las estadounidenses.

Después de una investigación de tres meses por parte de las autoridades irlandesas, la red social se comprometió el pasado miércoles a mejorar la privacidad de los cerca de 500 millones de usuarios que dependen de las oficinas de la empresa en Dublín.

Las mejoras que Facebook aplicará incluyen una mayor transparencia en la gestión de las informaciones personales, como impedir utilizar una imagen del usuario para fines comerciales sin su consentimiento y eliminar la información que la red social obtiene a través del botón me gusta, entre otros aspectos.

También se limita el tiempo que Facebook puede conservar información sobre la navegación del usuario, como, por ejemplo, las búsquedas que ha hecho y cuándo utiliza otros plug-ins.

Dentro de seis meses, otro informe de las autoridades irlandesas evaluará los progresos y se hará también público para mejorar la confianza de los usuarios, algo que aceptó Facebook.

Schrems califica estas medidas "un primer paso en un largo camino", aunque no ocultó su alegría porque se trata de cambios más importantes de los que se habían hecho en el pasado .

¿Pero cómo es posible que esas mejoras en la protección de datos  solo se hayan producido por el empeño personal de un ciudadano corriente?

"Las leyes europeas son muy buenas, pero falla su aplicación. También es una cuestión de recursos. La oficina irlandesa de protección de datos tiene 20 miembros y Facebook es un gigante que gestiona información de millones de personas", responde.

Schrems reconoce que Facebook "no ha abusado del enorme poder que le da tener semejante información sobre millones de personas. Pero lo problemático es que exista algo con tanto poder sobre la gente".

Conservar y analizar semejante montaña de datos pueden tener "un gran potencial para crear problemas", sostiene el joven austríaco, en caso de que se produjese, por ejemplo, una filtración por un ataque informático.

Aunque pueda sorprender, este estudiante no ha renunciado a su cuenta de Facebook, por un lado porque tiene a muchos amigos con los que perdería contacto, y por otro porque "es la empresa y no los usuarios la que tiene que cambiar", asegura.

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