Cuatro formas en las que internet podría colapsar totalmente
Nota del Editor: David Eagleman es un neurocientífico, miembro del Guggenheim y autor best seller para el New York Times. Sus últimos libros son Incógnito: las vidas secretas del Cerebro (Incognito: The Secret Lives of the Brain) y ¿Por qué importa la red? (Why the Net Matters).
(CNN) — Internet fue diseñado para ser robusto, tolerante a las fallas y distribuido, pero su tecnología todavía está en pañales.
El hecho que la red no haya dejado de funcionar durante sus primeras décadas algunas veces nos lleva a pensar que jamás lo hará. Pero como cualquier sistema, ya sea biológico o hecho por el hombre, el internet puede fallar .
El problema del malware ‘DNSChanger’ que se presentó este lunes, y que afectó a unas 200,000 computadoras, fue muy publicitado y realmente no tuvo mayores consecuencias. Pero te presentamos cuatro males que realmente tienen el potencial de colapsar el acceso a internet a escala masiva.
1. El clima espacial
Cuando piensas en navegar por la red, probablemente no te preocupe lo que está sucediendo en la superficie del Sol a 148 millones de kilómetros de distancia. Pero las llamas solares son una de las amenazas más serias para nuestros sistemas de comunicación .
Consideremos las fallas en los satélites. Una tarde en 1998 el Galaxy IV, un satélite de 250 millones de dólares que flota a 35,000 kilómetros sobre el planeta, de pronto comenzó a girar sin control . Se sospecha que fue debido a una tormenta solar, ya que el Sol estaba reaccionando en ese momento y algunos otros satélites (propiedad de Alemania, Japón, la NASA y Motorola) fallaron al mismo tiempo.
Los efectos fueron instantáneos y globales. El 80% de los servicios de radiolocalizadores colapsaron instantáneamente. Médicos, administradores y traficantes de drogas a lo largo de Estados Unidos se dieron cuenta de que no estaban recibiendo mensajes. Las cadenas de noticias estadounidenses NPR y CBS, así como el internet de Direct PC y docenas de otros servicios fallaron. Se estima que en años recientes al menos 12 satélites se han perdido como consecuencia del clima espacial.
Pero no solo debemos preocuparnos por los satélites. Cuando el Sol arroja enormes llamaradas solares, puede provocar lluvias geomagnéticas en la Tierra. La erupción solar más grande de la que se tenga conocimiento fue en 1859. Conocida como la llama Carrington, hizo que los cables telegráficos en Europa y América entraran en frenesí.
Desde entonces la tecnología que cobija el planeta ha cambiado considerablemente . Si llegara a ocurrir una erupción solar con llamas de ese tamaño hoy en día ¿qué pasaría? La respuesta es clara para los físicos espaciales y los ingenieros eléctricos: volaría transformadores y derretiría nuestros sistemas de cómputo. En 1989, una tormenta electromagnética que afectó a Canadá privó de electricidad a la mayor parte de Quebec y detuvo las actividades bursátiles en Toronto durante tres horas.
Una erupción solar masiva teóricamente podría derretir todo internet en cuestión de un momento.
Dada nuestra dependencia a los sistemas de comunicación de nuestro planeta, tanto a nivel satelital como terrestre, esta no sería una simple preocupación teórica. La próxima gran tormenta geomagnética se espera se dé en el siguiente ciclo solar a mediados de 2013, así que agárrense.
2. La guerra cibernética
Las guerras en el futuro no tendrán aguerridos soldados en el campo, sino chicos inteligentes postrados frente a la computadora. Conforme crece nuestra dependencia de internet, también crecen nuestras vulnerabilidades.
Este futuro ya puede vislumbrarse con las cercanas relaciones entre los conflictos tangibles y los ataques cibernéticos. Cuando uno examina los conflictos físicos entre India y Paquistán, entre Israel y Palestina o los distintos grupos en la ex Yugoslavia, la escalada de la violencia en el mundo real se ve inmediatamente reflejada en la guerra cibernética.
Desde el inicio de la era de la computación, en la década de 1960, han existido los virus de computadoras; programas que se alojan en un sistema para reproducirse y desde ahí enviar copias. Como en la biología, conforme las computadoras evolucionan con sofisticación, los virus también han coevolucionado. Y los primos de los virus, los worms (gusanos) ni siquiera necesitan hospedarse en un sistema; pueden reproducirse en las redes.
Consideremos al gusano Stuxnet, que apareció en 2010. Este gusano zigzagueaba para adentrarse en los sistemas industriales iraníes, los reprogramaba y escondía sus huellas mientras arreinaba las operaciones de las fábricas. Stuxnet se presentó como un heraldo destructivo e imparable de lo que está por venir, y se desconoce su origen.
No será una sorpresa que en la guerra cibernética del futuro no solamente se ataque a objetivos militares e industriales, sino también la conectividad de la población en general. Si deseas vencer a tu enemigo, comienza por triturar su red.
3. Mandato político
De cara a los disturbios postelectorales en Irán en 2010, el gobierno apagó internet durante 45 minutos, presumiblemente para instalar filtros de páginas como YouTube, Twitter y otros sitios. Egipto también cerró su internet durante la revolución en 2011. China está buscando activamente la capacidad para bloquear su propio internet de la misma forma.
Pero no solamente las naciones como Irán y China están pensando en este tipo de control sobre la red. El 24 de junio de 2010, un Comité de Seguridad Nacional en el Senado de Estados Unidos aprobó una enmienda que otorga al presidente el poder de operar un interruptor que pueda 'matar al internet'. El Acta Proteger al Ciberespacio como un Bien Nacional (PCNAA, por sus siglas en inglés) propone darle al presidente ‘la autoridad emergente para cerrar las redes del sector privado y/o gubernamental en caso de un ciberataque capaz de causar un daño masivo o pérdidas humanas’. Hasta ahora la enmienda no ha sido aprobada por la Cámara y el Senado, pero aún está en la mesa para discusión .
De manera casi unánime, los analistas de seguridad en internet sienten que cerrar la red inevitablemente haría más daño que bien, dado nuestro nivel de dependencia de él en tiempos de guerra para obtener noticias, comunicarnos con los seres queridos y proveer de información durante una crisis.
El gurú de la seguridad Bruce Schneider identifica al menos 3 problemas con la idea de cerrar el acceso. Primero, la esperanza de construir una línea electrónica de fortificación es fallida, ya que siempre habrá cientos de formas en que los enemigos tengan acceso a ella. Ninguna nación o decreto puede tapar todos los agujeros.
El segundo mayor problema es que seríamos totalmente incapaces de predecir los efectos de este tipo de cierre. Como Schneider lo describe: “internet es la máquina más compleja que haya construido jamás el hombre y cerrar algunas porciones de ella tendría efectos secundarios que son impredecibles”.
El tercer mayor problema es el hoyo en la seguridad que queda expuesto. Una vez que se construya un interruptor nacional que elimine el internet, ¿por qué algún ciberatacante concentraría sus esfuerzos en cualquier otra cosa?
Probablemente sería mejor no cortar nuestra alta dependencia a la red justo cuando las cosas vayan mal.
4. Cortar el cable
Aunque los satélites son utilizados para manejar algo del tráfico en internet, más del 99% del tráfico global depende de redes que corren en lo profundo del mar, hechas de cables de fibra óptica que cubren el suelo oceánico como si fuera un sistema nervioso. Estos son objetivos físicos importantes en las guerras, especialmente algunos puntos clave del sistema donde se hacen cuellos de botella. Y esta no es una simple predicción teórica; las batallas submarinas ya están en marcha.
Cuando mucho, tres cuartas partes de la comunicación internacional entre el Medio Oriente y Europa se da gracias a dos cables submarinos: SeaMeWe-4 y el cable FLAG Europa-Asia de FLAG Telecom. El 30 de enero de 2008, ambos cables fueron cortados, lo que causó severas interrupciones en internet y el servicio telefónico de India a Egipto.
Aún no queda claro cómo es que cortaron ambos cables, o quién lo hizo. Y para el caso, aún no se sabe cuántos cables fueron cortados; algunos informes sugieren que al menos fueron ocho. Especulaciones iniciales propusieron que los cortes se debieron al ancla de un barco, pero un análisis en video pronto reveló que no había barcos en esa región doce horas antes hasta doce horas después del corte.
Esos cables solo fueron el inicio. Un par de días más tarde, el 1 de febrero de 2008, un cable submarino, el FLAG Falcon, localizado en el Golfo Pérsico, fue cortado a 88 kilómetros de la costa de Dubai. El 3 de febrero, un cable entre los Emiratos Árabes y Qatar fue cortado. El 4 de febrero el Khaleej Times reportó que dos cables más, uno en el Golfo Pérsico cerca de Irán y otro cerca de la costa de Malasia, habían sido cortados.
Estos cortes derivaron en extensas caídas en el servicio de internet, especialmente en Irán. El patrón geográfico: la mayoría de los cables cortados se encontraban en aguas del Medio Oriente, cerca de países musulmanes. Se sabe que la Marina de Estados Unidos ha desplegado operaciones especiales submarinas durante décadas. Por ejemplo, en la operación Ivy Bells, los buzos aparentemente nadaron desde los submarinos para intervenir un cable submarino de las Islas Kuriles, en el Pacífico.
Cualquiera que sea la verdad detrás de este incidente, vemos que si un gobierno u organización desea desesperadamente sabotear las telecomunicaciones en una amplia zona, es posible lograrlo.
Qué hacer al respecto
La Bóveda Global de Semillas , localizada en Svalbard, una pequeña isla en el Ártico, contiene muestras duplicadas, es decir copias de repuesto, de las semillas guardadas en bancos genéticos de todo el mundo. La bóveda de semillas provee de un seguro en caso de una crisis regional a gran escala o una crisis mundial.
Digamos que un crudísimo invierno destruyera todas las cosechas del planeta, las futuras generaciones podrían reiniciar el sistema de agricultura al sacar las muestras de Svalbard.
Propongo que tengamos un plan de seguridad de apoyo similar para conservar el conocimiento humano que existe en internet. Hablo de instrucciones simples grabadas en medios físicos sobre cómo generar electricidad, cómo construir una computadora, cómo construir un router y cómo reconstituir el internet desde sus principios básicos.
La red aparentemente es el invento tecnológico más importante que haya sido inventado. Hemos sido una generación lo suficientemente afortunada para ver cómo se desarrolló y ahora somos los responsables de protegerla.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a David Eagelman.