Los 'drones': las carreteras del futuro para conectar zonas rurales
Un viaje todoterreno significaba andar por caminos de tierra en una poderosa camioneta cuatro por cuatro o un camión gigantesco. Sin embargo, para dos ambiciosas empresas de tecnología, el término comprende algo más sutil y, potencialmente, revolucionario.
Durante los últimos 18 meses Matternet y Aria —dos compañías distintas nacidas en la misma incubadora en Silicon Valley— han trabajado para crear una red itinerante de drones (aviones no tripulados) automatizados que ayuden a conectar zonas rurales y subdesarrolladas aisladas.
Aunque la idea suena descabellada para quienes no están familiarizados con la tecnología de drones civiles , las pruebas preliminares del vehículo ya fueron realizadas.
"La forma más fácil de describir lo que hacemos es comparar cómo la telefonía móvil ha despegado en el mundo en desarrollo ", dijo Andreas Raptopoulos, el fundador y CEO de Matternet.
"(Queremos) superar la infraestructura tradicional de los medios de transporte en una forma similar y llevar artículos a través de estos vehículos aéreos no tripulados (UAVs, por sus siglas en inglés) a las personas que de otra manera podrían estar desconectadas o aisladas", añadió.
Una red de drones
La idea surgió cuando Raptopoulos dirigió un grupo de investigación que incluía a los otros tres cofundadores en la Universidad Singularity en Silicon Valley, Estados Unidos.
Imaginaron emplear una flota de drones con una capacidad de carga de dos kilogramos y un rango de vuelo de casi 10 kilómetros.
Estos vehículos automatizados serían complementados en tierra por una red extensa de hubs (centros de actividad) estratégicamente posicionados, lo que permitiría a los drones recargar sus baterías cada ciertos kilómetros antes de continuar hacia la siguiente estación (donde se repite el proceso de recarga) o hacia su destino final.
Las aplicaciones potenciales, explicó Raptopoulos, incluyen entrega de medicamentos a lugares desconectados, permitir a los agricultores entregar productos directamente a sus clientes y proporcionar materiales vitales a las zonas aisladas por desastres naturales.
El control de los drones y la asignación de los paquetes para su entrega eventualmente serían manejados por un sistema operativo automatizado. Las órdenes o solicitudes podrían ser enviadas y pagadas vía celulares.
En el futuro, añadió, el concepto también podría ser adaptado para mejorar los sistemas de transporte o distribución de grandes ciudades.
Matternet realizó pruebas de drones "cuadricópteros" en Haití y República Dominicana el año pasado.
Aunque está feliz con los resultados, Raptopoulous cree que el concepto necesita más pruebas antes de que se consideren aplicaciones comerciales o civiles.
El internet de las cosas reales
Mientras tanto, A ria (siglas en inglés de Matriz Inteligente Autónoma Sin Caminos) —creada por estudiantes de la misma clase de la Universidad Singularity, que se concentra más en el desarrollo de un sistema de código abierto y redes en la tierra— espera llevar su versión del invento al festival Burning Man de este año en Nevada, Estados Unidos.
De acuerdo con su fundador, Arturo Pelayo, una red AUV hiperconectada crea la posibilidad de un sistema físico de entrega tan denso e interconectado que en efecto es “internet analógico”.
“En internet envías paquetes digitales. En internet analógico aún envías paquetes pero estos son físicos”, dijo.
“Vemos la oportunidad de crear estas redes muy flexibles atendidas por estos sistemas y centros en el piso; que incluso podrían ser algo tan básico como un contenedor de envío en desuso, en zonas más grandes”, añadió.
A medida que la tecnología se desarrolle más, Pelayo cree que superarán las principales limitaciones de los drones; es decir, las cortas distancias que pueden viajar y el poco peso que pueden llevar actualmente.
También destaca los beneficios de costos como un factor significativo para hacer que la tecnología sea atractiva a usuarios potenciales.
Y ¿cuánto cuestan?
Raptopolous concuerda y señala un estudio de caso de Matternet realizado en el pequeño distrito de Maseru en Lesoto, África, en el que se contabilizó el costo de una red de 50 estaciones base y 150 drones a solo 900,000 dólares; algo que se compara favorablemente contra un millón de dólares por una carretera de dos kilómetros de un solo carril.
Pero aunque es entusiasta sobre estas cifras, Raptopolous enfatiza que no ve que los drones reemplacen a los caminos o carreteras pronto.
Después de todo, los caminos aún tienen el beneficio obvio de poder transportar a las personas y atender cargas mucho más grandes y pesadas.
“La idea de Matternet no es reemplazar sistemas donde funcionan bien sino realmente complementarlos”, dijo. “Inicialmente vemos entrar a estos dispositivos donde los sistemas naturales se rompen (como en un desastre natural) o donde hay una posibilidad de mejorar la infraestructura existente”.
Algunos otros factores externos, por ejemplo, el desempeño de los drones pequeños en un mal clima, la interacción con otros aviones, así como las percepciones públicas de los dispositivos que son más conocidos por su operación en un ámbito militar también tendrán que ser superados, admitió.