La nave espacial de la NASA que se derivó de una plática padre-hijo
La imaginación humana es algo increíble. Toma como ejemplo la historia de cómo una simple plática de padre e hijo llevó al prototipo de una nave espacial para aterrizar en otros planetas.
La noche de un viernes en 2009, el ingeniero de la NASA, Stephen Altemus, llegó a casa del trabajo sintiéndose, bueno, algo frustrado.
Altemus, quien era el director ingeniero en el Centro Johnson Space de la NASA en Houston, Estados Unidos, creía que la agencia estaba bajo “mucha presión y escrutinio” por los supuestos costos altos de presupuesto. El programa ambicioso Constellation de la NASA para desarrollar un cohete de próxima generación estaba a punto de ser cancelado.
"El ambiente era una sensación de incertidumbre, caos y redirección”, dijo Altemus a CNN la semana pasada en entrevista telefónica. La ingeniería, creía, no era utilizada para contribuir al futuro de la NASA.
"Esa responsabilidad de asegurar que cada dólar se gaste exactamente bien dentro de la agencia a veces sofoca la innovación”, dijo Altemus. “Lo que la NASA necesitaba era un fuego innovador que hiciera que estuviera bien intentan, fracasar y aprender de los errores”.
El hijo de 15 años de Altemus se percató de que algo estaba mal.
“’Nunca hablas mal de la NASA, papá’”, Altemus recordó a su hijo decir. La conversación que siguió, dijo el ingeniero, fue un “momento de inspiración; instigado por mi hijo”.
Se sentaron en la mesa de cenar y hablaron sobre cómo “poner a la NASA de regreso en el mapa con una misión audaz que parecía casi imposible”. Poco tiempo después, Altemus creó algunas tablas y su hijo juntó un video ilustrativo en YouTube.
La mañana del lunes en su oficina, Altemus presentó su idea a su equipo de liderazgo en la NASA.
“Dije, ‘¿qué pasaría si desatáramos el poder de la ingeniería, e hiciéramos las cosas a nuestra manera, y no fuéramos disuadidos? ¿qué podríamos hacer juntos?’”.
Fue una idea radical: construir una nave espacial no tripulada con un explorador robótico y enviarla a la Luna dentro de 1,000 años. Sus motores serían impulsados por oxígeno líquido y combustible metano. El vehículo también tendría un sistema de aterrizaje láser autoguiado que evitaría encontrarse con grandes rocas y otros peligros.
Los miembros del equipo de investigación de Altemus dijeron “sí”. Estaban dentro.
Altemus después llevó su cruzada a un mayor nivel, informando a los funcionarios en la sede de la NASA. “Les dijimos, ‘tenemos una idea que va a cambiar a la agencia’. Dijeron: ‘sí, sí, esto es realmente bueno pero políticamente esto podría no volar’”.
Sin embargo, nació el Proyecto M.
“No teníamos dinero, no teníamos el respaldo del liderazgo, no teníamos autoridad para proceder, no teníamos nada. Todo lo que teníamos era este compromiso para crear ingeniería en una forma austera y asequible”.
A pesar de un presupuesto reducido, el equipo de Altemus improvisó las partes y la tecnología que necesitaban. Intercambiaban. Permutaban.
Al principio, “muchas consecuencias políticas vinieron para intentar aplastar el proyecto”, dijo Altemus. Sin embargo, el Proyecto M ganó impulso. “No era nada a lo que la NASA estaba acostumbrado”. Eventualmente, “toda la actitud cambió”.
Para junio de 2010, el Proyecto M terminó sin llegar a la Luna. Pero resultó en un proyecto vástago llamado el módulo de aterrizaje planetario Morpheus.
Una nave espacial no tripulada que puede transportar 498.9 kilogramos de cargamento, Morpheus se ve como una araña metálica de cuatro patas con esteroides.
Teniendo en cuenta lo que esto puede hacer sin arriesgar vidas humanas, el programa de cuatro años fue una ganga a 14 millones de dólares. Compara eso con el costo aproximado de 1,700 millones de dólares por un transbordador espacial. Eso es miles de millones, con M mayúscula.
Principalmente, Morpheus sirve como una plataforma de prueba para nuevas tecnologías que podrían llevar a naves espaciales tripuladas y no tripuladas a otros mundos. Es el primer prototipo de nave espacial de la NASA en ser impulsado con oxígeno líquido y metano líquido. También es el primero en utilizar un conjunto de sensores láser como una especie de autopiloto para situaciones peligrosas de aterrizaje.
"Las tecnologías demostradas en Morpheus están directamente aplicadas a la robótica del futuro, y eventualmente a las misiones humanas”, dijo a CNN en un correo electrónico, el director del Proyecto Morpheus, Jon Olansen.
Eso incluye aterrizar en asteroides, la Luna, Marte o incluso la luna de Júpiter, Europa. El presidente estadounidense Barack Obama, pidió que los astronautas orbiten Marte para mediados de la década de 2030 .
Pero su desarrollo no fue un recorrido exactamente tranquilo. En 2012, durante una prueba de motores de un prototipo de Morpheus, el módulo de aterrizaje se elevó a una corta distancia, giró y se estrelló con el piso. Se incendió inmediatamente y explotó aproximadamente 30 segundos después .
Afortunadamente, no hubo lesiones, pero el accidente “fue un gran revés para el equipo”, dijo Altemus. La NASA rápidamente “se levantó” y averiguó cómo arreglar el problema.
Hoy en día, la versión más reciente del módulo de aterrizaje Morpheus “es una pieza central para la agencia para mostrar lo que es un equipo fantástico, y que se pueden hacer cosas increíbles con solo una fuerza de voluntad para imaginar”, dijo Altemus, quien en 2013 terminó una carrera de 25 años en la NASA para comenzar un negocio de productos de ingeniería basado en tecnología espacial.
El sofisticado sistema autoguiado que previene que Morpheus aterrice en zonas de aterrizaje peligrosas podría utilizarse en un módulo de aterrizaje que podría poner seguramente a los astronautas en otro planeta.
El autopiloto podría reducir grandiosamente la carga de trabajo de los astronautas durante la fase crítica de una misión tripulada, dijo Olansen. Abre áreas de exploración que alguna vez también fueron consideradas peligrosas para el aterrizaje de robótica; como los polos norte y sur de la Luna, que están plagados de cráteres.
De hecho, durante la próxima década, la NASA planea una misión sin precedentes para enviar astronautas a un asteroide. Lograr esa hazaña sería histórico.
El entrenamiento ya comenzó . El 9 de mayo, dos astronautas realizaron una caminata espacial simulada en asteroides en la piscina de simulación de baja gravedad de 12.1 metros de profundidad en la instalación de Houston. Practicaron en una maqueta de un Orion, la nave espacial no tripulada de la NASA que todavía es desarrollada.
Sorprendentemente, los planeadores de la NASA esperan diseñar una nave espacial robot que capturaría a un asteroide y lo llevaría a una órbita estable cerca de la Luna. Después, los astronautas a bordo de un Orion caminarían al asteroide y recolectarían muestras de rocas que ayudarían a los científicos a aprender más sobre los componentes de los asteroides.
Es posible que el combustible del Morpheus; oxígeno líquido y metano, puedan encontrarse en Marte o en otros planetas. Esto abre la puerta a la idea de que un módulo de aterrizaje parecido a Morpheus pueda recargar combustible allí.
Aquí está cómo podría funcionar: una nave espacial no tripulada que fabrica combustible viajaría a Marte por delante del módulo de aterrizaje. La nave espacial que fabrica combustible después cosecharía metano de la atmósfera, dijo Altemus. “Si hay agua en la tierra cosecharías el agua y la descompondrías en oxígeno e hidrógeno. Después, el módulo de aterrizaje se pone cerca de la nave espacial que fabrica combustible y utiliza el oxígeno y metano para recargar el combustible para otro vuelo”.
¿Cuán sorprendente sería si esa plática padre-hijo en una mesa de Houston en 2009 tuviera la conexión más pequeña a un viaje a otro mundo?
La exploración espacial humana es “parte de nuestro ADN”, dijo Altemus. “Es tan sencillo como eso. Nosotros, como seres humanos, encontraremos una forma de prosperar para crear, para inventar. Siempre y cunado haya planetas en el cielo que sean inalcanzables, alguien va a intentar llegar a ellos”.