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Los nuevos hoteles de Miami buscan recuperar el glamur de antaño

La ciudad ha tenido varias reencarnaciones: la atmósfera color rosa fosforescente estilo 'Miami Vice' de la década de 1980 o los días de las cadenas de terciopelo con Madonna y Versace.
sáb 12 agosto 2017 07:10 AM
Ubicación
Ubicación El nuevo Four Seasons Hotel at The Surf Club se sitúa sobre 275 metros de playas inmaculadas del Atlántico en el pueblito de Surfside, en North Beach, Miami.

El sol y la atmósfera de Miami han atraído a visitantes desde hace años, pero los nuevos prototipos de hoteles pretenden recuperar parte del glamur de una era pasada.

La ciudad ha tenido varias reencarnaciones con el correr de los años: la atmósfera color rosa fosforescente estilo Miami Vice de la década de 1980 o los días de las cadenas de terciopelo con Madonna y Versace y los hoteles boutique de la década de 1990. Luego llegaron las Kardashian, los spring breakers y los elegantes asistentes a la feria Art Basel.

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Sin embargo, ninguno de los variados estados de ánimo de Miami puede compararse con el glamur refinado de la época del jazz, en las décadas de 1920 y 1930. En ese entonces también se organizaban fiestas elaboradas y los famosos eran parte de la escena, pero también fue una era de elegancia y sofisticación, dos palabras de las que ves pocos ejemplos hoy a lo largo de Ocean Drive o de la zona hotelera de Collins Avenue, en South Beach.

Es por esa razón que la inauguración reciente del hotel más nuevo de Miami, el Four Seasons Hotel at The Surf Club, en el pueblo de Surfside, en North Beach, parece ser exactamente lo que la ciudad necesita.

El hotel es el antídoto al lujo ostentoso de los hoteles Fontainebleu y Faena y contrapunto a la hospitalidad más refinada del histórico Biltmore Hotel , en Coral Gables.

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Ubicación
El nuevo Surf Club se ubica en 275 metros de inmaculadas playas del Atlántico, en el pueblito de Surfside, en North Beach.

El viejo glamur de Miami

Sin embargo, el Surf club tiene mucha historia.

Este solía ser un club social en el que el magnate Harvey Firestone organizaba galas épicas y al que Winston Churchill venía de visita para pintar en su cabaña; el edificio se remodeló como hotel (y residencias) de playa de acuerdo con un diseño del arquitecto estadounidense Richard Meier.

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El impacto es grande (la propiedad se ubica sobre 275 metros de playas inmaculadas sobre el Atlántico), pero la sensación en general es de intimidad: hay únicamente 77 habitaciones y suites que penden sobre la casa club original; los interiores chic, estilo residencial, son obra del diseñador parisino Joseph Dirand.

Dos de las tres torres nuevas que Meier diseñó albergan residencias privadas; sus propietarios tienen acceso total a los servicios del Surf Club. Estos beneficios son lo mejor: tres piscinas, 40 cabañas de día, un spa con seis cabinas de tratamiento y dos suites, y un club infantil bellamente diseñado.

Además, están el restaurante y bar de champagne Le Sirenuse, colaboración de Four Seasons con los propietarios del hotel Le Sirenuse, en Positano, en la costa amalfitana de Italia. También se inaugurará en el hotel un restaurante de Thomas Keller, dentro de unos meses.

Lujo
El hotel es una nueva versión de los días más glamurosos de Miami, en la época del jazz.

"No estás en South Beach, luchando por un camastro o por un lugar en la playa", dice el gerente general del hotel, Reed Kandalaft, refiriéndose a la abundancia de espacio en el Surf Club. "Estás pagando en promedio mil dólares por noche, así que vas a vivir una experiencia serena y exclusiva".

Tal vez sean muchos ceros por una sola noche, pero Kandalaft afirma que los aficionados del reconocido servicio de Four Seasons están dispuestos a pagarlos.

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"Damos en el clavo con lo básico", explica. "Puedes pintar los muros de dorado, si quieres, pero si no sirves café caliente ni tienes jugo de naranja fresco en el hotel, si tus cubiertos no están pulidos y los pisos no están limpios, los huéspedes no van a aceptar el lugar".

'Flotando en el aire'

Los huéspedes del Surf Club obtienen más que lo básico, desde luego. Las habitaciones son luminosas y espaciosas y reflejan el estilo modernista de líneas limpias de Dirand.

"La paleta de la habitación refleja lo que ves por la ventana", explica el diseñador, famoso por su trabajo en boutiques insignia de marcas como Chloe, Balmain y Givenchy, en París.

Sabor italiano
Le Sirenuse es una colaboración entre Four Seasons y el Hotel Le Sirenuse, en la costa amalfitana.

"El color beige representa a la arena; el verde de las palmeras, un poco del azul verdoso que da continuidad a los colores del agua y del cielo. Casi puedes sentir que el paisaje entra y que estás flotando en el aire".

La brillante luz natural de Miami se usa para crear efectos impactantes, mientras que el mobiliario —como la mesa modular que se puede usar como comedor, como área de estar o como escritorio— es funcional y está hecho para la vida moderna.

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El restaurante y bar de champagne Le Sirenuse se construyeron en lo que quedaba del edificio original del Surf Club, así que se conservaron muchos de los detalles originales, tales como chimeneas, techos de madera y arcos dramáticos que enmarcan las vistas a las palmeras o al Atlántico.

Lo mejor de lo mejor

La amplia zona del bar es un mundo maravilloso tropical, salpicado de palmeras, sofás y sillones de tonos naturales claros, agrupados en cúmulos íntimos con luz tenue y favorecedora.

"Quería que tuviera un poco de la personalidad de Le Sirenuse [en Positano]", explicó Antonio Sersale, quien trabajó con Dirand para trasladar la calidez de este hotel al espacio nuevo.

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"Quería asegurarme de que las plantas predominaran y de que los huéspedes se sintieran tranquilos".

El foco del salón es una barra verde impresionante, hecha de piedra volcánica tallada en forma de olas, mientras que al lado, en el comedor principal, los huéspedes pueden disfrutar de las creaciones del chef Antonio Mermolia, inspiradas en el menú de La Sponda, de Le Sirenuse en Positano.

Diseño
La decoración está diseñada para reflejar la arena y el mar y para traer el exterior al interior.

"Cuando estás aquí, olvidas que tienes 15 pisos [de habitaciones] suspendidas sobre ti", dijo Sersale sentado a una mesa en el comedor. "Sientes como si hubieras entrado en un lugarcito encantador, con una terraza fabulosa con vista al mar".

Para el veterano de la hospitalidad (su padre, Franco, inauguró Le Sirenuse en 1951), la atmósfera de un restaurante es tan importante como la comida. "La atmósfera lo es todo", dijo. "El glamur tiene que tener profundidad; para tener profundidad, tiene que atraer a la gente que impone tendencias. Lo que hace realmente a un lugar es la gente".

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Es evidente que los desarrolladores y propietarios del Surf Club, Fort Partners, están de acuerdo, particularmente en lo que respecta a la selección de sus colaboradores. "Eligieron a lo mejor de lo mejor para construir algo único", dijo Kandalaft. "Four Seasons. Le Sirenuse. Thomas Keller. Joseph Dirand. Richard Meier. Cuando eligieron a alguien, se preguntaron: '¿Quién es el mejor en lo que hace? Contratémoslo'".

El Surf Club
Tiene tres albercas, un spa y un club infantil.

El ADN de Miami

El objetivo, de acuerdo con Kandalaft, era crear algo atemporal y discreto… "no demasiado llamativo, no demasiado exuberante. Cuando entras, te sientes cómodo".

Tanto para los lugareños como para los turistas, el nuevo Surf Club es también una interpretación del icónico glamur de Miami que se agradece.

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"Miami se inspira en Europa, en América Latina y en influencias del art déco, traducidos a un lenguaje específico", explica Dirand.

"El Surf Club era una especie de burbuja en la década de 1930, durante la Prohibición, cuando la gente venía por la fiesta, la sofisticación y la espontaneidad. Eso, para mí, describe el ADN de Miami".

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