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El problema de la "fotografía latinoamericana"

La fotografía de la región indudablemente se ha transformado a causa de un conjunto de inquietudes sociales como el colonialismo, la represión del Estado, la desigualdad y la industrialización.
jue 22 marzo 2018 04:00 PM
'Evelyn, La Palmera', Santiago,
'Evelyn, La Palmera', Santiago, de la serie La manzana de Adán (1983), de la fotógrafa chilena Paz Errázuriz. Créditos: cortesía de Paz Errázuriz (Foto: Cortesía de Paz Errázuriz)

"No hay otra forma de expresión ni disciplina que pueda expresar la realidad tan directamente como la fotografía", dijo el fotógrafo y cinematógrafo cubano, Mario García Joya, durante el Segundo Coloquio de Fotografía Latinoamericana que se celebró en la Ciudad de México en 1980, un evento ambicioso que reunió a fotógrafos de toda la región.

"Este potencial expresivo, adecuado a su realidad, es particularmente importante en un continente y en una época en la que la realidad tiene tanto peso".

En años recientes, parece que el resto del mundo se dio cuenta del potencial del que Joya hablaba. En 2016, Philips fue la primera casa de subastas importante que presentó una selección especial de fotografía latinoamericana, con lo que reflejó el interés mundial creciente que se estaba consolidando en instituciones como la Fondation Cartier en París; el Museo Amparo en Puebla, y el Centro Internacional de Fotografía de Nueva York.

Canasta de Luz, Sumpango, Guatemala (1989),
de la fotógrafa mexicana Flor Garduño.

Pero como la región se extiende de México hasta el extremo sur de la Patagonia y abarca unos 20 países con una población estimada de 640 millones de personas, hay a quien le preocupa que el término "fotografía latinoamericana" pase por alto la pluralidad cultural y artística del continente.

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"En el mundo del arte ha existido la tendencia a reducir partes completas de la historia a una mera especificidad geográfica", dijo Alexander Montague-Sparey, director artístico de Photofairs, quien invitó a un grupo internacional de curadores para hablar del tema en la feria, que se llevó a cabo en febrero en San Francisco. "Con América Latina, esto es particularmente peligroso porque la región es muy vasta y culturalmente variada".

'Qué chiquito es el mundo', México (1942),
del fotógrafo mexicano Manuel Álvarez Bravo.

La fotografía de la región indudablemente se ha transformado a causa de un conjunto de inquietudes sociales como el colonialismo, la represión del Estado, la desigualdad y la industrialización. Artistas pioneros como el mexicano Manuel Álvarez Bravo, el colombiano Fernell Franco o la argentina Adriana Lestido contribuyeron a la difusión de estas narrativas a lo largo del siglo XX. Sin embargo, hay quien afirma que las sensibilidades y los enfoques coincidentes no deberían definir la cultura fotográfica de la región como un todo.

"Como categoría, Latinoamérica es una ilusión", dijo Pablo Ortiz Monasterio, reconocido fotógrafo mexicano y cofundador del Centro de la Imagen de la Ciudad de México, en una entrevista telefónica.

Pese a que reconoce la importancia de la consciencia colectiva de los fotógrafos latinoamericanos, también señala que es un término reductivo que sirve "al consumo del primer mundo".

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Por otro lado, "el término es necesario" de acuerdo con Idurre Alonso, curadora adjunta de arte americano en el Getty Research Institute. "Latinoamérica no está en una posición de privilegio, así que todavía necesitamos esa etiqueta para crear consciencia", explicó.

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'Edita (la del plumero)', Panamá (1977),
de la fotógrafa panameña Sandra Eleta, parte de la exposición Radical Women: Latin American Art, 1960-1985.

Este enfoque parece particularmente importante cuando se trata de artistas e ideas marginadas a lo largo de la historia. En la exposición Radical Women: Latin American Art, 1960-1985, que se montó recientemente en el Museo Hammer de Los Ángeles, Estados Unidos (y que viajará al Museo de Brooklyn en abril), se presentaron varios artistas que abordaron la naturaleza política del cuerpo femenino en obras experimentales en las que se favoreció a la fotografía, el video y la performance. La exposición demostró que una constelación de artistas menos conocidos que trabaja en aislamiento propuso un cambio en la representación de la forma femenina al tiempo que cuestiona las estructuras patriarcales, las dictaduras y los regímenes autoritarios que azotaron la región en ese periodo.

'La briosa' (1981),
de la fotógrafa mexicana Lourdes Grobet, parte de la exposición Radical Women: Latin American Art, 1960-1985.

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En una de las series, titulada La manzana de Adán, la fotógrafa chilena Paz Errázuriz documenta a una comunidad de sexoservidoras transgénero en un burdel clandestino en el Chile de la década de 1980, durante la dictadura militar de Augusto Pinochet. Las fotografías son un desafío político impactante y se publicaron originalmente en un libro en 1990, pero, de acuerdo con Errázuriz, "no se podía vender en las librerías".

Las fotografías tardaron casi dos décadas en resurgir. Se exhibieron en 2015 en el pabellón de Chile de la Bienal de Venecia y actualmente son parte de las obras destacadas de la exposición Another Kind of Life Photography on the Margins, del Barbican Centre en Londres. Esta obra representa una de las muchas narrativas de la región que no gozaron de gran difusión por mucho tiempo.

"En la mayoría de los países latinoamericanos había el problema de que no había instituciones que preservaran la obra fotográfica", explicó el curador Thyago Nogueira, quien dirige el Departamento de Fotografía del Instituto Moreira Salles, creado en 2012.

"Aún hay cosas por descubrir", dijo Shoair Mavlian, quien fue curadora asistente de la galería Tate Modern. "Pero también se ha perdido mucho porque desafortunadamente, en esa época, se percibía como algo que no tenía valor".

Ahora, gracias a los esfuerzos recientes de instituciones de todo el mundo, y particularmente a través de la creación de fondos, centros y departamentos específicos, los artistas de la región siguen ganando visibilidad y dando a conocer una apreciación sin precedentes de la cultura fotográfica de América Latina.

Aunque la etiqueta ha ayudado a colocar al continente en la conversación mundial del arte, es crucial que los curadores atiendan a los matices y adopten un enfoque académico respecto a los países y los momentos específicos para contar la historia rica y polifacética de las Américas.

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