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¿Por qué la mafia europea continúa con el robo de arte?

Las bandas delictivas internacionales empezaron a dedicarse al tráfico de obras de arte a principios de la década de 1960, cuando la mafia corsa se involucró en una serie de robos.
lun 13 agosto 2018 01:30 PM
Robo
El robo de antigüedades resulta una actividad más sencilla para que las organizaciones delictivas obtengan ganancias.

Nota del editor: Noah Charney es fundador de la Asociación de Investigación de Delitos Contra el Arte y profesor adjunto de Historia del Arte en la Universidad Americana de Roma; también escribió el libro The Museum of Lost Art.

En las primeras horas del 4 de julio más de 250 agentes de policía catearon simultáneamente 40 edificios en Italia, Alemania, Inglaterra y España. Estos fueron consecuencia de una investigación de cuatro años a cargo del Comando de los Carabinieri para la Protección del Patrimonio Cultural y el Combate al Contrabando, la primera unidad policiaca dedicada al arte y las antigüedades.

Los cateos formaron parte de la Operación Demetra; se arrestó a 23 sospechosos y se confiscaron más de 25 mil antigüedades valuadas en 40 millones de euros (alrededor de 890 millones de pesos).

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El plan se ejecutó a nivel internacional y estuvo extremadamente bien organizado. La Europol cree que la base de operaciones era la región de Caltanisetta, en Sicilia, Italia, donde los miembros de un grupo organizado excavaron material arqueológico ilegalmente y produjeron falsificaciones. La dependencia dijo que estos artículos se sacaron de Italia de contrabando y se les asignaron procedencias falsas para dar la impresión de que se habían obtenido y exportado legalmente. Luego los vendían a coleccionistas a través de casas de subastas alemanas.

Antes del operativo, los Carabinieri habían confiscado alrededor de 3,000 antigüedades auténticas y 1,200 falsificaciones, además de unas 1,500 herramientas de excavación y detectores de metales.

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Este es tan solo uno de los muchos casos que evidencian el crecimiento espectacular del tráfico de antigüedades saqueadas. De acuerdo con Edgar Tijhuis, director académico de la Asociación para la Investigación de los Delitos Contra el Arte ( ARCA, por sus siglas en inglés). "Esta clase de saqueos han ocurrido desde hace décadas, pero la magnitud de este caso es inusual y está entre los peores casos de las décadas recientes".

Las bandas delictivas internacionales empezaron a dedicarse al tráfico de obras de arte a principios de la década de 1960, cuando la mafia corsa se involucró en una serie de robos, desde el robo al famoso restaurante La Colombe d'Or, en la Riviera Francesa, hasta la sustracción de 118 pinturas de Pablo Picasso de una exposición en el Palacio Papal de Aviñón en 1976.

Otros grupos siguieron el ejemplo, entre ellos la mafia siciliana, que se cree que fue la responsable del robo de la Natividad con San Francisco y San Lorenzo, de Caravaggio, de una iglesia de Palermo en 1969.

Aunque es difícil sacar provecho de las obras de arte robadas de colecciones existentes las antigüedades excavadas ilegalmente son una vía mucho más fácil para que las bandas delictivas se beneficien. Nadie ha visto estos objetos en la modernidad y no están en ninguna base de datos de obras robadas, por lo que pueden venderse abiertamente, al precio máximo, si van acompañadas de los documentos falsos que indiquen que se excavaron y exportaron ilegalmente.

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En una conferencia de la ARCA en 2014, Paolo Giorgio Ferri, exfiscal italiano que dirigió el caso contra el infame contrabandista de antigüedades Giacomo Medici, estimó que el 90% del saqueo de antigüedades es obra de grupos involucrados en la delincuencia organizada y no personas o grupos más pequeños interesados en las ganancias a corto plazo.

Así la pérdida del contexto arqueológico se vuelve uno de los muchos problemas porque las ganancias de estas ventas ilícitas sirven para financiar las diferentes actividades en las que participan estos grupos (cabe señalar que muchos grupos terroristas, incluido ISIS, también recurren a la venta ilegal de obras de arte y antigüedades para financiar sus actividades).

Las operaciones de la magnitud de la que se frustró a través de la Operación Demetra son raras, pero no son tan poco comunes como la gente cree. El año pasado, por ejemplo, la Policía española y la Europol encabezaron un operativo en el que se recuperaron 41 mil artículos culturales robados, desde jarrones griegos antiguos hasta espadas samurái japonesas, en un esfuerzo en el que participaron corporaciones policiacas de 81 países. Aunque la más reciente operación, encabezada por el gobierno italiano, se centró en las antigüedades saqueadas que se vendieron a través de casas de subastas, la operación del año pasado comenzó con la vigilancia policiaca de la venta de antigüedades en línea.

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Lo que queda patente con estos acontecimientos es que el combate a los saqueadores de antigüedades que buscan beneficiarse de nuestra historia en común no es responsabilidad única de una dependencia o de un país. Se tiene que lidiar con ellos de forma coordinada, a través de las fronteras y de forma internacional.

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