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Brasil, entre la esperanza mundialista y el recuerdo del 'Maracanazo'

La nación sudamericana aún sufre por el "error" que les costó perder la final en 1950, a pesar de los cinco campeonatos logrados
vie 14 junio 2013 03:31 PM

El estadio Maracana de Río de Janeiro estaba completamente lleno: 200,000 espectadores preparados para celebrar el primer triunfo de Brasil en el Mundial y su llegada como superpotencia en el futbol.

Fue el momento en el que el amor por el juego del país sudamericano y por su competencia más prestigiosa, se convirtió en una obsesión peligrosa.

El 16 de julio de 1950 se llevó a cabo la final. Brasil enfrentó a Uruguay y un empate sería suficiente para ver al anfitrión coronado como campeón.

Todo estaba listo para la celebración cuando el delantero Friaça le dio a Brasil una ventaja 1-0 después del medio tiempo.

Pero el ritmo de samba fue silenciado cuando Juan Alberto Schiaffino dio el empate a Uruguay y luego ocurrió lo inimaginable.

Uruguay avanzó, Barbosa, el portero de Brasil, salió de su línea, Alcides Ghiggia dio un disparo largo hacia el poste más cercano… y el balón golpeó el fondo de la red.

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Brasil había perdido.

Los corazones de una nación se rompieron. Las vidas fueron alteradas para siempre y nació una obsesión nacional.

Sesenta y tres años han pasado desde que Brasil se convirtiera en una fuerza dominante del futbol. Los cinco Mundiales ganados por La Selecao son más que los que cualquier otro país ha ganado en los 83 años de historia de la competencia cuatrienal.

Pero ninguno de los cinco triunfos de Brasil opacó la sombra proyectada por el fracaso de Moacir Barbosa Nascimento y sus compañeros de equipo.

“La idea que el resto del mundo tiene sobre Brasil y que quizá Brasil tiene sobre sí mismo hasta cierto punto, es que todo se trata del joga bonito , todo se trata del juego hermoso”, dice Jonathan Wilson , periodista y autor de The Outsider: A history of the goalkeeper.

“En realidad todo se trata de ganar en Brasil, más que en ningún otro lado a pesar de la percepción”, dijo a CNN. “No existe el fracaso heroico en Brasil".

Barbosa fue nombrado portero del torneo, pero fue el chivo expiatorio en Brasil debido a lo que ocurrió en la final.

“No fue seleccionado para los próximos años. Fue un muy buen portero, pero se le recuerda por ese error”.

El error que llevó al segundo gol de Uruguay permaneció con Barbosa hasta su muerte en 2000.

Pero el momento más triste de su vida, dijo, no fue en la final o inmediatamente después.

Alrededor de 20 años después, una mujer en un supermercado lo señaló y le dijo a un niño a su lado, “míralo hijo. Es el hombre que hizo llorar a todo Brasil”.

“Bajo la ley brasileña la sentencia máxima es de 30 años”, comentó Barbosa en su cumpleaños número 79, solo dos semanas antes de morir. “Pero mi encarcelamiento ha durado 50 años”.

La decepción ocupa un lugar preponderante en la psique de Brasil y más aún con el hecho de que el país será anfitrión del Mundial el próximo año, por primera vez desde aquel fatídico día.

"Nelson Rodríguez, el dramaturgo, habló sobre ‘Nuestro Hiroshima’”, dijo Wilson. “Parecía monstruosamente desproporcionado y lo es, pero creo que se refiere a que es el desastre natural de Brasil.

“Nunca han estado en guerra, realmente nunca tuvieron un gran desastre. Solo esperaban ganar. Los periódicos de la mañana del partido decían ‘Brasil, Campeones Mundiales’”.

Los periódicos estaban equivocados.

Es este peso el que debe cargar el equipo actual mientras se prepara para ser anfitrión de la Copa Confederaciones , un calentamiento para el Mundial, en el que Brasil abrirá el torneo enfrentándose contra Japón este sábado.

Una vez más el Mundial llega a Brasil y de nuevo una nación espera.

“Todos conocen las malas experiencias que tuvimos en el Mundial en Brasil en la década de 1950; perdimos, pero ahora tenemos que recuperarnos”, dice Pelé, uno de los mayores futbolistas y tres veces ganador del Mundial con Brasil entre 1958 y 1970.

El relato de Barbosa es una historia de precaución para el seleccionado de Brasil. Un error por parte de cualquier jugador el próximo año podría ser el más costoso.

Luiz Felipe Scolari, entrenador del último equipo brasileño que levantó la Copa del Mundo en 2002, fue nuevamente elegido en noviembre de 2012 para inspirar a un equipo tambaleante.

Los resultados no han sido espectaculares.

Scolari ganó dos partidos, empató cuatro y perdió uno de sus siete encuentros de vuelta en el timón y el equipo se encuentra en el número 22 en los rankings mundiales de la FIFA.

Un empate 2-2 contra Inglaterra en junio fue el primer partido en el renovado Maracaná , un estadio que es un monumento de las proezas deportivas de Brasil y un mausoleo para los fracasos del pasado.

“Siempre tenemos buenos jugadores, pero ahora no tenemos un buen equipo”, dijo a CNN, Carlos Alberto, capitán del equipo ganador de Brasil en el Mundial de 1970. “No tenemos experiencia, los jugadores son muy jóvenes".

“Todos le dicen a estos jugadores, ‘tienes que ganar, tienes que ganar’. Eso no es bueno porque son jóvenes, no tienen la experiencia para jugar un torneo internacional”.

Ese equipo de 1970 a menudo es referenciado como el más grande de todos los tiempos, debido al estilo y arrogancia con la que aplastaron 4-1 a Italia en el último partido del Mundial en México.

El advenimiento de la televisión a color hizo que los jugadores, adornados con su icónonica verde amarela, parecieran como estrellas de futbol de otro planeta.

Alberto no cree que la generación actual sea capaz de emular los logros de su equipo, pero respalda a sus compatriotas para ser exitosos cuatro años después.

“Van a ganar experiencia para el 2018 al jugar en el Mundial el próximo año. En Rusia, ¡te apuesto a que Brasil ganará!”, declaró.

“El próximo año, si llegan a las semifinales está bien”.

Edu, un mediocampista llamado 15 veces para formar parte del equipo de Brasil entre 2004 y 2005, comparte la reservación de Alberto.

El exjugador del Arsenal está preocupado de que un cambio de dirección haya interrumpido a un equipo que le falta experiencia internacional.

“Aún no estamos preparados”, dijo a CNN Edu, director de futbol en el Corinthians, ganador del Mundial de Clubes. “Hemos cambiado al entrenador, lo que no es normal". 

“Normalmente un entrenador tiene cuatro, cinco o seis años para acostumbrarse a su equipo. Scolari tiene suerte, porque Brasil tiene muchos jugadores para formar un buen equipo. Pero no estoy seguro de que estarán lo suficientemente preparados para el Mundial".

“El equipo brasileño no está en su mejor momento”.

Un jugador del que se espera mucho es Neymar, un atacante extravagante que recientemente firmó con el Barcelona y que frecuentemente es aclamado como “el nuevo Pelé”.

Si Brasil finalmente está listo para ganar el Mundial en su propia casa, el veloz atacante con extraña cabellera tendrá que probar que tiene la fuerza suficiente para cargar con las esperanzas de una nación.

“Mira, ganar el Mundial es muy difícil porque es una caja llena de sorpresas. Sin duda Brasil es uno de los mejores, pero eso no significa que Brasil vaya a ganar… los mejores jugadores en Europa son brasileños”, dijo Pelé a CNN.

“En Brasil tenemos a muchos jugadores excelentes como Zico, Tostao, Rivelino, Pelé, Ronaldinho, pero los últimos dos años hemos tenido a Neymar".

“Es muy talentoso. Espero que tenga suerte en el Barcelona. No me gustó mucho eso (el cambio) porque solía jugar en mi equipo, el Santos, perdí a un buen jugador. Merece ir al mejor equipo".

“Dije que ser el nuevo Pelé sería muy difícil , porque mi madre y mi padre, cerraron la máquina (expresó con gestos). Pero sin duda es uno de los mejores jugadores que tenemos en Brasil”.

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