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¿Y si BP no logra contener el derrame?

La petrolera se encuentra perforando dos pozos de alivio que se espera estén listos en agosto; si fallan se construirá un nuevo ducto, se colocará al fondo del mar y conectará en el pozo dañado.
sáb 10 julio 2010 11:00 AM
El sector relacionado con el turismo corresponde a unos 310,000 empleos en la parte estadounidense del Golfo de México. (Foto: Reuters)
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La perforación de dos pozos de alivio se ha convertido en la única tecnología probada en aguas profundas de la que dispone BP para detener el enorme derrame de petróleo en el Golfo de México, que ya lleva 81 días. BP y la Guardia Costera de Estados Unidos se mostraron confiados en que los dos pozos, que están siendo cavados en el lecho marino, contengan la fuga de crudo que fluye a borbotones desde otra perforación dañada.

Ambos tienen un plan de contingencia -un ducto submarino que podría conducir el crudo hacia una plataforma flotante o hacia un pozo en desuso por donde se inyectaría el petróleo capturado a las profundidades del subsuelo.

"Creo que esta situación nos ha enseñado a empezar a tener un respaldo", dijo a periodistas esta semana Thad Allen, un almirante retirado de la Guardia Costera a cargo de supervisar los trabajos de contención del derrame.

El primer respaldo es el segundo pozo de alivio.

Las tareas de perforación del primero de los dos pozos empezaron el 2 de mayo y han avanzado 12,788 pies (3,898 metros) en el subsuelo marino. Está a unos 212 pies (65 metros) de su objetivo: la base del pozo dañado.

Allen dijo que espera que este pozo de alivio esté listo a mediados de agosto.

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La perforación del segundo pozo de alivio empezó el 16 de mayo y no estaba lejos de alcanzar los 10,260 pies (3,127 metros) el viernes, dijo el portavoz de BP, Mark Proegler.

Expertos de la industria petrolera esperan que los pozos de alivio funcionen.

Si ellos no cumplen con el objetivo en un primer intento, "podrán tomarse todo el tiempo que necesiten para que funcionen", dijo David Rensink, presidente de la Asociación Americana de Geólogos Petroleros.

"No puedo imaginar que dos de ellos no funcionen. He visto a esos pozos de alivio funcionar", dijo Donald Van Nieuwenhuise, director del programa de geociencia petrolera de la Universidad de Houston.

El primer pozo de alivio atravesará el pozo dañado, encontrará al petróleo y luego inyectará barro y cemento para sellar la fuga. Si eso falla, el segundo pozo de alivio hará lo mismo.

Si ambos pozos fallan, Allen dijo que BP había planeado construir un nuevo ducto, colocarlo en el fondo del mar y conectarlo a la cabeza del pozo dañado.

Plan de contingencia

El ducto podría transportar petróleo y gas hacia una plataforma existente para ser procesado, o bien transportarlo hacia un pozo en desuso e inyectarlo en un reservorio debajo del lecho marino, dijo Allen.

En caso de ser necesaria, esa opción podría emplearse en agosto, añadió.

Allen dijo reiteradamente esta semana que se mantendría ceñido a la fecha de agosto para la finalización del pozo de alivio, pese a que el primero de los dos que se están perforando estaría listo a fines de julio si no surgen imprevistos.

Nieuwenhuise señaló que el plan de respaldo del ducto es factible, pese a que tomaría tiempo ponerlo en práctica. Añadió que inyectar petróleo y gas en un reservorio debajo del suelo marino podría ser más simple que configurar un equipo para subirlo a una plataforma.

Rensink fue más escéptico acerca de la alternativa de la plataforma. El pozo Macondo fue modificado por la explosión. Si se lo engancha con una plataforma mediante un oleoducto, podría ser inseguro intentar cerrar el flujo en caso de que llegue un huracán, dijo.

BP y el Gobierno desconocen la magnitud del daño causado por la voladura del 20 de abril a la perforación donde estaba el mecanismo de prevención de explosiones que falló, dijo Allen.

Rensink dijo que detener el flujo de crudo podría ocasionar un peligroso aumento de la presión en la boca del pozo. Nieuwenhuise apuntó que BP también podría detonar una bomba en el pozo para intentar detener la salida de crudo.

Pero la explosión dañaría los ductos en el fondo marino o provocar un deslizamiento de barro que afecte otras operaciones de energía en el área.

"El peligro mayor de cualquier tipo de implosión es que se trata de una jugada arriesgada, y no se sabe qué otros problemas podría causar", dijo Nieuwenhuise.

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