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El alza del petróleo, ¿miedo temporal?

Los factores de la escalada del crudo están basados en la especulación, aseguran analistas; el miedo por una guerra con Irán y la esperanza de un estímulo de la Fed son apuestas engañosas.
mié 22 agosto 2012 06:03 AM
Los precios del petroleo aumentan con la amenza de Irán, pero otra guerra en Medio Oriente no es factible.  (Foto: Archivo)
petroleo eu (Foto: Archivo)

Los gestores de inversiones de Wall Street que están apostando a un estallido en los precios del petróleo podrían llevarse una sorpresa muy desagradable.

Este verano, el pico de 22% en el WTI y el pico de 30% en el Brent, los dos precios de referencia más activamente negociados del crudo, parecen estar más basados en el miedo y la especulación que en la lógica y los hechos.

De hecho, no es raro ver esas escaladas de precios en un producto volátil como el crudo. La elasticidad del producto significa que si no lo tienes cuando lo necesitas, los precios instantáneamente subirán por las nubes. La ansiedad sobre la oferta tiende a impulsar los precios mucho más arriba de donde deberían estar, y luego el péndulo siempre oscila de vuelta, aplastando de manera espectacular a los que apuestan por el mercado alcista.

Pero las preocupaciones actuales por una posible guerra con Irán son exageradas, ya que ni Occidente ni Irán parecen verdaderamente interesados en elevar el conflicto más allá de las palabras duras y las suaves demostraciones de poder.

Al mismo tiempo, el petróleo crudo se está acumulando en instalaciones de almacenamiento comercial alrededor del mundo, respaldado por el aumento en la perforación y un débil crecimiento de la demanda. Y debido a que las economías de Occidente y Oriente muestran pocos signos de una recuperación rápida, la demanda por el petróleo debería seguir siendo débil; impulsando los precios hacia abajo y no hacia arriba.

Sumergirse en los mercados del petróleo es una de las maneras más rápidas de ver cómo un fondo hace implosión. Pero a pesar de los innumerables desastres que han afectado a los operadores en los últimos años, muchos fondos de cobertura y gestores de activos han tomado riesgosas apuestas direccionales sobre el precio del crudo este verano.

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Uno puede darse cuenta de esto al echar un vistazo al reporte de compromiso de operadores de la CFTC, que rastrea las actividades de compra y venta de los gestores de inversiones y otras partes interesadas en los mercados de futuros.

El informe más reciente, publicado el viernes, muestra que el número de gestores de inversiones que están apostando a que los precios del petróleo subirán en un futuro próximo superan al número de gestores de inversiones bajistas por un factor de cinco a uno. El volumen global del comercio es bajo debido al verano, por lo que las apuestas alcistas han tenido un mayor impacto en el precio del petróleo de lo que normalmente tendrían si el mercado tuviera un personal completo.

Los comerciantes citan una variedad de razones por las que apuestan sobre los precios del petróleo. Existe la geopolítica, con una posible interrupción del suministro producida por un ataque israelí contra Irán; la económica, ante una solución positiva de la crisis del euro y la esperanza de un mayor estímulo monetario en Estados Unidos; la fundamental, que sería la disminución de las exportaciones petroleras del Mar del Norte ; y la social, "todo el mundo está apostando por el petróleo, así que también nosotros lo haremos".

Cada una de estas razones está basada en el miedo (la geopolítica y la social), falsas esperanzas (la económica) y el desconocimiento de los mercados (la fundamental).

Los mercados están preocupados por un inminente ataque israelí contra las instalaciones nucleares de Irán y las consecuencias que eso traería. El temor es que Irán podría tomar represalias contra Estados Unidos y contra objetivos israelíes y árabes en la región, dando lugar a una interrupción masiva en el suministro de petróleo durante meses o incluso años.

La cuestión de Irán ha persistido en los mercados petroleros desde hace algún tiempo. Cada pocos meses hay un nuevo informe o discurso de un político (israelí, iraní o estadounidense) que asusta al mercado y le hace creer que la guerra está por llegar.

Lo que hizo moverse al mercado recientemente fueron las belicosas declaraciones del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y del ministro de Defensa, Ehud Barak. A principios del verano, ambos dijeron públicamente que ven que la ventana para atacar a Irán está cerrándose y que atacarían con o sin la autorización de Estados Unidos

Las preocupaciones por Irán llegaron a una cúspide el 10 de agosto cuando el diario israelí Haaretz reportó que algunos líderes estaban considerando un ataque contra Irán antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, en noviembre. La esperanza era que la "sorpresa de octubre" obligaría al presidente Barack Obama a apoyar a Israel, para no parecer "débil" ante el electorado estadounidense.

Pero este temor a un ataque inminente ha estado vivo desde hace diez años. Fue el 14 de agosto de 2002 cuando el mundo se enteró de que Irán tenía un programa nuclear clandestino. El régimen iraní afirmó que el programa era para desarrollar energía nuclear, no armas, pero los mercados nunca lo creyeron entonces, y hoy tampoco lo creen.

Al igual que "Pedro y el lobo", todo este asunto se ha vuelto viciado y estereotipado. Sin embargo, el temor a una guerra en Medio Oriente es demasiado grande como para ser desdeñado, no importa lo ridículo que pueda parecer. Esto ha mantenido una prima, como un seguro, en el precio del petróleo durante un tiempo, la cual los analistas especulan que vale entre 10% y 20% del precio de un barril. La prima varía en función del riesgo que proyectan los titulares, ya que nadie quiere ser tomado por sorpresa en caso de que el ataque ocurra. Esto explica por qué los mercados del petróleo han tenido un largo sesgo desde hace algún tiempo.

Pero en un margen de cinco a uno, el proverbial péndulo parece haber oscilado demasiado hacia el lado alcista del mercado . La más reciente alza en el precio del petróleo sugeriría que la guerra está a la vuelta de la esquina, pero eso difícilmente es una certeza.

Por un lado, hay declaraciones contradictorias surgiendo del Gobierno israelí acerca de este tema (como siempre). Apenas la semana pasada, Shimon Peres, presidente de Israel y ex primer ministro, dijo a los periodistas que él tiene una gran confianza en el presidente Obama y que Israel no atacaría a Irán sin la ayuda de Estados Unidos. La Casa Blanca ha sostenido que un ataque contra Irán sólo sería considerado después de que todas las vías diplomáticas hayan sido agotadas.

Mientras tanto, Estados Unidos atacará a Irán suavemente, como lo ha hecho a través de la liberación de virus informáticos en instalaciones nucleares de Irán , o a través de la aplicación de sanciones económicas.

La economía de Irán se ha visto afectada este año después de que Estados Unidos mostró firmeza al tomar medidas enérgicas contra los bancos que ayudan a Irán a vender petróleo a los países vecinos. Esto ha conducido a un colapso de la moneda de Irán, creando una disidencia interna.

El brigadier general Massoud Jazayeri, jefe de gabinete adjunto de Irán, dijo a la prensa la semana pasada que Irán y Estados Unidos habían entrado en una etapa de "guerra económica total". Probablemente eso sea lo más lejos que lleguen las cosas. Si el conflicto pasa del frío al calor, e Irán responde con fuerza a un ataque israelí, su economía casi seguramente colapsara cuando Estados Unidos bloquee la capacidad de Teherán de exportar su petróleo (que representa 80% de su PIB). Si bien, es posible que algunos consideren que los clérigos y generales que gobiernan Irán son irracionales, no lo son tanto como para hacer que los problemas económicos del país pasen de males a terminales.

En cualquier caso, el presidente Obama y el primer ministro británico, David Cameron, han señalado que no dejarán que los precios del petróleo suban indefinidamente por este tema. Ambos han dicho que si los precios del petróleo suben demasiado, autorizarán la liberación de petróleo de sus reservas estratégicas . Esto tiene a Arabia Saudita y a la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en pie de guerra. Ambos opinan que el mercado está bien abastecido y que sería un error volcar producto en el mercado para poner fin a la especulación financiera. Aunque que eso puede ser cierto, las elecciones de Estados Unidos este noviembre cambian la ecuación.

Una liberación, incluso pequeña, actuaría como una fuerza que derrocaría a los alcistas de petróleo, balanceando el péndulo con fuerza y rapidez de largo a corto. Eso es porque, lo creas o no, el mundo tiene ya mucho petróleo en reserva y la demanda es débil. La AIE informó que los inventarios de los países desarrollados han crecido por encima de lo normal en el primer semestre del año, con reservas comerciales de crudo de 82.4 millones de barriles. Eso es más del doble del promedio de 37 millones de barriles registrado durante cinco años.

Mientras tanto, el crecimiento de la demanda ha llegado casi a su fin; el aumento usual en la demanda de petróleo en los países en desarrollo se ha compensado por una disminución casi equivalente en la demanda de los países desarrollados.

Por ejemplo, en Estados Unidos, el consumo de petróleo se redujo 2.7% en julio en comparación con el mismo período del año pasado. La demanda de gasolina bajó 3.8% durante ese mismo lapso. Eso está relacionado en parte con la lentitud del crecimiento económico, pero también con la forma en que viven los estadounidenses hoy en día.

Los altos precios sostenidos provocan que las personas cambien permanentemente la forma en que utilizan el petróleo, por ejemplo, adoptando autos con mejor eficiencia de combustible . Eso significa que Estados Unidos necesita menos petróleo para mantener el mismo nivel de productividad; una señal claramente bajista para los precios del petróleo.

Hay docenas de puntos a considerar cuando se apuesta al movimiento en los precios del petróleo. Varios disparadores pueden provocar que el mercado despierte y revierta todas sus ganancias e incluso caiga más. Debido a que la guerra con Irán es altamente improbable, es difícil argumentar que los precios subirán más alto de lo que ya han subido. Eso deja al mercado vulnerable a una caída rápida y furiosa. Los gestores de inversiones pueden estar esperando una "sorpresa de octubre", pero es más probable una liberación de las reservas de petróleo (que apalearía a los alcistas) que un improbable bombardeo por parte de los F-16 israelíes.

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