Baja el ritmo de fusiones y adquisiciones globales: Baker McKenzie
Las empresas son resistentes a los cambios geopolíticos que significan eventos como la presidencia de Donald Trump o la decisión del Reino Unido de salir de la Unión Europea. Sin embargo reaccionan ante la incertidumbre con una pausa en el ritmo de sus inversiones, dijo el presidente global de la firma de abogados Baker McKenzie, Paul Rawlinson.
“Lo que he escuchado de algunos clientes es que algunas decisiones están en pausa”, dijo en entrevista con Expansión el ejecutivo de la firma de asesoría legal con presencia en 47 países.
“Es difícil para las empresas, ya sea que estén negociando una fusión o una oferta pública inicial, ver el tono de las valuaciones cuando el escenario geopolítico está cambiando. Pero es una pausa, no un alto”, aclaró.
Las palabras de Rawlinson resuenan tras la desaceleración que tuvo el ritmo de fusiones y adquisiciones globales a 2.8 billones de dólares en 2016 desde los 3.4 billones de dólares registradas en 2015, cuando se tocó el mayor nivel desde 2007.
Ese descenso obedeció a que el año pasado estuvo marcado por las preocupaciones en torno a la economía de China, la caída en los precios internacionales del petróleo, la incertidumbre por el ‘Brexit’ y las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Se espera que ese ambiente de incertidumbre continúe al menos en el primer trimestre de este año y que las fusiones y adquisiciones lleguen a 2.5 billones de dólares al final de 2017.
Sin embargo, Rawlinson explica que al quitar el clima geopolítico, hay condiciones económicas fuertes globalmente.
“Hay crecimiento moderado en varios lugares. Los bancos están más fuertes, las compañías tienen efectivo. Hay un sentido de que las condiciones son buenas para hacer inversiones”, dice el ejecutivo que tomó las riendas de la firma global a mediados del año pasado.
Espera que la incertidumbre se vaya disipando en los próximos tres a seis meses, cuando se vean más claros los términos de la negociación entre la Unión Europa y Reino Unido y cuando la administración de Donald Trump defina su política de comercio.
Prueba de la incertidumbre que reina respecto a la política comercial de Trump es que apenas la semana pasada, la Casa Blanca dijo que un impuesto de 20% a las importaciones desde México sería la forma en la que se pagaría un muro entre ambos países. Esos comentarios fueron matizados más tarde para explicar que el impuesto era solo una idea.
“Todavía tenemos que ver exactamente qué va a ser propuesto”, explica Ralinson. “Si tomas el Brexit como ejemplo, toda esa charla y posturas todavía tiene que estar frente al parlamento británico en términos de un acuerdo. De la misma forma con las políticas de Trump, todavía tienen que pasar por el Congreso”.