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El escritor fantasma de Shakespeare era… ¿Shakespeare?

James Shapiro, profesor de la Universidad de Columbia, escribió un libro que confronta las teorías que dudan de la existencia del escritor
mar 27 abril 2010 06:22 AM
Shapiro defiende la existencia de Shakespeare por su importancia en la literatura universal
cnn-william-shakespeare Shapiro defiende la existencia de Shakespeare por su importancia en la literatura universal

Para la mayoría de la gente, el debate literario sobre quién escribió las obras de William Shakespeare no tiene mucho sentido. Después de todo, la obra es lo que cuenta, ¿o no? ¿Qué importa quién la escribió? 

Pero para James Shapiro sí es importante. El profesor de la Universidad de Columbia, y estudioso de Shakespeare, pasó 15 años trabajando en su libro de 2005, Un año en la vida de William Shakespeare: 1599. El trabajo detalla exhaustivamente un año clave en la carrera del autor, cuando escribió Enrique V y Julio César, y se volvió el hombre más representativo de la dramaturgia de lengua inglesa de la historia.  

Y aun así  no pudo convencer a los dudosos, que pensaban que el nombre de “William Shakespeare” era un seudónimo del verdadero autor. “Pensé que había hecho un gran trabajo mostrando que sólo Shakespeare había escrito las obras que se le atribuyen, e ingenuamente pensé que la gente dejaría de pensar que Shakespeare no había escrito a Shakespeare, pero lo que ocurrió es que le dieron la vuelta”, dijo.  

“Después pensé que tenía que detenerme y hablar de esto”. El resultado es el nuevo libro de Shapiro, Shakespeare refutado, en el que Shapiro cuenta la historia del movimiento antistratfordiano, el cual cree que una gran cantidad de gente —como el ensayista francés Francis Bacon, el noble Earl de Oxford, Walter Raleigh, Christopher Marlowe— escribió las obras que se le adjudican al hijo del fabricante de guantes de Stratford al norte de Avon, nacido hace 446 años.  

Es una teoría que ha atraído varias mentes famosas, como la de Mark Twain y Sigmund Freud, y pronto llegará a la pantalla con la última película de Roland Emmerich (2012), Anonymous.  

Para los antistratfordianos, Shakespeare, quien dejó atrás pocos registros personales, según los estándares modernos, era de pocas palabras, poco romántico (en su famoso testamento dejó a su esposa “la segunda cama más buena”) y muy ordinario como para haber escrito algunas de las mejores obras y poemas que conoce el hombre. Es una teoría que Shapiro rechaza tajantemente. Dice que los públicos modernos leen a Shakespeare con una sensibilidad moderna, pues creen que la obra del autor es autobiográfica, lo que no era el caso en la época de Shakespeare.  

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“Leemos de forma anacrónica, y esperamos hallar cosas en los libros que fueron escritos hace 400 años que no habrían tenido que escribir en esa época”, dice. “Pero las obras de Shakespeare y sus contemporáneos no escribían de forma autobiográfica. Escribían de acuerdo a historias que ellos mismos leían”.   

Agregó que la distinción es importante. “Parte de la duda sobre la autoría pretende descifrar a qué vida se le puede adjudicar la vida del autor de las obras. Los oxfordianos dirían que su persona tuvo tres hijas y que fue capturado por piratas. Pero otra persona tenía dos hijas y nunca fue capturado por piratas. Por lo tanto, el nuestro tiene mayores posibilidades de haber escrito esas obras. Por eso tanta locura, porque el resultado es de unos 50 o 60 contrincantes”.  

Claro que los oxfordianos no están de acuerdo. El libro de Shapiro ha sido atacado en las evaluaciones de Amazon porque hay quienes no creen en su tesis, y es criticado en sitios web antistratfrodianos. “Creo que hay una duda sobre la autoría”, dijo Michael Egan, profesor retirado de inglés que edita The Oxfordian, el periódico de la Sociedad Shakesperiana de Oxford. Él se considera a sí mismo un stratfordiano, y dice que está abierto al asunto y critica a Shapiro por algunos de los argumentos en su libro.  

“El caso de Oxford proviene del hecho de que casi todo lo que sabemos acerca de Shakespeare de Stratford no parece relacionable al autor de las obras”, dice. “Es una brecha entre lo que podemos inferir sobre el autor y sobre lo que sabemos acerca de Shakespeare de Stratford lo que ha levantado las dudas”.  

Según los registros de Shapiro, se trata de una batalla que está llena de partisanos retóricos y mala sangre desde que comenzó hace más de 200 años. Por ejemplo Twain escribió un libro corto al respecto; su contemporáneo, Henry James, también cuestionó la autoría de Shakespeare. Otros han creado códigos elaborados de paralelos biográficos. Los strarfordianos tienen pruebas, y ellos llenan esas brechas.  

En cuanto a esto, la batalla sobre Shakespeare tiene mucho en común con otras disputas. Kathy Olmsted, profesora de historia en la Universidad de California-Davis y autora de Enemigos reales: Teorías de conspiración y democracia estadounidense, dice que en la historia de Estados Unidos, las teorías de conspiración han surgido en una obvia falta de información.  

“Cuando la gente no tiene información o no puede obtenerla, especula sobre la historia real”, dice. “La gente busca las brechas y quiere llenarlas”. Además, dice que “se vuelve una religión. La gente que cree en estas teorías profundiza en ellas, y no quiere ver la evidencia que derroca sus tesis”.  

Es por esto que para Shapiro es muy importante establecer que Shakespeare escribió  a Shakespeare. “Hay mucho en juego con Shakespeare. En el juego de capturar la bandera literaria, este es el tema”, dice. “Si pueden decir algo sobre Shakespeare, pueden hablar de cómo funciona en general la literatura inglesa y la literatura en general”. 

Es particularmente receloso sobre la película de Emmerich, que está en proceso de producción y será protagonizada por Vanessa Redgrave, Rhys Ifans y Derek Jacobi, este último dudoso de la existencia de Shakespeare.  

“Será una película desastrosa para la gente que enseña Shakespeare”, dice. “En el piedra-papel-o-tijeras de las películas y el libro, la película le gana al libro”.  

Aun así, él espera que su libro, Shakespeare refutado, tenga un impacto. “No podré ganar la batalla, pero la puedo mantener a costa de lo que sea”. Está listo para dejar atrás a los baconianos, oxfordianos y marlovianos.  

“No puedo esperar a retomar a Shakespeare y escribir un libro. Me vuelvo más astuto luchando con las palabras de Shakespeare, y es muy emocionante. Pero pasar cinco años pensando en las fantasías de la gente no me vuelve más astuto”, dice. “Probablemente sí valió la pena, siempre y cuando el siguiente libro salga bien”.

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